Hace algunas semanas publiqué el último artículo sobre las sagas de Isaac Asimov, en particular la Trilogía del Imperio. Dado que sigo inmerso en los libros de “Fundación”, tardaré un tiempo en regalaros la review final. Mientras esperáis y yo me deleito con las lecturas, he pensado en hablar un poco sobre las adaptaciones que los libros y relatos de Asimov han tomado forma, ya sea en serie de TV o en cine, con mayor o menor suerte, dependiendo de quién se haya puesto tras las cámaras.
Me centraré en comentar un poco más a fondo sus obras más notables en este aspecto: “Yo, Robot” y “El Hombre Bicentenario” (ambas relacionadas en mayor o menor medida con el Ciclo de los Robots y con importantes consecuencias sobre el futuro de toda su obra), y una ligera comparación con las páginas originales de donde se han inspirado.
–“Gandahar, los años luz” (1988): adaptación animada de la novela de Jean-Pierre Andrevon y guionizada por Isaac Asimov, además de haber traducido la obra al inglés. La película es francesa y coreana y está dirigida por René Laloux. Trata de los habitantes del planeta Gandahar, que han olvidado a un monstruo habitante de los océanos llamado Metamorphe. Los habitantes, cerca de su muerte, deberán ser resucitados por el monstruo para que este pueda obtener de ellos toda la luz posible y ser inmortal. A pesar de no salir del imaginario asimoviano, creo necesario que aparezca en el artículo este precioso título animado en el que colaboró nuestro autor. Añado, además, un tráiler para abriros el apetito.
–“Robots” (1988): Dirigida por Doug Smith y Kim Takal. Adaptación televisiva de algunos libros de robots como “Bóvedas de Acero”, cuyas imágenes podemos ver en el vídeo que viene a continuación. Con Valarie Pettiford, Stephen Rowe y Richard Levine. No he encontrado mucha información sobre esta serie, pero aquí un ejemplo. Como comprobaréis, 25 años después nos puede resultar ridícula la ambientación.
–“La Muerte de los Soles” (1988): de Paul Mayesberg, adaptación a TV del relato escrito por Asimov en 1941. En un planeta de 3 soles donde nunca anochece, ocurre inesperadamente un eclipse creando el caos en toda la población. Interpretan David Birney y Sarah Douglas.
–“Nightfall” (2000). Dirigida por Gwyneth Gibby y protagonizada, entre otros, por David Carradine. De nuevo, otra adaptación que pasó sin pena ni gloria. A continuación, el tráiler para los más curiosos.
La novela, escrita junto a Robert Silverberg, con fecha de 1990 y titulada en castellano “Anochecer”, muestra la eterna dicotomía SUPERSTICIÓN VS CIENCIA. Ambas posturas se contraponen en un mismo hecho interpretado de dos formas: la religiosa y la científica. Basada en un relato propio de Asimov escrito en 1941, nos encontramos con un mundo donde nunca es denoche, con 6 soles. En el momento en que se comienzan a encontrar indicios arqueológicos de varios cataclismos siglos atrás que se fueron repitiendo y un descubrimiento en las órbitas de los soles, la maquinaria de los grupos religiosos del planeta Kalgash se ponen en marcha para prepararse para un acontecimiento tan natural como la vida misma y que provoca el terror a la oscuridad a gran escala.
En este sentido, Asimov otorga importancia de peso a la psicología, mostrando el funcionamiento de la mente humana ante dos interpretaciones del mismo hecho. Pero también se cuestiona la rigidez dentro de la comunidad científica:
“Los científicos que creen conocer la auténtica historia pueden argumentar cualquier cosa en contra de lo que amenace sus creencias (…). Rasque a un académico atrincherado y descubrirá que debajo es muy similar en muchos aspectos a un Apóstol de las Llamas (así se llama el grupo de creyentes de la novela). Simplemente lleva un tipo distinto de hábito”.
CURIOSIDADES:
-Hablan de “mesilla de noche”. ¿Cómo es que en un mundo donde no existe la noche, tienen una mesilla de noche? Muy fácil, podría parecernos un error. Sin embargo, utilizando la lógica de los autores según la cual adaptan los nombres kalgashianos a los de nuestro idioma, y teniendo en cuenta que los habitantes de ese planeta duermen a pesar de no tener noche, sería natural encontrarnos con que el hábito de leer antes de acostarse también se encuentra presente en estos habitantes de Kalgash y con la necesidad de traducir y adaptar su mesilla para irse a dormir para que lo entendamos mejor. Así pues, más adelante habla de “pasar la noche”, “Anochecer”… sin duda una manera de traducir lo que para los kalgashianos sería pasar la noche y un anochecer… pero no adelantemos secretos y leed la novela. Resulta de lo más curiosa, entretenida y didáctica.
