Esta semana nos acompaña un chico muy especial. No sólo es el protagonista de un manga, un anime y varios OVAs, sino que, además, está inspirado en un personaje real. Se trata de Kenshin Himura: El Guerrero Samurái.
En su etapa fantástica Kenshin tiene dos facetas bien diferenciadas: su aparición como samurái justiciero que ayuda a los más desvalidos, y su cara oculta, la de Battosai el Carnicero, un despiadado asesino.
Kenshin: Guerrero samurái y cocinilla en sus ratos libres |
Kenshin Himura, un samurái errante (un ronin), conoce en Tokio a Kaoru Kamiya, responsable de un dojo familiar de kendo. A partir de este momento, decide asentarse en la ciudad y hacer una parada en sus viajes. Estamos en el décimo año de la era Meiji (1878). Kenshin es una persona amable, simpática, apacible y poco proclive a la violencia. De hecho, porta una katana con el filo invertido, con la que no es posible cortar. Además de esto, su estancia en Tokio le permite ayudar a los más necesitados con sus habilidades de samurái. Todo ello sin recibir ningún tipo de recompensa que la gratitud de las personas.
Su vida en Tokio es sencilla: ayuda a Kaoru en las labores del hogar, hace la comida y lava la ropa. Si hay algún niño pequeño, también hace de niñera. No bebe, no fuma y no juega. En definitiva, todo un partido para Kaoru, que ve en este samurái todas las virtudes que una dama casadera podría ver en un joven bien parecido (y que, además, es samurái). Este aspecto hace que, entre ambos personajes, se mantenga una tensión sexual evidente aunque no sean pareja.
El aspecto de este samurái es peculiar. No se trata de un fuerte guerrero de presencia imponente, sino de un muchacho pelirrojo (aunque tenga 28 años, aparenta bastantes menos), de estatura baja, complexión delgada y sonrisa perpetua. Ni siquiera su cicatriz en forma de cruz en su mejilla izquierda endurece sus rasgos.
Pero esta es una de las apariencias de Kenshin, porque el guerrero samurái, como todo hombre de guerra que se precie, tiene un pasado. Y, en este caso, su vida anterior distaba mucho de la que lleva en Tokio. Fue la época en la que Kenshin Himura fue Battosai el Carnicero.
Shinta Himura encontró su infancia interrumpida a causa de la guerra civil que sacudió Japón. No sólo su infancia, sino su vida, habrían desaparecido de no ser por Hiko Seijuro, un maestro de la espada que lo salvó de unos bandidos y le dio el nombre de Kenshin (“corazón de la espada”), un nombre más apropiado para un guerrero. Himura presenció el asesinato de los viajantes con los que vivía (ya que sus padres habían muerto de cólera), y la violencia no volvió a abandonar su vida. Con el paso del tiempo, y gracias a sus habilidades, pasó a formar parte del grupo que se oponía al gobierno dictatorial del Shogunato Tokugawa.
En este punto hay que hacer un inciso para entender la situación de este país en esa época. Tras casi tres siglos de gobierno feudal a manos de la familia Tokugawa, se inició una rebelión. El grupo Ishin shishi, partidario de una nueva época, se enfrentó al Bakufu Tokugawa, gobernantes de ese Japón feudal. Y es en este momento cuando los miembros del Ishin shishi descubren a Kenshin o, mejor dicho, a Kawakami Gensai, samurái real en que se inspiró Nobuhiro Watsuki para la creación de Kenshin.
Kawakami Gensai (1834-1871), monje budista que se unió al Ishin shishi. Se le conoce por ser
uno de los 4 grandes hittokiri del período Bakumatsu (los últimos años del shogunato Tokugawa).
Aunque su aspecto es similar al de Kenshin (bajito y de rasgos finos, a cierta distancia se le podía
confundir con una mujer o un niño), su historia y su personalidad difieren en gran medida de la
del personaje del manga.
Kenshin, al servicio del Ishin shishi, se labra una reputación como asesino y guerrero invencible y es el responsable de la muerte de importantes figuras del gobierno. Cansado de la espiral de asesinatos, Kenshin se promete no volver a matar con la espada una vez que termine la restauración. De la guerra guardará dos marcas en su mejilla: una, fruto de una herida de combate; la otra, fruto de una herida en el corazón. Ambas formarán la “X” distintiva en su rostro.
Sin embargo, su relativamente tranquila vida en Tokio se verá alterada por la aparición de Makoto Shishio, un antiguo miembro de los Ishin shishi que conoce bien la leyenda del Hittokiri Battosai, por una sencilla razón: él fue su sucesor. Planeando la venganza contra el gobierno que lo traicionó, Makoto volverá a traer los recuerdos del pasado a la vida de Kenshin.
El personaje de Kenshin es uno de los mejores trabajos en recreación histórica y fantástica que hemos tenido la oportunidad de descubrir en los últimos años. Watsuki refleja en un solo personaje la capacidad que tienen las personas de cambiar por las experiencias vividas. Kenshin es una alegoría de la redención que ha sido dibujada de un modo fantástico y que nos ha hecho conocer un poco más de la historia de Japón.
Escrito por P. Borrego