El juego del que voy a hablaros esta vez es una reciente reedición de un clásico. El juego original tiene ya más de 25 años, pero tras un lavado de cara exhaustivo parece que nos encontremos ante una novedad más. A lo que no se le puede lavar la cara es a la jugabilidad, ya que el juego conserva las dinámicas originales del primer Inkognito, lo que hace que tengamos la sensación de estar jugando con conceptos típicos de los juegos de mesa clásicos.
Inkognito está ambientado en la Venecia carnavalesca, en la que las dos agentes secretos de un mismo bando tendrán que encontrarse entre las multitudes cubiertas con máscaras para llevar a cabo una misión secreta antes de que sus adversarios hagan lo propio. Estéticamente el juego es muy bonito y el lavado de cara le ha sentado muy bien. Tanto la caja, como el mapa, como las cartas y el resto de componentes han sido renovados para tener un aspecto más sobrio, acorde con los gustos estéticos de los jugadores actuales y es de agradecer. La calidad es apreciable, también, todo parece más sólido y resistente al paso del tiempo. Todos recordamos esos viejos juegos de mesa en una estantería, con la caja hecha jirones y las instrucciones partidas en trozos y para nada me gustaría que mi colección acabase sufriendo tanto.
Echemos primero un vistazo a los componentes del juego:
- 1 tablero de juego, mapa de venecia
- 16 piezas de juego de diferentes colores y complexiones
- 1 pieza de embajador
- 1 agitador enmascarado con 10 bolas de distintos colores
- 4 pasaportes con todas las combinaciones de misiones
- 1 bloc de apuntes
- 48 cartas
Al empezar el juego, cada jugador recibe 3 cartas en blanco y negro que marcarán su identidad, complexión y misión a cumplir. Hay 4 identidades posibles: Lord Fiddlebottom y Coronel Bubble, que se enfrentan a Madame Tza Tza y al Agente X. El juego está diseñado para 4 jugadores (aunque hay variantes para 3 y 5), de modo que cuando recibes la carta de identidad, ya sabes a quién tienes que buscar como pareja y quienes serán tus oponentes cuando los encuentres. También hay 4 posibles complexiones distintas, que se corresponden con las de las piezas de juego de cada color. Sólo una de estas piezas se corresponde con tu yo real, siendo las otras 3 agentes que trabajan para ti. La tercera carta en blanco y negro que recibas será una letra de la A a la D. Estas letras no quieren decir nada, por sí solas. Solo combinandolas con la de tu compañero sabrás qué misión tienes que cumplir, comprobando el pasaporte que todos tenéis.
Además de esas cartas en blanco y negro, que nadie más que tú debería ver, recibirás otras 8 cartas de tu color que te servirán para comunicar información privada sobre ti cuando te la pidan el resto de jugadores. Una vez recibidas las cartas, el juego puede empezar. Cada turno, el jugador correspondiente moverá el agitador enmascarado, que mostrará 3 bolitas de colores. Esas bolitas simbolizan los movimientos que se pueden realizar en ese turno: ya sea moverse por mar, por tierra, o mover al embajador, del que hablaremos en un momento.
Si uno de esos movimientos implica entrar en contacto (en la misma casilla) con alguna de las piezas de otro jugador, tendremos derecho a hacerle una pregunta a ese jugador sobre su identidad o complexión. Si le preguntamos sobre su identidad, ese jugador nos pasará 2 cartas de identidad y una de complexión de entre las cartas de su color, una de las cuales tiene que ser cierta. Si le preguntamos por su complexión, nos pasará 2 de complexión y una de identidad, una de las cuales tiene que ser cierta. Una vez hecho eso, tomamos nota de lo que nos han dicho y enviamos la pieza con la que nos hemos encontrado a donde queramos del tablero. Hay que decir que si un mismo jugador nos hace una misma pregunta y le respondemos con las 3 mismas cartas exactas tendremos penalización, lo que evita posibles bucles.
Si nos topamos con el embajador, podremos hacerle las mismas preguntas que le haríamos a cualquier jugador, pero cuando le preguntemos sobre un jugador, este responderá con solo 2 cartas (ya sean de identidad o de complexión), una de las cuales tiene que ser cierta. Luego mandamos al embajador a su casilla inicial y seguimos.
Como podéis ver, el juego requerirá que pasen varios turnos haciendo preguntas a los demás jugadores para que podamos deducir quiénes son nuestros oponentes y quién nuestro aliado. Una vez tengamos una idea clara de quién es nuestro aliado, cuando nos haga una pregunta podemos entregarle nuestra auténtica carta de misión, para que vea cuál de las misiones del pasaporte hay que hacer en pareja. Solo combinando ambas, y sabiendo ambos jugadores cuál es la misión se puede completar el juego. Una vez ambos jugadores de la pareja descubran cuál es la misión, será el momento de llevarla a cabo. Las hay fáciles como encontrarse con el embajador, y las hay difíciles como ir a la casilla en la que esté cierto personaje concreto del otro equipo (lo que implica haber deducido qué color y qué complexión tiene tu objetivo).
El primer equipo que cumpla su misión revelará sus cartas y, tras comprobar que todo se ha hecho legalmente, se le declara ganador. En caso de haber cometido cualquier error, el equipo contrario ganaría el juego. Habrá veces en el que el juego estará muy reñido y todo se dependerá de la suerte final y también habrá veces en que un equipo gane holgadamente frente a otro. Hay que decir que, aunque va en contra del juego hablar para dar a entender cosas a los demás, no hay problema ninguno en hacer gestos. Es más, cada personaje tiene su gesto signatura, que puede usar para dar a entender que es él. Eso, obviamente, se puede usar al revés para confundir al otro equipo.
Para ir acabando, mis impresiones generales: la verdad es que el juego es entretenido y que es muy interesante la parte de intentar deducir quién es quién a tu alrededor a través de las preguntas adecuadas en el momento adecuado. El sistema para determinar el movimiento de cada turno, el agitador enmascarado, es muy ingenioso. En la caja dice que dura unos 90 minutos, pero se pasan volando entre deducciones e intrigas. Como incluso durante el turno de otro jugador tendremos que estar pasando cartas y demás para intentar despistar, el juego no se hace pesado. No es de esos juegos en los que puedes ir a dar una vuelta hasta que vuelva a ser tu turno porque mirar cómo juegan los demás aburre a las ovejas. Los turnos son rápidos y lo que sucede siempre implica al menos a dos jugadores, con lo que siempre hay lugar para divertirse. Se nota, por otra parte, el aspecto old-school del juego. Tomar notas a lápiz, el gran nivel de azar, la ausencia de submisiones o añadidos superfluos se nota, incluso la temática, que se parece al Cluedo u otros similares, nos da una pista del tiempo que tiene este juego. Aun así, sigo creyendo que la reedición de este clásico de los juegos de mesa es todo un acierto. El lavado de cara ha funcionado y, con el enorme abanico de juegos que hay hoy en día, Inkognito aguanta bien los envites del tiempo.
[xrr rating=3.5/5]
Editado en España por Devir.
De 3 a 5 jugadores.
Tiempo de juego: 90 minutos
PVP: 40€