Un cuento sirve para recrear una situación y enseñarnos cómo actuar bien y mal ante ella. No sólo de grandes nombres se nutre la literatura infantil, aunque todas conozcamos los cuentos de los Hermanos Grimm, Hans Christian Andersen, Charles Perrault, Felix María de Samaniego o algunos más desconocidos, que no anónimos y qué conformarían el grosor del cuento español del siglo XIX: Emilia Pardo Bazán, Juan Valera, Fernán Caballero, Bécquer, Larra o El Duque de Rivas entre otros.
Pero ¿y el cuento moderno? En esta reseña os traemos un buen ejemplo de él.
De la mano de la editorial española Edicions de Ponent nos llega el bello cuento de Bellaflor y Felicio, escrito e ilustrado por Linhart, es el número 37 de la colección Papers Grisos.
La historia trata sobre una joven de nombre Bellaflor y de su vecino Felicio, una persona apasionada por la música pero infeliz por no poder encontrar “la melodía perfecta”.
Felicio obsesionado por esta búsqueda no podía apreciar la belleza de las cosas que le rodeaban y por supuesto no soportaba a Bellaflor, ya que pensaba que las cosas bonitas sólo servirían para distraerle, hasta que un buen día oyó la melodía mas hermosa y que para su sorpresa tarareaba Bellaflor… ¿Qué les deparará el destino? ¿Habrá encontrado Felicio lo que buscaba?
La idea original parte de una historieta de dos páginas que Linhart realizó para la revista Esquitx y posteriormente desarrolló como libro infantil.
Nacido en Mallorca en 1968 es autor de cómics en diversas revistas de España tales como “El Víbora”, “Cairo”, “Injuve”, “Viñetas”, “Idiota y Diminuto”, “Tretzevents” o “Cavall Fort”. En Canadá ha participado en “Drawn and Quaterly”, en Suiza en “Stapazin” y en Francia en “Comix 2000”. En el año 2001 realizó el cómic book “Fin”.
También se dedica a la ilustración de libros tanto infantiles como de texto para varias editoriales y ha colaborado en la exposiciones colectivas: Injuve, Tipos Ilustrados, Freaks y Gregerias ilustradas.
Bellaflor y Felicio es un cuento de 28 páginas con portada e ilustraciones a color. Encuadernado en tapa dura (o cartoné) y plastificado, algo muy importante para el mercado principal al que va dirigido y que nos asegurará su conservación a lo largo del tiempo.
Como todo cuento, tiene la misión de entretener y enseñar, la de ayudarnos a que los pequeños descubran el mundo que les rodea y puedan ser mejores personas. Y esto lo cumple a la perfección, pero a su vez aporta ese toque contemporáneo que gustará mucho entre niños y niñas, por el dibujo y colores empleados, ya que no es el tópico infantil que uno puede tener en mente y que podréis descubrir en las imágenes.
La historia habla sobre la búsqueda de belleza y la perfección, un tema siempre presente y que provoca que no apreciemos realmente lo que tenemos, lo que somos capaces de hacer o la belleza de lo que nos rodea.
La forma de narrarlo acompañado por ilustraciones en cada página con unos trazos definidos y colores vivos, provocarán que el lector empatice aún más con la historia, ya seamos niños o mayores, y es que a veces con el paso del tiempo podemos olvidar lo maravilloso e instructivo que es un cuento y la esencia del mismo que en el fondo es contarnos una historia apta para todos los públicos.
El autor, si bien ha desempeñado sus principales trabajos en el mundo del cómic, ha conseguido desenvolverse con una soltura asombrosa, como si el mundo de las historias infantiles hubiera sido siempre su mercado de trabajo. A veces, de las pequeñas ideas salen cosas muy grandes como es el caso, aunque sea contado en tan solo 28 páginas.
Os animo a que lo compréis ya que puede ser un regalo estupendo ahora que se acercan las Navidades y ¿qué mejor que empezar a introducir a los niños en la lectura que con este precioso cuento?
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