Los aficionados a los juegos de estrategia por turnos están muy maltratados en nuestro país, ya que, con la excepción de los juegos para ordenador, apenas salen títulos de esta índole para otro tipo de plataformas. Es por ello que cuando un videojuego de este tipo se lanza, se convierte en todo un acontecimiento. Este es el caso de Fire Emblem Awakening, el juego que nos ocupa.
Hablar de Fire Emblem es hacer referencia a una de las sagas de rol táctico más famosas del mundo y también al buque insignia de Nintendo para este tipo de género. Por tanto, su lanzamiento ha sido una de las grandes apuestas de la gran N para su portátil tridimensional.
La trama de Fire Emblem Awakening nos traslada al Sacro Reino de Ylisse, donde los bandidos enviados por el Reino de Plegia y, recientemente, los Resurrectos, soldados resucitados que aparecen por todo el país; están causando estragos el reino. Nuestra misión será, por tanto, ocuparnos de estas amenazas con el fin de defender el reino.
De este modo, como Chrom, príncipe de Ylisse, y los Custodios, sus guerreros; deberemos poner fin a la supuesta actitud hostil de Plegia y averiguar de dónde vienen los Resurrectos para evitar que vengan más. Pese a que la historia pueda parecer tópica en un principio, tiene un buen desarrollo y posee varios giros argumentales interesantes, sobre todo al final del juego.
Mencionar también la gran variedad de personajes que tiene el título, tanto en cantidad como en calidad puesto que cada unidad es única y tiene un carácter diferente, de modo que siempre encontraremos uno con el que nos sintamos identificados o nos guste. Este hecho también es relevante para el combate, puesto que permite a cada jugador forjar su propio estilo.
En cuanto a la mecánica del juego, en Fire Emblem Awakening los combates se disputan en un tablero dividido en casillas, donde los personajes se irán moviendo por turnos. Es decir, primero el jugador mueve las unidades que desee; y después el enemigo moverá las suyas. Obviamente, los personajes del juego también atacan, por lo que cuando estemos a una distancia apropiada de una unidad contraria -normalmente a su lado- podremos atacarle. A su vez, la inteligencia artificial hará lo propio hasta que uno de los dos gane el combate.
El sistema de juego de esta entrega es una mecánica muy fácil de aprender, pero complicada de dominar debido a los múltiples factores que deberemos tener en cuenta a la hora de atacar con una unidad o mover a la misma. A saber, el triángulo de las armas, que de una manera similar al piedra-papel-tijera otorga a cada arma debilidades y fortalezas; el tipo de terreno, que nos dotará de mayor capacidad de evasión o nos curará en cada turno; o un sistema de apoyos que beneficiará a unidades aliadas adyacentes. Hay muchos más aspectos a considerar, pero estos son tres de los más importantes.
Para los experimentados en la saga, la mecánica del juego es similar a los anteriores pero introduce tres características nuevas. Primero, la posibilidad de unir unidades para que luchen juntas y así aumentar su poder, algo que resulta muy útil para proteger a un personaje herido. Segundo, la posibilidad de crear nuestra propia unidad y usarla en combate. Y, por último, un sistema de apoyos mejor implementado, en otras palabras, ofrece mejores datos de las bonificaciones que otorga. Mencionar también que si logramos llegar al nivel máximo de apoyo ocurrirá algo muy interesante, pero no voy a desvelar nada para no aguaros la sorpresa.
En el combate deberemos ser cuidadosos ya que, a diferencia de otros juegos del género, los personajes que nos eliminen o “nos maten” no podremos volverlos a usar. Además, si eliminan a ciertos personajes, perderemos la batalla automáticamente. Si lo anterior os suena demasiado complicado, no os preocupéis porque el título cuenta con dos modos diferentes: el clásico, donde si los personajes son eliminados no pueden volver a usarse; y el casual, en el que los eliminados pueden volver a usarse. Por otro lado, existen varios niveles de dificultad que, unidos a los dos modos anteriores, hacen que cada jugador pueda elegir el modo de juego que quiera de entre las diferentes opciones existentes.
Un factor a destacar del juego es su duración, ya que un servidor ha tardado unas 30 horas en completarlo en modo normal clásico -sin contar los capítulos que tuve que hacer de nuevo-. Si a esto le sumamos los desvíos o capítulos opcionales que aparecen justo antes del final, el juego ronda las 35 horas. El título tiene bastantes alicientes para volver a ser jugado, ya sea por querer probarlo en una dificultad mayor, por experimentar tácticas nuevas, usar a personajes distintos…
Respecto al apartado gráfico, los personajes del juego y, sobre todo, sus cinemáticas poseen una estética anime muy conseguida; lo que dota al título de un estilo propio en cuanto a gráficos. Hay que destacar especialmente las cinemáticas, las cuales tienen una calidad excelente a mi entender. Las animaciones de los combates también poseen una calidad notable, aunque, como es lógico, no logran impresionarnos tanto como las cinemáticas. El resto, debido a la mecánica del juego, pasa bastante más desapercibido.
Como conclusión, nos encontramos ante un imprescindible para los aficionados al género y, más concretamente, para la portátil tridimensional de Nintendo, independientemente de lo avezados que seáis en la estrategia por turnos. Mencionar que existe una demostración jugable, por lo que si tenéis dudas con respecto al juego recomiendo probarlo antes para haceros una idea de su mecánica.