Tras mantenernos en vilo cerca de medio año, por fin Norma publica el último tomo que compone Death Note, la serie que empezó a publicarse en Japón en el 2003 y que ha conseguido convertirse en uno de los shonen manga (género de historias de origen nipón dedicadas principalmente a los adolescentes) más importantes del género gracias al genial argumento ideado por Tsugumi Ohba y a los dibujos realizados por Takeshi Obata, dos autores que también colaboraron juntos para traernos la colección Bakuman, igualmente publicada por Norma. El trabajo de Ohba y Obata tiene como fruto una colección que se caracteriza principalmente por pertenecer al género detectivesco, a pesar de que cuya base es completamente fantástica. Gracias a esta cuidada y medida unión de géneros, Death Note ha sido capaz de atrapar a lectores pertenecientes a multitud de diversos rincones del planeta. Además, y a pesar de que en principio era una serie principalmente destinada a lectores juveniles, también ha sido capaz de atrapar a lectores de todas las edades.
En el anterior volumen, vimos cómo el equipo de Light asaltaba la guarida de Mello para robarle a este su Death Note y, tras esto, cómo le devolvía el cuaderno al shinigami responsable del mismo. Las cosas cada vez se volvían mejores para Light, Mello había desaparecido y había un cuaderno menos por el que preocuparse, pero un paso clave en el camino hacia la sociedad utópica que buscaba Light llegó cuando EE. UU. anunció que dejaría de investigar a Kira. Como consecuencia de esto, SPK, el equipo americano liderado por Near encargado de investigar a Kira, fue disuelto, pero aun así, estos decidieron seguir actuando por su cuenta. Gracias a la colaboración de Mello, Near fue capaz de verse con un miembro del equipo de Light, quien le reveló la información suficiente para que Near dedujese que el actual L era Light Yagami, quien a su vez era Kira. A partir de aquí, Near supo actuar de modo que algunos miembros del equipo de Light desconfiasen en el pensando que era Kira. Por su parte, Light también hacía nuevos amigos, ya que, gracias a un programa de TV dedicado a Kira, le cedió el cuaderno que tenía Misamisa a Teru Mikami, un ferviente seguidor de Kira que se muestra mucho más eficaz que su antecesora.
Esta última entrega comienza cuando Near decide trasladarse con todo su equipo a Japón a sabiendas que allí ocurrirá la batalla final entre él y Kira. Allí, donde Kira casi ha logrado ya la sociedad utópica que busca y aquellos que le son desleales son acusados de crimen, Near sentencia que Kira es Light Yagami, pero a pesar de esto, no detendrá al mismo hasta haberse hecho con una prueba fehaciente que corrobore sus afirmaciones. Para ello, pone en marcha un cuidadoso y elaborado plan para ir minando a Kira. Por un lado, Near continuará dejando a Kira sin sus colaboradores, pues tras hacer que su propio equipo desconfié de él, apartará de Light a Misamisa. Near también logra descubrir que el encargado de hacer las purgas actualmente es Teru Mikami, indicándole a Gevanni que le realice un seguimiento exhaustivo al mismo para corroborar esto, algo que logra. Pero no son Near y Kira los únicos que planean sus movimientos, pues cuando menos se lo esperan, aparece Mello para secuestrar a otra de las aliadas de Kira, Takada, la cual servía para que Kira y Teru se comunicasen entre sí. Finalmente, cuando ambos ya han realizado todos los preparativos, Light y Near se dan cita en un abandonado almacén para zanjar de una vez por todo el asunto de Kira. Una vez que allí se encuentren ambos personajes con sus respectivos equipos, se sabrá si finalmente Kira vence o pierde.
Tsugimi Ohba continúa guionizando la historia sin llegar a encandilar al lector como lo hacía antaño, llegando a abusar de las escenas en la que los protagonistas repiten una y otra vez en voz alta sus planes haciendo que la historia pierda el dinamismo y la capacidad de sorpresa que tenía al comienzo. A pesar de estos momentos, hay otros en los que sí tiene más fuerza y en los que consigue atrapar la atención de los lectores. Sin lugar a dudas, uno de los mejores momentos del tomo es el final, el enfrentamiento cara a cara entre Kira y Near, pero, aunque logra crear un ambiente tenso por tal de conocer el final, más que el esperado duelo parece un concurso sobre quién ha sido más inteligente y previsor de los dos.
Por su parte, como viene siendo de costumbre, Takeshi Obata se mantiene en el dibujo, dando prioridad a los detalles con sus trazos limpios y transmitiendo las emociones de los personajes. Una de las objeciones que se le podría poner a su trabajo es que en algunas ocasiones nos encontramos con unos dibujos carentes de profundidad.
Norma publica el último tomo de la serie de nuevo en su lujoso formato Black Edition. Este sexto volumen recopila en sus 416 páginas los capítulos 89-108 al más que justo precio de 14,95.
A modo de conclusión, decir que nos encontramos ante un tomo más que recomendable para cualquier lector que haya estado siguiendo la historia, ya que contiene el esperado desenlace. Además, gracias al final de la historia, Tsugumi consigue aumentar la calidad de la obra que estaba teniendo hasta ahora.