Como no hay dos sin tres, ya tenemos por aquí las andanzas del sheriff Grimes y sus compañeros, unidos por un apocalipsis zombi de proporciones bíblicas.
El invierno ha pasado, y la relación entre ellos los ha unido más que nunca, convirtiéndolos en un grupo compacto y seguro de sí mismos, ejemplo es la larga introducción en la cual no llegan a pronunciar palabra.
Pero el embarazo de Lori está muy avanzado y deben buscar un refugio seguro en el que descansar unas semanas. ¿Y qué mejor que una cárcel abandonada, ya solo poblada por reclusos y guardias zombificados, y provista de enfermería, cantina y un pequeño arsenal?
Vemos que la trama de este primer episodio no difiere de lo que conocemos del cómic de Robert Kirkman. Han querido respetar al máximo el material original, y aunque haya matices que veremos hacen que cambie a personajes y situaciones, van en perfecta armonía.
Una de las novedades y según las demandas de los seguidores es el estreno de Michonne, que aparecía brevemente al final de la segunda temporada. Una espadachina provista de una afilada katana, y que siempre va acompañada de dos zombis, desprovistos de brazos a los que agarrarle, y de bocas que morderle.
Este personaje será crucial para entender mejor la serie, ya que proporcionará, unos de los mejores momentos vividos en el cómic, y cuyo diseño es de los más atractivos que han pasado por ella.
Visualmente, este episodio proporciona a los amantes del gore y la sangre las dosis justas, viendo lo contrario del final de la segunda temporada, el humano triunfando sobre el muerto viviente, hecho que proporciona un atisbo de esperanza a los protagonistas.
Puedes escapar de los muertos, pero nunca podrás escapar del futuro que te depara el destino.