-Un personaje afirma que “noche” es una palabra extraña. Nos encontramos de nuevo con la posibilidad de que, en el transcurso de las conversaciones científicas de los protagonistas, alguien haya acuñado un término que pudiera traducirse a nuestra cultura como “noche”, a pesar de haber surgido espontáneamente en la narración. ¿Error de Asimov y Silverberg?
-Aparece un personaje, un anciano científico de nombre Athor, sonoramente parecido al de la diosa egipcia Hathor. Sin embargo, no hemos encontrado ninguna relación aparente entre los dos.
La película de 1988 no hay por dónde cogerla: resulta triste cómo se puede menospreciar a un autor adaptando una de sus historias de forma tan vulgar y deformando el argumento original. Ya no solo es absurdo el tono de la historia, sino su dirección nefasta. Un despropósito que solo consiguió gastar dinero tontamente. Lástima que figure el nombre de Asimov en los créditos, deseamos que quienes desconozcan la obra del autor no se les ocurra juzgarlo por este pésimo film. La versión de 2000 no merece comentario alguno.
–El hombre bicentenario (1999): más conocida por muchos, dirigida por Chris Columbus e interpretada por Robin Williams. Se trata de la adaptación de un relato corto de Asimov donde el robot Andrew es adquirido por una familia.
El cuento, escrito en 1977, se desarrolla en el siglo XXIII, doscientos años después del fallecimiento de Susan Calvin, psicóloga roboticista muy importante en el Universo Asimov. De nuevo otra disyuntiva: entre el robot como objeto y robot como ser con derechos propios. Algunos humanos piden consideración hacia los robots, si bien ellos tienen leyes para proteger a los humanos, porqué no haber leyes para que los humanos protejan a los robots.
Cuenta la historia de un robot, Andrew, a través de varias generaciones de la familia. La asombrosa capacidad de aprendizaje y deseo de superación de la que el robot está dotado con su cerebro positrónico hace plantear la postura del hombre ante su propia naturaleza de aprendizaje y la decadencia a la que está sometido en un mundo de vulgares comodidades y ocio artificial, insípido e insustancial: el ser humano desperdicia su corta vida mientras la inmortalidad del robot lo sitúa ante la necesidad de aprender constantemente. Andrew afirma en un momento dado: “Mi cuerpo es un lienzo donde pienso dibujar…”, y posiblemente, como continúa diciendo el humano interlocutor, se refiera a dibujar su humanidad. Llegados a este momento, Andrew comenzó hace tiempo su proceso de “cambios” para convertirse en humano, empezando por sus derechos civiles.
Avanzado el relato, vemos cómo la Humanidad comienza a salir al espacio y colonizar los planetas del sistema solar y la Luna, donde establece colonias subterráneas. Nos vamos acercando a la Tierra representada en “Bóvedas de Acero”.
Andrew, convertido en científico, piensa que las prótesis diseñadas por él mismo pueden aplicarse también a humanos para alargar sus vidas y corregir enfermedades. Y mediante la robobiología, la ciencia que ha creado a raíz de sus descubrimientos, piensa construirse un cuerpo orgánico con fuente natural de funcionamiento que consiga la necesidad de alimentarse como un humano pero sin embargo, que su cerebro, conectado al sistema nervioso de su cuerpo, también envejezca. Así conseguiría el último paso para ser completamente humano…
Durante todo el relato asistimos a varios procesos legales que el robot consigue ganar con un razonamiento aplastante. Contradice lo aparecido en las novelas de “Bóvedas de Acero” y “El Sol Desnudo”, donde se comenta que un robot no puede razonar, solo ser lógico. Andrew, por el contrario, al ser un ejemplar defectuoso, no cumple ese requisito, por lo que surge una duda: ¿podría en algún momento violar las leyes de la robótica incluídas en su cerebro sin darse cuenta por sentirse y comportarse como un humano que no las posee?
CURIOSIDADES:
-Uno de los científicos fabricantes de robots se llama Harley Smythe-Robertson, curiosamente como el personaje de Smythe de “Spiderman”, científico loco al que releva su hijo y creador de los robots mata-arañas para destruir a Spiderman.
