Las adaptaciones al cine de las distintas obras de Alan Moore han corrido siempre una suerte nefasta en su mayoría. La única más o menos valorada por el público es V de Vendetta, y como adaptación es… “aceptable”. Más allá de la moda creada alrededor de la figura de V (ayudada por movimientos sociales que no tienen cabida aquí) el cómic tiene una serie de mensajes que la película acaricia tímidamente su superficie, y la profundidad de los personajes secundaria se anula para ensalzar una relación amorosa entre los dos protagonistas poco creíble e innecesaria. Sí, volved la vista atrás en el párrafo y veréis que os estoy hablando de una de las mejores adaptaciones, por lo que uno puede perfectamente imaginarse cómo serán las otras…
Con tal panorama no es de extrañar que el propio Moore reniegue de dichas adaptaciones, hasta el punto de pedir que su nombre no figure en los créditos, además de afirmar que no ha visto ninguna de las últimas (su cabreo viene justamente tras ver Desde el Infierno). Y es una lástima, porque se ha perdido una de las mejores adaptaciones, ya no de sus obras, sino de cualquier medio ya sea cómic, libro o videojuego. Y es precisamente la que él mismo afirmó que era su obra más complicada para ser adaptada. Hablemos pues de Watchmen.
Para los que no conozcan la obra original, un pequeño resumen: nos encontramos en una realidad alternativa en la que Nixon fue reelegido por tercera vez como presidente de los Estados Unidos, país que ganó la guerra de Vietnam y que ahora mismo se encuentra al borde de una guerra nuclear, con las agujas del reloj del juicio final a cinco minutos de la medianoche. Además un hombre ha sido asesinado, alguien que resulta ser un antiguo vigilante, y aunque todo podría haber quedado como anécdota en la página de sucesos de un diario sensacionalista se convierte en una conspiración que implica a todo el grupo de los Watchmen y la seguridad de la raza humana.
Los que han leído la obra original saben que Moore no exageraba cuando decía que se trataba de su obra más compleja para ser adaptada. Muchos personajes, con muchas tramas interconectadas, largas conversaciones y un argumento para adultos complejo y lleno de detalles, un producto que raramente interesa a Hollywood, más decantada a ofrecer productos más sencillos capaces de llegar a un mayor público. Sin embargo con lo que Moore no contaba es el respeto incondicional que los creadores de la película tenían por su obra. Desde el guion, escrito por David Hayter (guionista también de X-Men y su segunda parte, el origen de todas las adaptaciones de cómics que ahora inundan las carteleras, aunque es más conocido por ser la voz de Solid Snake en Metal Gear), en el cual estuvo trabajando años, pasando por la dirección a manos de un Zack Snyder que venía confiado tras el éxito de 300, y aunque llevó consigo alguno de sus malos hábitos (demasiado uso de la cámara lenta y una excesiva y discutible recreación de las escenas más subidas de tono y sangrientas) sin duda cuidó hasta el último detalle por respetar al máximo la obra original, consiguiendo un montaje quizá demasiado duradero para lo que es común (la película pasa las tres horas), pero un mal necesario, sin duda, para intentar incluir todas las tramas posibles (a destacar por ejemplo la escena del entierro), y una estupenda selección de canciones (con excepción quizá de Hallelujah, pues convierte la escena en algo casi paródico), consiguiendo uno de los mejores créditos de inicio de los últimos tiempos (y que youtube no nos deja compartir con su canción original):
Y si el trabajo técnico está a la altura, el interpretativo directamente roza la perfección. Todos los actores parecen disfrutar con su papel y lo hacen completamente suyo, a destacar El Comediante y El Doctor Manhattan, uno con su irónico (y en ocasiones macabro y repulsivo) humor, y el otro ayudado del CGI para llevar a la gran pantalla a uno de los personajes más poderosos de la historia del cómic (y por extensión del cine). Pero si alguien resalta por encima del resto hasta el punto de hacer suyo el espectáculo en Watchmen ese es sin duda alguna Rorschach. Jackie Earle Haley demostró en esta película que es uno de los mejores actores que una adaptación de un cómic ha tenido nunca. No es que interprete magníficamente al perturbado Rorschach, simplemente él ES Rorschach.
El argumento tiene a pesar de todo algunas omisiones a la obra original, además de un cambio bastante importante al final, aunque no solo no cambia el mensaje sino que encaja perfectamente con la historia: cambia el modo, pero no el mensaje. Además es una película que se disfruta en un segundo visionado encontrando los muchos guiños al gran plan y a la conducta errática de algunos personajes una vez que sabemos la historia, además de algunos secretos (referencias a Batman en los créditos incluida).
Resumiendo, Watchmen es una gran película no solo porque está basada en una gran novela gráfica, sino por el buen hacer de todo su equipo, que han convertido esta adaptación en un manual del buen hacer y respeto por la obra original.