Por gentileza de La Factoría de Ideas, en esta ocasión nos disponemos a hablar de Rebelde, el primero de una saga impresionante de libros de ciencia ficción militarista centrados en el personaje de Kris Longknife. A decir verdad, nunca había sido especial fan de la ciencia ficción militarista, un género al que siempre había visto lleno de clichés relamidos y repetitivos. He disfrutado, como mucha otra gente, de libros como Starship Troopers o películas como Aliens, y sé que Orson Scott Card me podría atraer bastante, algún día me dejaré llevar por toda la gente que me lo ha recomendado. Cuando llegó a mis manos este libro y le eché un vistazo a la contraportada, pensé que sería un tostón, la verdad. Me alegra poder decir que me equivocaba.
Repasando el argumento, nada me atraía especialmente. Kris Longknife, una joven alférez que acaba de alistarse a la marina, es la protagonista de la historia. Lleva el apellido Longknife, que la identifica con toda una familia de grandes guerreros y políticos poderosos, o lo que es lo mismo, ha crecido como una niña mimada y ahora se rebela ante lo que se esperaba de ella. Es, cómo no, una buena combatiente, y ha sacado muy buenas puntuaciones en la academia militar. Lleva siempre consigo a Nelly, un ordenador portátil de ultimísima tecnología que la mantiene informada de todo lo que sucede a su alrededor, más práctico que cualquiera de los ordenadores que tiene la marina. Esa ayuda extra, que se ha pagado con su parte de la fortuna familiar, le hace las cosas mucho más fáciles durante sus misiones. En cierto modo me recuerda a un Tony Stark femenino: rica, inteligente y ayudada por medios tecnológicos para saber más y hacer más que los demás, aunque con un carácter mucho menos chulesco. Va siempre acompañada de su fiel amigo Tommy, un marine mezcla de chino e irlandés ligeramente gruñón pero bondadoso. Uno esperaría que hubiera algún tipo de interés amoroso entre ellos o incluso con otra gente, pero no es el caso. La novela carece absolutamente de nada parecido al amor, ni siquiera al sexo. Y la verdad, no lo necesita, esto es ciencia ficción militarista destilada hasta alcanzar la máxima pureza. Aunque pueda parecer que las premisas de las que parte el libro son tediosas, tenemos que recordar que son las premisas de las que parte todo este género.
El libro está claramente estructurado en tres partes, o misiones. El libro empieza con la primera misión de la alférez Longknife liderando a un grupo de marines para rescatar a una niña secuestrada de manos de un grupo de indeseables. Sin estropearos nada del argumento, diré que, sospechosamente, los secuestradores tienen acceso a tecnología muy avanzada y el modo en que se sucede la misión huele a chamusquina. Durante estos primeros momentos, vamos recibiendo flashes de cierto momento traumático de la infancia de Kris, lo que ayuda un poco a congeniar con un personaje ligeramente plano, de buenas a primeras.
La siguiente misión es la que está mejor trabada del libro. Olimpia, un planeta antaño muy fértil, productivo y próspero, sufrió la erupción de un volcán gigantesco que cubrió de cenizas todo el planeta y desde ese momento, que no ha dejado de llover un solo minuto. El hecho de encontrarnos en un planeta en el que todo el mundo está deprimido bajo la lluvia, con todo cubierto de barro, nos ayuda a meternos más profundamente en la historia. Aquí, la Alférez Longknife tendrá que lidiar con bandas de saqueadores organizadas para poder distribuir la ayuda humanitaria a quien más la necesita, mientras se las ingenia para hacer que todo el sistema de la base de la marina funcione mejor. Pero, de fondo, también hay algo sospechoso en cómo han ido las cosas en ese lugar. Todo empieza a apuntar, muy claramente, a alguna especie de complot mucho más grande de lo que ella esperaba. De la tercera misión, por su importancia, no quiero revelar nada. Sólo diré que es la que da nombre al libro.
Y bueno, como sensaciones generales, ha sido un poco lo que me imaginaba, pero sin la parte aburrida. Me explico: tiene todo de clichés del género seguidos a rajatabla, desde el personaje principal (una Mary Sue en toda regla) hasta el modo en que se desarrollan las varias tramas, todo tiene ese aire de dejá vu. Y, pese a esa sensación de estar lidiando con temas demasiado obvios y consabidos, me lo he pasado bien. Me lo he leído en cuatro ratos. Se me ha hecho ciertamente corto. El mundo tiene muchas sutiles peculiaridades que le dan vida a la trama, y hay muchos misterios sin resolver que te hacen querer seguir con la saga. Aunque en todo el primer libro no aparece un solo no-humano, hay referencias constantes a la civilización Iteeche, con la que la humanidad tuvo un duro enfrentamiento hace casi 100 años y de los que no se sabe nada y sé que tarde o temprano harán su aparición. Hay naves que pueden cambiar de forma y redistribuirse, hay láseres, hay multitud de planetas por explorar. Hay toda una historia familiar detrás de las novelas que aún está por ser contada. ¿Qué puedo decir? Ha sido un placer inesperado, este libro. Si hay toda una larga saga basada en este personaje publicada en Estados Unidos, será por algo. Este libro no busca complicarse la vida con temas complejos y frases rebuscadas. Este libro cuenta las hazañas bélicas de Kris Longknife, y si os gustan las situaciones de riesgo extremo, los relatos de ingenio y habilidad y la acción pura y dura, esta saga no os defraudará en lo más mínimo.
La semana que viene hablaré del segundo libro de la saga, que ha publicado recientemente La Factoría de Ideas y que ya estoy empezando a leerme. Hablaré también de su autor, Mike Shepherd, de su trasfondo, y de las otras obras que ha publicado. También hablaré de Scott Grimando, el artista de las portadas de la saga. Me temo que cuando me acabe el segundo libro me quedaré con ganas de seguir leyendo los siguientes y me tocará esperar. En todo caso, la semana que viene más y mejor aquí, en La Casa de EL, con la reseña de Kris Longknife: Desertora.
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