A pesar de que la Tierra logró sobrevivir, durante la saga Crisis Infinita varios superhéroes murieron o decidieron abandonar el rol para reflexionar sobre sus vidas y su trayectoria, siendo este el caso de Superman, Batman y Wonder Woman. Tras esto, el mundo se quedó durante un año sin sus mayores protectores, pero esto no implica que durante dicho año no existiesen superhéreos. Todo lo contrario, algunos superhéroes que habían estado a la sombra del trío principal de DC ahora saldrían a llenar el vacío que habían dejado los que se habían ido. Esa es la historia de 52, un cómic en el que queda reflejado lo acontecido durante ese año.
En este segundo volumen retomamos la historia de Renee Montoya y Question, quienes, siguiendo la pista de la agencia criminal Intergang, llegarán a Kahndaq, el país reinado por Black Adam, quien ahora comienza a dar un enfoque mucho más benévolo a su forma de gobernar debido a Isis, su nueva esposa. Continuando la búsqueda del hermano de esta última, ella y Black Adam aunarán fuerzas con Montoya y Question para localizar a Intergang.
En la otra punta del universo, Adam Strange, Animal Man y Starfire continúan su odisea de retorno a casa cuando son sorprendidos por Lobo, quien acaba de abandonar la violencia para convertirse en un arzobispo de una iglesia creada por él. Este les ofrecerá ayuda a los viajantes para regresar a casa pero… ¿a qué precio?
Por otra parte, en Metrópolis, mientras Acero se culpa por su fracaso con Natasha, esta comienza a liderar Infinity Inc., un nuevo grupo de jóvenes cuyos poderes han sido obtenidos gracias al proyecto de Lex Luthor mediante el cual este ha comenzado a vender superpoderes a cualquiera. Pero este grupo no es el único que intentará llenar el hueco dejado por la JLA, pues una nueva coalición de superhéroes intentará crear una nueva JLA.
En este tomo también volveremos a ver a Ralph Dibny, antiguo Elastic Man, quien seguirá buscando la forma de hacer volver de entre los muertos a su amada Sue, pero ahora cuenta con la ayuda de un viejo amigo. También reaparecerá Booster Gold, quien buscará recuperar su reputación para lograr hacer frente al nuevo superhéroe de moda, Supernova.
Estos numerosos arcos argumentales y alguno más se encuentran organizados por cuatro de los mejores guionistas del panorama actual: Geoff Johns, Grant Morrison, Mark Waid y Greg Rucka. Para evitar que cada autor le dé su narrativa personal a cada historia, estos redactarán juntos cada capítulo del cómic, logrando una brillante uniformidad en los numerosos y distintos arcos argumentales de esta saga narrada a tiempo real, es decir, cada capítulo es una semana del año en el que se encuentran desaparecidos Superman, Wonder Woman y Batman, dándose un total de 52 semanas o capítulos.
Si el anterior tomo podía pecar de que su desarrollo era mínimamente lento debido a que tenía que presentar a cada uno de los personajes, su situación y su historia, en este entraremos de lleno en el desarrollo de los arcos argumentales ya presentados en el volumen anterior, tomando la historia mucha más fuerza y dinamismo. A pesar de esto último dicho, la obra puede seguir siendo un tanto lenta, pero al igual que en el anterior tomo, en ningún momento esto hace desmerecer a la historia. El cómic, aunque se encuentra formado por multitud de arcos argumentales, todos es
tán desarrollados en perfecta concordancia manteniendo la continuidad y, lo que es más importante, no perdiendo la constante intensidad que marca la obra cuando se pasa de una historia a la otra, una intensidad en las historias que hace que el lector se mantenga pegado a las páginas.
El cómic, aunque se encuentre protagonizado por secundarios del universo DC, obviando los cameos de algunos superhéroes de peso, el lector en ningún momento perderá el interés en los personajes que protagonizan la obra debido a que los autores realizan una gran labor en cuanto a la definición de los mismos, destacando el trabajo con Montoya, Question y Black Adam, pues, aunque el cómic también contiene las historias típicas de superhéroes, 52 es un cómic principalmente de personas y de las distintas aspiraciones y relaciones que estos tienen.
Al igual que en el anterior tomo, numerosos dibujantes, como Eddy Barrows o Chris Batista, son los encargados de definir los bocetos creados por Keith Giffen. Que todos se basen en los mismos bocetos hace que el cómic, a pesar de la diversidad de dibujantes, mantenga la calidad y la estética con unos magníficos dibujos a los que ayudan el coloreado y el sombreado.
ECC se encarga de ofrecernos nuevamente este tomo en un formato cartoné de lujo con el que vuelven a hacer rivalidad directa a otros formatos de alta calidad de otras editoriales. Por un precio de 25 euros, este segundo tomo contiene desde la semana 14 hasta la 26, o dicho de otra manera, 12 capítulos. Además, en sus 304 páginas nos encontramos una gran cantidad de material extra, como comentarios de los autores al final de cada capítulo, bocetos, portadas originales o una introducción que nos recuerda lo sucedido anteriormente.
A modo de conclusión, decir que lo que se dejaba entrever en el primer volumen ahora toma forma mostrándonos multitud de brillantes historias que crean el mosaico de un proyecto innovador y ambicioso. Un volumen bastante recomendable que supera a su antecesor y que mantendrá a los lectores a la espera de la próxima entrega para saber cómo continúan las vidas de sus protagonistas.
Un artículo escrito por Antonio Cañestro Lanzadera
