“El invierno cae sobre Manhattan, y parece que va a ser eterno. Una alfombra blanca hace que la ciudad parezca limpia por unas horas… hasta que, bajo las pisadas, la nieve se vuelve sucia y gris. Matt Murdock es ciego… por eso se pierde una hermosa mañana. Lo único que siente es ruido de coches y un frío que le llega a los huesos. Por eso su vida se va a derrumbar”.
Continuamos el recorrido a través de los más grandes arcos argumentales del ‘Hombre sin Miedo’, arribando en esta ocasión a la célebre y multipremiada historia de Born Again. Un relato que sacudió al Universo del cómic en 1986 y que fue aclamado por la crítica debido a su trama compleja e impactante. Tres largos años habían separado a Frank Miller de la publicación que lo lanzó a la fama, pero esto cambió en 1985 cuando el escritor anunció su regreso para darle vida a Matt Murdock en Daredevil #219. Unos meses después, Miller co-escribió con Dennis O’Neil Daredevil #226, un tomo que serviría como pretexto para lanzar la historia que reseñaremos a continuación.
A partir de Daredevil #227 y hasta el #333, Frank Miller y su nueva pareja creativa, el dibujante David Mazzucchelli, se encargarían de mostrar al mundo una faceta casi inexplorada del héroe escarlata: por primera vez desde su accidente, Matt Murdock lo perdería todo. Daredevil siempre ha sido un defensor de la justicia y un estandarte de la moralidad, características que aprovecharía Miller para establecer de manera brillante un símil bíblico, mismo que estaría presente a lo largo de toda la obra. En pocas palabras, Born Again es su versión de ‘La Pasión’, sólo que en ella se trata ‘La Pasión y Muerte de Daredevil y La Resurrección de Matt Murdock’.
‘La Pasión de Daredevil’ comienza con la figura de Judas representada por la ex-novia de Murdock, Karen Page, quien vende una carta con la identidad secreta de su amado para conseguir una dosis de droga. Este hecho desata un auténtico Apocalipsis (Daredevil #227), tal y como señala el título del primer tomo, sobre todo cuando la información confidencial revelada por Karen llega a las manos del Kingpin, la representación del Mal. El monstruoso villano invierte gran parte de sus recursos para llevar a Matt Murdock al desastre, comprando a uno de los policías más honorables de la ciudad (Nicholas Manolis) para inculpar al ahora abogado desempleado por un crimen que no cometió. Poco a poco las malas noticias se empiezan a juntar para Matt cuando su novia en turno, Glorianna O’Breen, decide dejarlo e iniciar una relación con Franklin ‘Foggy’ Nelson. Esta serie de eventos comienzan a causar estragos emocionales en alguien más que Matt Murdock, en Daredevil, quien ha dejado el sigilo y la precisión de lado para conseguir información del criminal que intenta arruinar su vida, derramando sangre que en cualquier otra situación no derramaría. Sin luz, sin gas, sin empleo y sin prestigio, Matt Murdock perdería el resto de su paciencia, y de su cordura, cuando al llegar a su hogar, este simplemente estalla y se destruye por completo. Al menos ahora sabe quién era el culpable…
Cuando Frank Miller comenzó a escribir este arco argumental se encontraba en su madurez artística. A pesar de su salida de Daredevil, nunca dejó de aprender y de mejorar durante su paso en publicaciones como Renin, por lo que su regreso al título no pudo venir en mejor momento. Durante los 7 números que abarcan la historia, Miller demuestra un despliegue narrativo espectacular, pocas veces visto en publicaciones de esa época. La primera persona está reservada a Matt Murdock y Ben Urich, personajes inicialmente inactivos, que van a ver cambiadas sus vidas a lo largo de la trama. Todos los que desencadenan la acción para sus propios fines son narrados en tercera persona, mientras que para el resto de los personajes la narración ocurre en secuencia.