-Segunda alusión (intencionada o no) a Spiderman. En un momento del relato uno de los personajes afirma: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. ¡Estamos de suerte!
La adaptación a película está basada en el relato anterior y una novela inspirada por ese mismo relato de Asimov y escrita por Robert Silverberg, “El Hombre Positrónico“, quien, respetando completamente el relato de Asimov, lo desarrolla y completa con los vacíos existentes debido a su corta extensión. Prácticamente el argumento es el mismo, sin embargo el desarrollo difiere en sus acontecimientos pero no en la base, los hechos y los objetivos.
Una gran interpretación de Robin Williams (“Jumanji”) en una película llena de ternura, humanidad, prejuicios y tolerancia. Plantea los mismos temas y enfrenta a Andrew a las mismas situaciones que en el relato. Solo que se centra un poco en los sentimientos amorosos y el “enamoramiento”, algo que Asimov evitaba en sus libros y creemos que podría haberse ahorrado el guionista. Sin embargo, cumplen su objetivo y lo complementan sin deformar el original.
En la película se han suprimido los procesos y disertaciones filosóficas en cuanto a las propuestas de Andrew, pero las representa con imágenes sin necesidad de mostrar las largas entrevistas con abogados y audiciones jurídicas y legales que mantiene con el gobierno. El film funciona tanto en adaptación como en película propiamente dicha. Sin embargo, incorporan a un personaje que podría no haber existido nunca. Se trata de un robot hembra, totalmente exasperante, absurdo e insustancial. Reducida a una simple nota de humor incómodo y rancio o la típica “mascota tonta” de esas películas infantiles sin gracia ni desgracia.
–“Yo, Robot” (2004): por Alex Proyas e interpretada por William Smith, aunque no posee mucho del relato. Un policía que no siente simpatía por los robots tiene que esclarecer un misterio que rodea a uno sospechoso de asesinato.
Empezamos a hablar de la novela, escrita en 1950. Se trata de un conjunto de relatos que siguen una cronología entre ellos que empieza en el año 1986. En los últimos años del siglo XX el hombre ha colonizado algunos planetas del sistema solar (tal como indican en “El Hombre Bicentenario”). Estos relatos tienen uniformidad en nombres y hechos históricos, por lo que podría considerárseles una saga cuyo eje central son los robots. Con estos relatos se complementa la imagen que teníamos de los robots en el ciclo de novelas comenzado con las investigaciones de Elijah Baley y R. Daneel Olivaw. Ayudan a contemplar detalles en profundidad acerca de las características de los robots, esa capacidad de ser lógicos pero no razonables con la que tanto insiste el autor.
Comprobamos cómo en la época en que fue escrita “Yo, Robot”, los robots trabajan en el espacio y están prohibidos en la Tierra. Claro acercamiento al estado de esta cuestión que ya se deja claro en “Bóvedas de Acero”, donde los robots son aceptados pero no están bien vistos y además, son demasiado básicos.
En el relato “¡Embustero!” nos topamos un posible origen del mito del robot telepático, del cual se habla en las novelas de Baley y Daneel. ¿Qué probabilidades hay de que en el transcurso de los siglos, aparezcan otros robots con las mismas características o similares? ¿Accidente de construcción o positrones que actúan de otra manera? Los robots, en el Universo Asimoviano, son más importantes y más necesarios, tanto como determinantes, para el futuro de la humanidad, de lo que pensamos. Esto se puede comprobar en todas las sagas. Sin embargo, nos acosa una pregunta. Tras los relatos de robots y leer la saga de “Fundación”, ¿podremos encontrar la razón por la cual, durante miles y miles de años, la humanidad prescinde de robots?
Las leyes de la robótica a veces son una trampa mortal para los humanos, que presuponemos tanto tan fácilmente. Los robots de Asimov encierran una verdad más dura y más lógica de lo que podemos imaginar. A veces los dilemas y misterios planteados en sus historias tienen una explicación de lo más sencilla que haría ruborizar al mismo tiempo a toda la especie humana.
El hilo de todas las historias es Susan Calvin, mencionada más arriba, una importante psicóloga robótica. En todos los relatos seremos testigos de información complementaria para entender el funcionamiento de los robots del Universo Asimoviano. Calvin ama a los robots al considerarlos honrados. Por otro lado, surge casi como un ángel para los robots, quizá por su esperanza de que la humanidad, algún día, sea como ellos: neutrales, bondadosos, serviciales, lógicos… una de sus inmortales citas que resume el potencial de este personaje:
“(…) si se detiene usted a estudiarlas, verá que las Tres Leyes de la Robótica no son más que los principios esenciales de una gran cantidad de sistemas éticos del mundo”.
