Miguelanxo Prado, un célebre autor gallego que se ha hecho hueco en la industria del cómic debido a obras como ‘Tangencias’ o ‘Trazo de tiza’, vuelve después de varios años sin pisar el noveno arte con una nueva novela gráfica que le ha propiciado el Premio Nacional del Cómic 2013. Ardalén, que es el nombre con el que ha bautizado al cómic, consiguió también el galardón a la Mejor obra del Salón del Cómic de Barcelona. Pero, ¿qué tiene Ardalén para que sea tan premiada?
La historia es un drama de corte fantástico, pero no de la fantasía clásica en la que se mezclan seres inimaginables, sino de la más cercana al realismo mágico creado por el difunto Gabriel García Márquez. Todo comienza cuando Sabela, una mujer de unos cuarenta años de edad que está sufriendo una mala época debido a su reciente divorcio, decide ir a un pueblo situado en el interior de Galicia para conocer más acerca de su desaparecido abuelo. Este, que se fue años atrás a las Américas en busca de trabajo con el que mantener a su familia, fue relegado a un segundo plano frente a sus hijas y nietas por parte de su mujer, quien no quería estar unida a un hombre que las había ‘abandonado’.
Pero en este pueblo existe un hombre llamado Fidel que también vivió numerosas aventuras por el Caribe durante las fechas en las que Francisco, abuelo de Sabela, estuvo por allí. El problema surge cuando la mujer va a hablar con este anciano, debido a que su mente delira en gran manera, no sabiendo diferenciar lo real de lo imaginario. De hecho podríamos tacharle de ser un naufrago que jamás ha salido a mar.
Pero poco a poco iremos viendo cómo la imaginación y los recuerdos dispersos de Fidel se van entrelazando hasta ir resolviendo el magnífico puzle que su autor ha esparcido sobre las páginas del cómic. Mientras tanto, Sabela tendrá que lidiar con los problemas que el propio pueblo esconde, como son las traiciones y las conspiraciones que van tejiéndose alrededor de Fidel.
Estamos así ante una obra preciosa, capaz de transportar al lector a un remoto pueblo del interior gallego, donde el Ardalén (un viento imaginario que sopla desde el sur del Océano Atlántico hacia el interior de las tierras gallegas) traerá consigo los recuerdos y aromas que arroja el mar.
Miguelanxo Prado no solo nos cuenta una interesante historia imaginaria, sino que le otorga una notable veracidad mediante numerosos documentos que se irán mostrando a lo largo de las páginas. Desde fotografías de La Habana, hasta páginas de diarios, cartas o artículos periodísticos tienen presencia dentro de Ardalén con el fin de que el lector pueda entender mejor el vasto mundo de la imaginación que se abre ante él.
La narrativa de la historia se presenta en un comienzo de forma tácita, pasando a continuación a revelar ciertos detalles que no sabremos cómo encajar, pero que irán tomando significado según avancemos en la historia. El autor unifica así el desarrollo de la historia con la mente de su principal personaje, tomando coherencia paulatinamente.
La obra está dividida en nueve capítulos que presentan una estructura narrativa interna perfecta, mostrando cada uno de ellos los hechos que su creador quiere plasmar de forma clara y directa, sin dejar lugar a duda. Pese a la sencillez de la trama presentada en un inicio, que hace que el lector piense que no puede extenderse por las más de 250 páginas del cómic, se va desenterrando un argumento mucho más profundo que concluirá con un desenlace cerrado. Ardalén no da lugar a dudas, siempre y cuando el lector abra su mente a lo que la historia le cuenta.
A esto le acompaña el excelente dibujo de la novela, donde el trazado de los personajes y los detalles plasmados cobran una singularidad apabullante. Los sentimientos de los protagonistas son perfectamente ilustrados, no haciendo falta que estos sean expresados mediante texto para entenderlos. El nivel de detalle de la obra va “in crescendo”, algo que demuestra el buen hacer del artista, quien estuvo tres años trabajando en el cómic. Desde la selección de colores, que plasma las distintas ambientaciones, hasta los detalles que acompañan a la imaginación de Fidel, ponen en relevancia el excelente trabajo de Prado.
La labor de la editorial Norma a la hora de encuadernar este cómic es soberbia. Con unas lujosas cubiertas a color en formato cartoné y un marcapáginas que acompaña a la tonalidad verde de su portada, tenemos ante nosotros 256 páginas a color por un precio recomendado de 25 euros. Ardalén se convierte así, por méritos propios, en una espléndida obra, aparentemente sencilla, que guarda en su interior los recuerdos y desvaríos de un naufrago que lidia diariamente con su propia imaginación, evocada por los olores y sonidos que el océano le envía.
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[note]EL NUEVO Y ESPERADO TRABAJO DEL GENIAL MIGUELANXO PRADO.
«Los recuerdos, que son muchos, van y vienen, sin que yo consiga colocarlos. Nunca estoy seguro de qué sucedió antes o después, me bailan los nombres, las caras… Es como si el libro de mi vida allá se hubiese deshecho y me quedara en las manos un puñado de hojas que no consigo ordenar de nuevo. A veces, incluso, es como si esos recuerdos no fuesen míos… Ni siquiera estoy seguro de diferenciar lo que he vivido y lo que he imaginado.»
Somos lo que recordamos. Pero la memoria no es un registro objetivo e inalterable. Sabela intenta reconstruir una historia, una parte de su historia, a través de los recuerdos de Fidel . Pero hay más hilos que se van entretejiendo en ese proceso de recuperación, otras personas, otras memorias. Porque también somos lo que los demás recuerdan.
Y en esas memorias, propias y ajenas, hay amor y cariño, y hay rencores y odios.
Por eso recordar no es inocuo. Pero quien no recuerda, no vive.
Después de tres años dedicado a Ardalén , Miguelanxo Prado nos ofrece su obra más extensa y ambiciosa hasta la fecha. Un relato fascinante sobre los recuerdos y la memoria, con personajes inolvidables y la maestría de uno de los mejores autores de cómic de nuestro país.
Premios de Miguelanxo Prado
– Mejor libro del año, Semana de la historieta de Madrid, 1986
– Premio Génie de la Convention de París, 1988
– Mejor obra, Salón del Cómic de Barcelona, 1989
– “Alph Art”, Salón de Angoulême, 1994
– Mejor obra, Salón del Cómic de Barcelona, 1994
– Nominación Premios Eisner, categoría Mejor Pintor, Estados Unidos, 1995
– Nominación Premios Harvey, categoría Mejor Obra Extranjera, Estados Unidos, 1995[/note]