Los más viejos del lugar recordamos con mucho cariño las películas que Walt Disney produjo desde finales de los setenta hasta la mitad de la década de los ochenta. Se trataba de películas que nos atrapaban y nos evadían de las miserias cotidianas que teníamos que sufrir aquellos que no disfrutábamos con los deportes y preferíamos conversar sobre películas, tebeos (todavía no eran cómics), cromos o nuestro concurso favorito que siempre era Un, Dos, Tres.
Los guiones eran atractivos y tocaban temáticas que atrapaban nuestras tiernas e inocentes mentes: extraterrestres, aventuras exóticas, superhéroes y ciencia-ficción. Recuerdo con mucho cariño películas como Escape de la montaña embrujada, El último vuelo del arca de Noé, Oz un mundo fantástico, El gato que vino del espacio o, la que titula el artículo, El abismo negro.
No eran superproducciones como La guerra de las galaxias o la saga Indiana Jones. A veces, se veían los cables que simulaban la telekinesis o se distinguían las maquetas. Pero, todo ello nos daba igual porque la historia nos atrapaba.
El abismo negro estaba protagonizada por Maximilian Schell interpretando al Doctor Hans Reinhardt, Anthony Perkins como Doctor Alex Durant, Robert Forster como el Capitán Dan Holland e Yvette Mimieux como Doctora Kate McCrae. Fue dirigida por Gary Nelson.
El argumento era el siguiente:
En el año 2130 la nave espacial Palomino (el nombre se refiere a los caballos de pelaje palomino) está de regreso a la Tierra después de 18 meses de búsqueda de la vida humana por el universo.
V.I.N. Cent., un pequeño robot de la nave detecta por medio del radar un misterioso objeto orbitando alrededor de un agujero negro, resultando ser la “Cygnus”, una nave perdida hace veinte años a la que se le ordenó su regreso a la Tierra y que desobedeció la orden, desconociéndose desde entonces qué había sucedido con ella y con su tripulación.
Por cierto, si veis similitudes con alguna película actual os aviso que quizás no son casuales. Esta película tiene una legión de fans entre los cuales se encuentra el mismo Steven Spielberg, que ya intentó hacer un remake.
Jon Spaihts, autor del guión original de Prometheus cuando estaba pensado como una secuela real de Alien, se encargará de escribir el guión y Joseph Kosinski, que está a punto de estrenar Oblivion, será el director.
Evidentemente, el tono será más oscuro y filosófico, pero los fans de la versión de Disney esperamos el remake con impaciencia.