¿Refleja esta cita el pensamiento del propio Asimov?
Continuando con la lectura, nos encontramos con la posibilidad, en “La Evidencia”, uno de los mejores y más brillantes relatos, de que existan en un futuro cercano robots con aspecto humano. Creo que ya va quedando muy claro adónde queremos llegar.
En la continuidad de “Yo, Robot” asistimos a los indicios de una crisis alimentaria que llevará a la Humanidad a alimentarse en el futuro de levadura, como se vio en “Bóvedas de Acero”. Aquí hablan de fomentar el consumo del lúpulo a nivel mundial.
CURIOSIDADES:
-El título “Yo, Robot” fue impuesto a Asimov por su editor, pues el científico no quería ese título para sus relatos
-En los relatos aparece un personaje ingeniero espacial que se llama Mike Donovan, como el protagonista de la serie de TV de los años 80 “V”.
–“¡Embustero!” fue adaptado en la serie de TV fantástica de la BBC “Más allá del límite”.
-En el relato “Evasión” existe una máquina positrónica llamada “Cerebro” y autopensante, que nos recuerda, al menos en el nombre, al “Cerebro” de Charles Xavier en “X-Men”. Esta máquina inicia lo que en el futuro serán los viajes interestelares y el nacimiento del motor hiperatómico del cual tendremos constancia en las sagas de “Robots”.
“Que con la fría y lógica razón, uno puede probar lo que quiera… si encuentra el postulado apropiado. Nosotros (los humanos) tenemos los nuestros y Cutie (un robot modelo CT) tiene los suyos”
En cambio, la película no está basada directamente en libros de Asimov. Su trama central se basa en la novela escrita en 1939 (mucho antes que el “Yo, Robot” de Asimov) de Eando Binder (pseudónimo de dos hermanos escritores) titulada igual, “Yo, Robot”, donde un policía tiene que investigar a un robot acusado de asesinar a su creador. Es sorprendente que “Bóvedas de Acero” trate de lo mismo: Elijah Baley, detective terrestre, se enfrenta a la investigación sobre el asesinato de un científico constructor de robots que es asesinado y toda la culpa recae sobre una de sus creaciones. El caso es que sería imposible dadas las leyes de la robótica, pues un robot nunca puede hacer daño a un ser humano, ni por inacción dejar que ocurra.
Por otro lado, lo único que posee esta película de Asimov, es la aparición de las leyes de la robótica. También protagonizan este guión algunos personajes de los relatos de Asimov: Susan Calvin, Alfred Lanning, el modelo de robot NT (Néstor), la empresa US Robotichs…
Resulta una película entretenida con mucha acción y unos efectos especiales dignos de esta segunda década del siglo XXI pese a tener ya 9 años de antigüedad; pero al fin y al cabo carece de la carga filosófica y científica de Asimov, no se explica nada acerca de los cerebros positrónicos ni del comportamiento lógico de los robots. Funcionan y hacen lo que hacen porque se les ha ordenado y punto. No hay contrariedades ni disertaciones morales. Una imagen de la película puede recordar a un pasaje del relato, cuando Susan Calvin debe reconocer entre una gran multitud de robots del modelo NT al que “no funciona”, al que carece de la primera ley de la robótica.
CURIOSIDADES.
-Susan Calvin alude a la honradez de los robots, algo que proviene del relato “La Evidencia” de “Yo, Robot”.
-Adaptaciones para “Out of the Unknown” (1965). Dos relatos más fueron adaptados para la serie inglesa de la BBC en los años sesenta, “Out of the Unknown”: “The Dead Past” y “Sucker Bait”, junto con numerosos relatos de otros escritores de ciencia ficción de la época y hoy clásicos.
Terminamos por hoy con este repaso que espero os haya entretenido y cultivado un poco más. No sería de extrañar que se me hayan pasado por alto muchas cosas, pero para eso espero comentarios, rectificaciones y que os guste lo que leéis. De momento seguiré informando lo más puntualmente que me sea posible de esa esperada adaptación de la trilogía “Fundación” que Roland Emmerich está proyectando llevar al cine desde hace ya unos cuantos años, así como de la publicación de la misma saga adaptada al manga japonés. Asimov está más vivo y actual que nunca y no deja de sorprendernos.