Viaje con nosotros si quiere gozar, viaje con nosotros, a mil y un lugar y disfrute, de todo al pasar y disfrute, de las hermosas historias que les vamos a contar.
Así es como empezaba una famosa canción de la Orquesta Mondragón y más o menos como dice la canción es como nos sentiremos los lectores que leamos “La ruta Joyce” de Alfonso Zapico, pues gracias a esta obra, nos trasladaremos junto a su autor a los lugares por donde Alfonso Zapico pasó en su búsqueda de la documentación y la inspiración para completar otra de sus obras, la ganadora del Premio Nacional del Cómic 2012, “Dublinés“, que nos contaba la vida del escritor James Joyce, tal y como ya os reseñamos aquí.
La verdad es que es increíble cómo Zapico puede convertir una ruta de viaje, un proceso de varios años de documentación sobre otra obra suya, en un tebeo de fácil lectura, ameno y lleno de detalles que nos harán disfrutar a más de uno, tanto si hemos visitado los lugares por los que pasa el autor como si no lo hemos hecho; esto es debido a que no se centra únicamente en las zonas más turísticas y de más nombre sino que también nos habla de lugares de la periferia o no tan turísticos que son del agrado del autor por diversos motivos o, sencillamente, por haber sido lugares que fueron referentes en la vida de James Joyce o que aportan datos interesantes sobre el famoso autor de “Ulises“.
Ahora es cuando habrá quienes piensen que si no se ha leído “Dublinés“, no merece la pena hacerse con “La ruta Joyce” porque no se van a entender ciertas referencias que se hacen sobre sucesos narrados en el cómic ganador del Premio Nacional del Cómic del pasado año pero nada más lejos de la realidad. Si bien es verdad que hay referencias del cómic, se puede leer como la ruta de viaje para la que fue concebida, así como se lee sobre rutas de viaje de turistas que exponen sus vivencias en determinados blogs. Si bien es verdad que haberse leído antes “Dublinés” puede ayudar, no es imprescindible porque también consigue el efecto inverso, es decir, que leyendo “La ruta Joyce”, queramos leer “Dublinés”, tras lo cual, también podríamos disfrutar aún más de este último al conocer detalles actuales del Dublín, Trieste, París y Zúrich de la época de Joyce, lugares que Zapico recorrerá en esta obra.
Y la verdad es que ya de inicio disfrutaremos con la introducción que realiza Zapico, mostrándonos el impulso artístico que le llevó a hacer realidad “La ruta Joyce” y, ofreciéndonos una metáfora explicativa narrada e ilustrada en las páginas 8 y 9 de la obra, que derrocha ingenio y creatividad, algo que seguirá derrochando en las cuatro etapas en las que transcurrirá este cómic, además de las interesantes escalas o “intermezzos”, como él mismo los llama, por los que pasará en su ruta. Sin embargo, lo que realmente nos interesa son los detalles que nos cuenta en su viaje por cada una de las ciudades que también recorrió James Joyce, detalles que son abundantes tanto en su narración como, una vez más, en sus dibujos.
Por un lado, nos centraremos en los detalles narrados, los cuales nos resultarán sumamente interesantes, pues su ruta tiene desvíos que hacen más ameno el viaje que haremos con Zapico, en los cuales descubriremos su paso por Bilbao y la divertida conversación con su editor o veremos el momento en el que ingresó en la Mansión de los Autores de Angouleme, su lugar de residencia; además nos ofrecerá detalles sumamente interesantes tanto históricos, como de punto de vista sobre monumentos, ciudades y lugares en general, mostrándonos los cambios que han tenido estas ciudades en tan solo un siglo y haciendo una crítica socio-política-económica de alguna de estas ciudades. Además habrá detalles que nos llamarán la atención, como por ejemplo, el hecho de que en una de estas ciudades, estuvo en el lugar que sirvió como Academia Jedi en Star Wars, tal como él mismo nos cuenta. Por otra parte, no solamente he de ensalzar el detalle de los lugares, sino también es muy destacable que nos muestre más sobre aquellas personas que tuvo a su alrededor en esta ruta y que, de una forma u otra, le ayudaron a sacar adelante el proyecto de “Dublinés” y, por ende, de “La ruta Joyce”, desde su mujer y compañera de viaje, Manuela, pasando por su editor, Fernando, sus amigos y compañeros de profesión en Angouleme, Álvaro Ortiz y Martín Romero o cada uno de los amigos y expertos en la vida y obra de James Joyce que se fue encontrando por cada uno de los lugares que visitaba, haciendo que todo y todos en la lectura de esta obra, sea mucho más familiar para el lector. Además, nos arrancará una sonrisa en más de una ocasión con muchas de sus anécdotas que relata con un gran sentido del humor, aportando esos toques cómicos tan necesarios para el lector.
Por último, he de destacar el dibujo de la obra, pues muchas veces, con la sencillez se dice mucho y eso es lo que consigue Alfonso Zapico con sus dibujos. Si bien es verdad que la narración nos ubica, lo que hace con sus dibujos es trasladarnos directamente a los lugares que Zapico recorre, descubriéndolos junto a él o rememorándolos si en alguna ocasión ya habíamos estado en alguno de estos lugares.
“La ruta Joyce” es un cómic editado por Astiberri Ediciones en formato rústica con solapas de 15×21 cm en blanco y negro y con 208 páginas, las cuales disfrutaremos desde la primera a la última por el precio de 15€. Sin duda, uno de los cómics con los que más he disfrutado y que recomiendo a todos y cada uno de los seguidores de La Casa De EL y de Alfonso Zapico.