
Si la primera parte se ubicaba antes, durante y posterior al primer videojuego (Assassin´s Creed) mostrándonos más detalles de cómo Desmond era atrapado por los Templarios, su estancia en Abstergo y cómo consigue escapar de dicho laboratorio con la ayuda de Lucy; esta segunda parte se desarrollará antes de los sucesos acontecidos durante el tercer videojuego (Assassin´s Creed: Brotherhood) mencionando únicamente sobre el segundo (Assassin´s Creed II) que Ezio les ha proporcionado gran información.
Esta segunda parte se centrará en mostrarnos nuevas aventuras inéditas, pues veremos cómo fue el trayecto realizado por Desmond y el resto de asesinos en camión hasta Monteriggioni y los altercados sufridos durante este. También profundizará más en Aquilus (presentado en “Assassin´s Creed 1: Desmond“), antecesor de Desmond perteneciente a la época romana que deberá investigar una trama de traición al credo de los Asesinos.
Repitiendo guionista, Eric Corbeyran sigue ayudándonos a conocer detalles de la historia de Desmond y sus antecesores que en los videojuegos no aparecían. Si en el primer volumen se centraba principalmente en Desmond, en este segundo tomo repartirá el peso del
El guionista logra dar más intensidad a la historia durante las partes en las que se centra en Desmond, ya que el principal atractivo de la obra es conocer más este personaje y su relación con el resto de asesinos. Al igual que ya hizo en el anterior tomo, Corbeyan introduce nuevos personajes a la serie, algunos ya conocidos (como Shawn o Rebecca) o algunos solo vistos en dicha serie (como el científico Geier o Accipiter, el primo de Aquilus). Una vez que se centra en Aquilus, la historia pierde fuerza, ya que el arco argumental que protagoniza dicho personaje se desarrolla de forma rápida impidiendo que el guionista pueda definir el personaje y evitando a su vez que el lector consiga entrar de pleno en la historia. Pero esto no evita que la parte protagonizada por Aquilus sea interesante, pues ofrecerá un misterio que queda sin respuesta pendiente a una solución en el próximo número.
También repite en el apartado gráfico el francés Djillali Defali, el cual, a pesar de en ciertas ocasiones mostrarnos dibujos fríos y faltos de perfilar los detalles, siempre son dinámicos y mantienen la calidad que ya nos mostró en el anterior tomo. La labor de Defali se encuentra enaltecida por los colores de Alexis Sentenac, los cuales ofrecen intensidad a los dibujos.

En resumen, nos encontramos con una obra que, aunque no alcanza la calidad del anterior, es bastante recomendable para continuar la serie y comprender el entramado desarrollado por el videojuego. Una lectura que mantiene la esencia de la saga de videojuegos y que los lectores seguidores de esta podrán leer sin problemas.
Un artículo escrito por Antonio Cañestro Lanzadera



