Antes de empezar con la review de esta semana, solo decir que me declaro fan incondicional de esta obra que me dispongo a analizaros en profundidad. Cómics como este no tenemos cada mes en las tiendas, lo cual lo hace muy especial. A mí, la figura del Joker siempre me ha parecido fascinante. Nadie sabe realmente quién es, su pasado, cómo terminó con esa demencia galopante que lo acompaña siempre junto a su traje violeta y su cara pálida como la cal. Aunque en este tomo se nos da alguna respuesta, como el mismo Joker siempre dice, un día recuerda una cosa, y al siguiente otra diferente, así que de momento no hay un origen 100% definido del personaje. Este tomo es el relato (y retrato) definitivo del Joker. Además, ya veréis que nuestro caballero oscuro favorito no anda mucho mejor que su némesis letal, en cuanto a cordura se refiere. Aviso de spoilers desde el principio…
Batman: la broma asesina es una historia centrada en el Joker, la antítesis de Batman por definición, y en la relación que este y Batman han llegado a desarrollar a lo largo de los años. El relato comienza cuando Batman va a hablar con el Joker al asilo Arkham para ofrecerle una alternativa a la batalla que ambos llevan librando desde hace años. Sin embargo este se ha fugado por enésima vez del manicomio. A partir de ahí, asistiremos a dos historia paralelas. Por un lado, a modo de flashbacks, se nos muestra el “origen” del Joker, la historia de cómo llegó a convertirse en el asesino desquiciado que es actualmente. Por otra parte, seguiremos el plan del Joker para secuestrar al comisario Gordon e intenta volverlo loco, atacando en el proceso y dejando inválida de por vida a su sobrina Barbara Gordon (antigua Batgirl), un hecho que acabará desencadenando en un inevitable encuentro con Batman.
Inicialmente publicado en 1988 bajo la autoría de Alan Moore, sería reeditado en 2008 retintado completamente por Brian Bolland. Una de las cosas más importantes de este tomo es que se desvela una parte trascendente de los orígenes de la enigmática figura del Joker, utilizando viñetas en tono sepia o en blanco y negro a modo de “flashback”, los autores nos hacen retroceder en el tiempo para ver cual fue el supuesto origen del payaso psicópata. ¿Y por qué os digo supuesto? Porque si hacemos caso a lo que el mismo Joker relata, ni siquiera él sabe a ciencia cierta cómo ocurrió todo. Unas veces recuerda una cosa y a veces otra distinta, jactándose así de preferir un pasado con opciones abiertas. Creo que esto fue algo muy inteligente. Veamos el caso de Lobezno por ejemplo. En Orígenes, tenemos narrado todo el pasado de Logan al detalle, complementándose este tomo con más historias más adelante. La gente demandaba un origen pero, por más genial que sea, le quita toda la gracia al personaje. Con el Joker, a mi modo de ver, lo hicieron genial, porque tienes un origen, que puede que sea cierto, pero puede que no, puede que solo cambie en un detalle mínimo, o puede que no tenga nada que ver. Y eso me encanta, por la cantidad de posibilidades y vida que le da al personaje.
Joker recién nacido |
El resumen de cómo se supone que “ocurrió todo” podría ser el siguiente: Joker era un ingeniero anónimo que deja su trabajo en una planta de químicos para convertirse en comediante, pero fracasa rotundamente. Desesperado por solventar económicamente a su esposa embarazada, accede a guiar a dos ladrones dentro de la planta y con esto ganar parte del botín. Mientras planeaban este robo en un bar, llega la policía y le informa que su esposa ha muerto electrocutada en un accidente casero. El ingeniero trata de salirse del plan, pero los ladrones le obligan a participar. En la planta, los ladrones le entregan una máscara y lo nombran «Capucha Roja» (Red Hood). Una vez adentro, son detectados por el personal de vigilancia y los dos ladrones son abatidos por los disparos de los guardias, pero el comediante logra escapar. En ese instante aparece Batman y el villano, huyendo, cae hacia una mezcla de químicos del cual logra escapar al exterior a través de un tubo. Una vez afuera descubre que la reacción química le cambió permanentemente la apariencia a la de una especie de payaso: piel blanca, labios rojos y pelo verde. Según el personaje, este cambio de apariencia, más los infortunios de un día, lo llevan a perder la razón y transformarse en el supervillano Joker.
El otro acontecimiento importante de este tomo lo encontramos en el disparo que le propina el Joker a Barbara Gordon en la columna, la cual queda paralítica de por vida. La escena es bastante aterradora, como solo el gran Alan Moore puede describir. La carrera de la que fue Batgirl queda truncada para siempre, pero esta, en su afán por seguir ayudando a Batman, decide poner toda su inteligencia y sus recursos a su disposición bajo el nuevo seudónimo de Oráculo.
Pero las penas de la familia Gordon no terminan aquí. El comisario Gordon es secuestrado por el Joker, el cual quiere averiguar hasta donde es capaz de aguantar hasta volverse loco, enseñándole fotos de su hija desnuda y con el balazo en el vientre. Cuando por fin Batman llega para liberar a Jim y encuentra al Joker, asistimos a uno de los momentos clave y mejor narrados de la historia del personaje. El Joker le cuenta un chiste a su archienemigo. Es muy malo, rematadamente malo, pero por alguna extraña razón a Batman le hace gracia y empieza a reírse a mandíbula batitente junto con el malvado payaso. Así acaba la Broma Asesina, con un chiste malo, con unos personajes riéndose como si fueran amigos de toda la vida y con un mensaje claro: el Joker y Batman son distintas caras de la misma moneda. Aquí es donde realmente nos damos cuenta de que Batman no está bien de la azotea. No me entendáis mal, eso lo sabíamos de siempre, pero la escena en sí te da que pensar cuan lejos está ya Bruce Wayne de la realidad y qué cerca está de perderse en un mundo que el mismo ha levantado, y del que realmente no quiere salir. En definitiva, si aún no lo tenéis, lectura recomendada.
Escrito por José Carlos Cabra