En el siguiente tomo, Purgatorio (Daredevil #228), podemos ver a Matt completamente derrotado y sumido en una profunda depresión, venganza es todo en lo que piensa, destruir a Kingpin es todo lo que desea. La habitación de un motel en ínfimas condiciones serviría como hogar por una noche, Murdock no necesitaba más, unas cuantas horas de descanso eran suficientes para planear el ataque final contra Wilson Fisk. Simultáneamente otra historia de desgracia se está llevando a cabo, en algún lugar de México, Karen Page se encuentra inmersa en un mundo de drogas y prostitución, consciente de su fatal error, pero con un problema aún mayor: el Kingpin ha mandado a matar a todos los que estén enterados de la existencia de la carta y eso la incluye. De regreso a Manhattan, Matt Murdock ha ido en busca del Kingpin, pero Fisk está listo para atender a su visita y lo recibe la brutalidad que lo caracteriza. La batalla es reñida al principio, pero al final la balanza se inclinaría del lado del Kingpin, dejando inconsciente al ‘Hombre sin Miedo’. El jefe criminal de la ciudad ya tenía un plan para acabar con Murdock de manera definitiva: lo pone inconsciente en un taxi robado, echan el taxi al East River, con las puertas cerradas y el cinturón de seguridad con un proceso químico parecido a la oxidación, por si fuera poco, el dueño del taxi fue asesinado con el bastón de Matt. Parece un plan infalible, pero nunca se debe subestimar a Daredevil.
En el aspecto visual, David Mazzucchelli llegaba a esa publicación como uno de los dibujantes más jóvenes de la industria (25 años), pero bien respaldado por Miller y ya con éxito en sus trabajos anteriores. Las ilustraciones son perfectas para la historia, la ambientación en la que nos vemos inmersos al leerla es increíble e inolvidable. Los cambios físicos que ocurren en los personajes a medida que sus vidas entran en desgracia también son de admirar. Y en general, la química que transmite el trabajo en equipo de Miller y Mazzucchelli se ha visto pocas veces en la historia del cómic americano.
Paria (Daredevil #229) es el tercer tomo del arco argumental y en él descubrimos a la versión más deprimente de Matt Murdock jamás vista. Como un vagabundo común y corriente, el otrora abogado rememora los momentos más importantes de su vida, al mismo tiempo que yace inerte en un grotesco basurero. Todavía asimilando el haber escapado de la muerte, un Daredevil al borde la locura es atacado por un bizarro Santa Claus, que es no nadie más que Turk, un viejo matón del Kingpin que desconoce que el mendigo al que apuñala es el ‘Hombre sin Miedo’. Pero en este número el verdadero protagonista es Ben Urich, quien ha descubierto la razón que llevó al policía Nicholas Manolis a declarar en contra de Matt Murdock: su hijo agoniza y necesita un tratamiento urgente, tratamiento que sólo el Kingpin puede pagar. El periodista fue al Instituto Médico en donde se encontraba el hijo de Nicholas. Cuando el policía se disponía a confesar todo lo que había hecho, la supuesta enfermera resultó ser un asesino más del Kingpin y atacó a ambos. En ese mismo momento, Matt regresaba a la casa de su padre en la ‘Cocina del Infierno’ y se reencontraba con el viejo gimnasio de su padre. Mientras intentaba golpear un viejo saco de sparring, su cuerpo no pudo más y Murdock cayó desvanecido. Unos instantes más tarde, aparecería un personaje clave en el desarrollo de la historia, una mujer que Matt había recordado toda su vida…
Cada uno de los primeros tres episodios que analizamos anteriormente, significativamente titulados: Apocalípsis, Purgatorio y Paria, comienzan con un Murdock durmiendo en posturas progresivamente fetales que anuncian un futuro renacimiento y, dadas las resonancias bíblicas, la última imagen de esta pasión (Daredevil #229) tiene un parecido a la Pietà de Miguel Ángel.