El fin de una trilogía (¿por qué siempre 3?) siempre tiene ese matiz agridulce. El primero, el dulce, es obviamente el mejor de ellos, pues llegas al fin de la historia y por fin te desvelan ese gran secreto guardado durante miles de páginas, has vencido. Pero por otro lado, la sensación de vacío que te deja el despedirte de los personajes con los que has pasado tantas horas también afecta. Quizás en esta saga de Nacidos de la Bruma todavía se haga más patente, pues los personajes son los que hacen que la historia avance, es un libro sobre personajes y no sobre la historia en sí. La evolución de los integrantes de la obra es la que permite seguir adelante de una forma tan sencilla y directa. Brandon Sanderson ha conseguido algo que pocos podrían: escribir un libro donde todas sus páginas son aprovechables y ninguno de sus personajes te puede dejar sin una reacción.
Aviso para navegantes, este es el tercer y último de la trilogía por lo que habrá SPOILERS y, por lo tanto, no es aconsejable seguir leyendo a los que todavía no han leído todos los libros.
Han pasado varios meses (un año más o menos) desde que Vin liberase a Ruina del Pozo de la Ascensión y el mundo ha cambiado mucho. Ahora las brumas ya no desaparecen con la luz del alba, se quedan y en algunos casos matan… los paisajes están llenos de ceniza (mucho más que antes) y hay escaramuzas de enemigos allá donde mires. Una de esas escaramuzas llega hasta un pueblo que está a punto de ser devastado, pero es entonces cuando Elend, (sí, el nuevo emperador) les salva de las garras de los koloss. Obviamente nadie cree que es su emperador, pero como es alomántico y se ofrece a enseñarles a pelear contra los enemigos llegan a un rápido entendimiento. Desde aquí la narrativa es frenética y no suceder pasar cosas, como el ataque del padre de Elend, reclamando el trono como suyo. Pero ahora el emperador ya no es más un asustadizo y novato político, pues el tiempo le ha hecho madurar y es hora de asumir su responsabilidad.
¿Dónde está Vin? Pues donde debe, al lado de su marido y debe cumplir como tal a pesar de que no le gusta ser la cara visible del imperio, nunca se le ha dado bien actuar bajo la luz del sol. Vin es quizás el personaje más complicado y se ve una evolución a lo largo del libro mientras va descubriendo como la han estado usando para un propósito mucho mayor del que ella nunca pudo pensar, pues quizás eliminar al Lord Legislador fuera el deseo de alguien al igual que el liberar a Ruina… quién se está preparando para tomar el mando de los Inquisidores.
El otro de los protagonistas es Sazed, quien se siente destrozado por la pérdida de su amor. En todas sus páginas se hace patente la importante pérdida que supone para él y al lector se le transmite con una facilidad pasmosa en la que Sanderson demuestra de nuevo su buen hacer. Quizás puedan parecer unas páginas duras y cansinas, pero en mi opinión solo hacen más que plasmar ese abatimiento y difícil situación que está viviendo. Es el personaje más atormentado de todos los que tiene el autor, pues ya no puede canalizar su dolor a través de todos sus estudios de las religiones, ya no sabe en qué creer ni durante cuanto tiempo ha vivido engañado. Es un alma en pena.
En cuanto a los secundarios tenemos a dos importantísimos y otra vez se demuestra como Sanderson sabe manejar a los personajes secundarios a la perfección a pesar de contar con muchas menos páginas. El primero de ellos es Fantasma, otro personaje bastante atormentado, aunque este lo es por el hecho de ser un “héroe” oportunista pero con mucha fe en que pueda llegar a cambiar la situación. Debido a muchas de sus decisiones impulsivas, o por la casualidad del tiempo y el lugar se verá convertido en un símbolo para muchos como en otrora demostrase ser Kelsier. De hecho, en muchos momentos me ha recordado mucho al personaje que tanto echo de menos. Me repito como en la reseña del anterior libro, no es que se note realmente su marcha, pero sí que era un personaje muy vital y muy bien escrito, aunque su legado es tan extenso que es como si realmente no hubiera desaparecido. El otro de los secundarios con un papel importantísimo y escasas páginas es el de Marsh, quién hará que podamos descubrir como “trabaja” Ruina. Marsh por su parte intentará por todos los medios impedir que el plan del malvado triunfe, aunque sabe que no tiene ni media oportunidad. De hecho, su periplo le hará enfrentarse a cosas que nunca creía capaz de hacer, incluso el tener que ir en contra de sus compañeros.
Como veis la reseña no está centrada en su historia, sino que a raíz de sus personajes se puede ir deshilachando la trama central que cada vez se intrinca más. El libro tiene el mismo efecto y los que construyen los lazos y los hechos son los personajes y sus decisiones. No os penséis que tan solo existen estos personajes, pues cuenta con un elenco grandioso con personalidades totalmente marcadas y llenas de trasfondo. Finalmente, el relato sufre un poco del síndrome Perdidos, no en su final sino en la relación de dos fuerzas más allá del entendimiento humano, aunque a mi parecer Brandon Sanderson lo lleva a otro nivel y consigue transmitir a la perfección su dualidad entre el bien y el mal.
El final es sublime y apenas hay un par de cuestiones sin resolver que seguramente veremos aclaradas en sus libros venideros, pues cabe recordar que hay varios libros planeados dentro de la saga aunque situados tiempo después. El ritmo puede parecer lento en algunos momentos y quizás a algunos os recuerde a El Temor de un Hombre Sabio, pero considero que es un punto importante: a veces es necesario tener un tiempo de transición entre tantos sucesos y esa elocuencia que nos regala Sanderson cada pocas páginas hace que la lectura sea ágil y devoremos el libro en pocos días. Y este es otro punto importantísimo, pues el libro cuenta con casi 800 páginas aunque al terminarlo nos parecerá casi corto.
Un final redondo para la trilogía que no ha hecho más que ir in crescendo y que a muchos se nos quedará grabado a fuego durante muchísimos años. Hacía tiempo que no leía a un autor romper con tantos convencionalismos en cuanto a la fantasía hasta tal punto de eliminar por completo el “viaje del héroe” e introducir un sistema de magia tan brillante y fresco como este. Además se demuestra que no todas las trilogías dependen de la venta de su primer ejemplar y que estaba todo pensado desde la primera hoja del primer libro hasta la última del tercero. Se ha convertido para mí en un clásico y una de mis sagas favoritas. Ediciones B, en su colección Nova, ha hecho un gran trabajo al recuperar todos los trabajos del autor y conseguir una traducción tan bien llevada, teniendo en cuenta que hay términos inventados por el autor y se podían perder fácilmente (lost in translation…). Con ganas de leer el siguiente libro que toma lugar en el mismo universo aunque tiempo después y a la espera de que salga la segunda trilogía. Sanderson es tan grande que en unos años puede ponerse al nivel de Martin o Tolkien, sino tiempo al tiempo.