Pronto se cumplirá el primer año del aniversario de la muerte de Richard Matheson. El autor norteamericano falleció el pasado 23 de junio, dejando atrás una amplia bibliografía que incluye novelas tan conocidas como Soy leyenda, guiones (muchos de ellos para The Twilight Zone) y, como en el caso que nos ocupa, historias cortas.
La editorial Gigamesh ha recopilado su Collected stories en dos volúmenes. El primero, que apareció el 28 de marzo como novedad, se titula Nacido de hombre y mujer, y otros relatos espeluznantes. Cuentos fantásticos / 1. Es el número 53 de la colección GIGAMESH Ficción.
Tras una presentación de Luis Pestarini y una muy recomendable introducción del propio autor que data de 1989 (con adenda de 2003) se suceden los 42 relatos que forman esta primera antología:
Nacido de hombre y mujer
El tercero desde el sol
Cuando duerme el que vela
Hijo de sangre
El hombre es lo que viste
El vestido de tela blanca
Regreso
La cosa
Por los canales
Guerra de brujas
Aviso previo
Hermanos de las máquinas
Co…
Querida, cuando estás cerca de mí
Casa de locos
Un bloque espacioso
El anuncio de la SRL
Un castigo proporcionado
La nave de la muerte
Desaparición
Los desheredados
Servicio de difuntos
Se cierra el círculo
El último día
Lázaro II
Legión de conspiradores
La niñita perdida
Conferencia telefónica
La casa carnicero
Intruso
La boda
Paja mojada
El ser
El niño curioso
Querido diario
Descenso
El muñeco que lo hace todo
El hombre que creó el mundo
La prueba
El viajero
Cuando se apaga el día
La danza de los muertos
En general, este primer volumen de la antología es todo un déjà vu para los aficionados al terror, ya que se tratan temas asimilados en el imaginario colectivo. Se nos muestra una preferencia marcada (y entonces casi revolucionaria) por el horror cotidiano por encima de lo sobrenatural. A pesar de las múltiples disculpas del autor por haber imaginado el futuro como algo que ahora parece demasiado cercano, los cuentos resultan todavía actuales y desasosegantes.
A través de sus relatos podemos conocer la mentalidad de Matheson, un hombre que se llama a sí mismo “don Paranoias” y que escribe, en especial, sobre las reacciones de un individuo o pequeño colectivo ante una amenaza mayor. Resulta de especial interés que al final de cada cuento se incluya una nota del autor en la que explica algo relacionado con la creación o la venta del mismo (inspiración, influencias, reacción de los editores, etc.). A partir de estas notas descubrimos que muchas de sus historias eran más “realistas” al principio, pero necesitaron incorporar elementos fantásticos para ser vendidas. Por ello, a menudo encontramos ingredientes de la ciencia ficción como robots, alienígenas o viajes en el espacio-tiempo. En una época en la que todo el mundo trataba de imitar a Bradbury (como afirma en “La cosa”, cuento ligeramente orwelliano), Matheson añade espectaculares giros finales a la narración, algo que el mismo escritor admite que se le da bastante bien. En muchas ocasiones, los cuentos que fueron adaptados al cine o a la televisión tienen una nota adicional que añade información acerca de directores e intérpretes.
La temática de sus historias es variada, pero suele girar acerca de la sospecha, la incomodidad y el pánico (algo que todo espectador de Dimensión desconocida recordará). Los hay más especulativos y los hay más centrados en el hogar, con pequeñas incursiones en el suspense y en la novela gótica. Se aprecia una evolución tanto en la experimentación de la forma como en la temática a medida que avanza el volumen: ya en la introducción, el autor explica como su matrimonio cambió el foco de atención de sus historias. Al principio, suelen tratar de un individuo acorralado pero, tras casarse, la amenaza tiende a ceñirse sobre todo el núcleo familiar. Se alternan miedos muy concretos y casi tangibles, como el miedo a tu propia ropa (“El hombre es lo que viste”), a los cuentos de la infancia (“Los desheredados”) o al desagradable conserje del edificio (“Un bloque espacioso”) con los miedos más personales de la novela psicológica, la traición de un ser querido (“Intruso”) o la pérdida de identidad (“Desaparición”).
Me ha sorprendido especialmente lo bien que funcionan sus cuentos de humor, cargados de ironía y con planteamientos que tan ridículos como prometedores: ¿Qué pasaría si ingerir comida por vía oral se considerara obsceno? ¿Qué ocurre cuando una extraterrestre venusiana pone un anuncio en una revista de contactos? ¿Cuál es el colmo de un hombre intelectual?
Hay material para todos los gustos y variedad suficiente como para que la lectura siempre resulte amena. Entre las 42 historias se encuentran casas encantadas, solapadas invasiones extraterrestres y terror cortado a medida para padres de familia, escritores o jóvenes universitarias. Yo he disfrutado especialmente con los cuentos cuyos protagonistas eran niños (“Nacido de hombre y mujer”, “Hijo de sangre”, “Por los canales” y “El vestido de seda blanca”) o adolescentes (“Guerra de brujas” y “Querido diario”), quizás porque son historias que dejan más a la imaginación. Por su sobriedad y el tono melancólico, terriblemente actual y un tanto cruel, recomiendo la inolvidable “La prueba”.
La edición de Gigamesh, de 592 páginas, cuesta 29,95 €. La traducción corre a cuenta de Pilar Ramírez (traductora de la que ya os hablamos en la reseña de Las luminosas) y la ilustración de la portada es de Alejandro Terán que ha trabajado ya anteriormente con la editorial, con portadas como la de Híbridos y engendros de George R.R. Mattin. Como suele ser marca de la casa, el tomo cierra con un Apéndice bibliográfico que incluye la cronología de relatos de género fantástico de Richard Matheson entre 1950 y 1954 y una nota sobre el autor. El segundo y último tomo de esta recopilación se titulará Pesadilla a veinte mil pies, y otros relatos espeluznantes. Se esperará con muchas ganas.
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