En 1974 los Monty Python estrenaron su segunda película, Monty Python and the Holy Grail (y que siguiendo la tradición en nuestro país pasó a llamarse Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores… de haberse estrenado años más tarde seguramente la habrían llamado “Busca como puedas” o algo parecido). Se trata de una comedia muy acorde con su peculiar sentido del humor en la que se utiliza y parodia la leyenda artúrica como excusa para criticar la vida moderna con la Edad Media como base de la sátira. Una película muy entretenida que ha sabido envejecer perfectamente, con muchos de sus gags igual de divertidos que entonces, alguno incluso pasando a formar parte del día a día en internet.
La película nos cuenta una historia conocida por todos, la del rey Arturo y la búsqueda de Camelot primero, y la del Santo Grial a continuación. No lo hará solo, pues cuenta con la ayuda de sus fieles caballeros; Sir Lancelot el Valiente, Sir Gallahad el Puro o Sir Robin no-tan-valiente-como-Sir-Lancelot. Para ello se enfrentarán a peculiares enemigos como caballeros de armadura negra que siguen plantando cara a pesar de perder todas las extremidades, Scotland Yard, un castillo protegido por franceses impertinentes, hombres que dicen “ni” e incluso un conejo asesino… como podéis ver, el humor absurdo abunda en todo momento, empezando desde los mismos créditos de inicio.
La historia de la película es poco más que un pretexto para enlazar un gag tras otro, sin profundidad o desarrollo alguno, pero en ningún momento lo busca o lo necesita. Tampoco destaca en ningún apartado técnico (la película contaba con un bajo presupuesto), y factores como la dirección (a cargo de dos integrantes de los Python, Terry Gilliam y Terry Jones) pasan desapercibidos, con la impresión de que el resultado habría sido el mismo independientemente de quién se sentase en la silla del director. Sin embargo los actores se encuentran en todo momento en su salsa, demostrando que realmente disfrutaban de su trabajo y consiguiendo algo que muchos actores más laureados son incapaces: hacernos reír. Al fin y al cabo se trata de una comedia que sentó las bases del género y es que para algo se consideran a los Monty Python los padres del humor absurdo moderno, y casi cuarenta años después la película sigue influenciando a autores y humoristas del mundo entero, desde Padre de Familia a obras en el otro extremo del mundo como One Piece (mas allá del humor recurrente del manga, el personaje de Baskerville está inspirado en el Hombre de tres cabezas). Además la película en sí cobra importancia argumental en la novela Ready Player One, aunque no contaremos aquí el motivo para no estropear las sorpresas a los que todavía no se hayan leído esta entretenida novela.
Volviendo al tema del bajo presupuesto, este provocó que la producción fuera muy acelerada, rodándose la película en un mes. Pero de nuevo demostraron su maestría e ingenio en esto del humor y convirtieron muchos de los contratiempos en grandes momentos de la historia del humor en el cine: ¿Que no puedes permitirte unos caballos? No importa, usas unos cocos para simular el trote, en una primera escena que inmediatamente conecta con el espectador y deja claras las intenciones de la película (además de ilustrarnos sobre los hábitos migratorios de las aves). Igualmente en el apartado interpretativo la película cuenta con pocos actores, con los Python interpretando a varios personajes a la vez, consiguiendo un resultado final muy cómico y entrañable (impagable el ver a John Cleese gritándose a sí mismo, interpretando a Sir Lancelot y a un soldado francés al mismo tiempo).
El ritmo a veces se vuelve lento y algunos gags son quizá demasiado simples y alargados, pero apenas son un par de momentos concretos que para nada afectan al resultado final. Como curiosidad final añadiremos que en nuestro país la película cuenta con dos versiones, la primera de ellas estrenada en 1975 y la segunda con un nuevo doblaje remasterizado, a cargo de los mismos actores que participaron en el doblaje de La vida de Brian, otra de las grandes películas de los Monty Python de obligada visión, pero eso ya es otra historia.