Hoy empiezo con revelación de secretos personales. Siento cierta fascinación por los segundones. Soy de los que van a la librería con emoción casi infantil a ver que sorpresas nos traen gente como Caballero Luna, Puño de Hierro o Green Arrow, convencido de que estas colecciones tienen algo especial. Sobre todo, me da la impresión de que cabeceras por el estilo están siempre en la fina línea del cierre definitivo, lo que conlleva una libertad creativa en sus equipos que en pocas ocasiones se da en los títulos de mayor renombre de las editoriales, más prisioneros de su propio éxito. Dentro de esta categoría de excelsos secundarios, incluiré a nuestro protagonista, aunque tendríamos que matizar mucho esa etiqueta.
Arthur Curry es, al mismo tiempo, motivo de eterno chiste y leyenda. Dueño de una colección propia llena de altibajos, y mito indiscutible de la DC. Una ambivalencia que, a pesar de todo, le ha llevado a protagonizar grandes momentos dentro de su propia historia y como parte de la Liga de la Justicia. Pero a pesar de ese puñado de éxitos, siempre ha estado a la sombra de sus ilustres compañeros.
La historia de su publicación en España es caótica y compleja, lo que unido a su tambaleante fama, hace de Aquaman prácticamente un desconocido más allá de su presencia constante en DC. Pero el nuevo universo de la editorial ha conseguido una identidad bastante potente para la colección del señor de Atlantis, armado de un necesario remozado tras mil avatares a lo largo de sus muchos años de historia a las espaldas.
Empecemos con un poco de historia. El mito que siempre se ha mantenido más o menos permanente sobre su origen se establece durante la edad de plata, a pesar de que el personaje había sido creado con anterioridad, en 1941, surgido de la imaginación de Paul Norris y Mort Weisinger. Es a finales de los 50 donde se reescribe el canon sobre el origen de Aquaman, que se sustenta en su origen híbrido entre atlante y humano. La reina Atlanna es obligada a exiliarse de Atlantis , y se enamora de Tom Curry, un farero que se encargará de criar a Arthur tras la muerte de la marginada gobernante . Pronto, Arthur descubriría que no es un chico normal, y que su elemento natural son las aguas del océano. A la capacidad para respirar bajo el agua, se unía una fuerza superior a la del común de los mortales, y la comunicación telepática con las formas de vida marinas, lo que le hacía diferente incluso a los atlantes. Comienza así la aventura del autodenominado protector de los mares, que le llevaría al trono de Atlantis con los años, y aceptar la responsabilidad como monarca que le alejaba todavía más de los prototipos del superhéroe de la época.
Aparecieron los enemigos recurrentes de turno, como Manta Raya, o su hermanastro Orm, al mismo tiempo que se formaba la inevitable aquafamilia. Era bastante común en la DC de la época dotar a los personajes de la casa de un nutrido grupo de ayudantes adolescentes y allegados, costumbre que a mí siempre me ha parecido irritante (aunque según iban creciendo estos chicos, la verdad es que han dado mucho juego). Teníamos a la versión adolescente del héroe, Aqualad; una princesa atlante, Tula, que toma el nombre de Aquagirl, y un interés romántico para el héroe principal, Mera, personaje clave para entender la evolución de Arthur. Mera es un triunfo de secundario por sí mismo. Tras el amor incondicional a su marido, se esconde una fiera guerrera, además de que oculta un oscuro secreto.
Durante esta época, vivimos el peor momento de la vida de Aquaman, al ser incapaz de impedir la muerte de su propio hijo. Este periodo de la época del personaje sí lo hemos podido disfrutar de manera decente en España, gracias a la edición en tomo de las historias más importantes comprendidas en el periodo 1976-1978. Publicado por Planeta Agostini en 2011, es una interesante propuesta para comprender el mundo de Aquaman en su etapa clásica.
Posteriormente, empieza la debacle. Crisis en Tierras Infinitas golpea al héroe con fuerza, e incluso nos trae un nuevo uniforme y una leve revisión de su pasado. A pesar de las buenas críticas recibidas por este relanzamiento, la colección cierra de nuevo tras una interesante miniserie. El tiempo convertiría a Aquaman en un personaje turbado y oscuro. Su aspecto se tornaría mucho más agresivo, más tras perder la mano, devorada por pirañas, y sustituida por un arpón. La situación se convertiría en insostenible, con cifras de ventas en el filo y vaivenes narrativos que no beneficiaban a nada al personaje. Eso se tradujo en la muerte del señor de Atlantis, eterno truco comercial de creativos en horas bajas.
Pero esto de la muerte en el mundo de los cómics es una anécdota, claro está, y el bueno de Arthur Curry regresaba de cuerpo presenta en la ya mítica El día Más Brillante. Parecía un nuevo comienzo para Aquaman, pero el universo (y los señores de los despachos de DC) tenían otros planes. Llega Flahspoint. Llegan los Nuevos 52. Y, ahora sí, la historia se cuenta otra vez.
Aquaman es un personaje complicado. Para empezar, nadie en el planeta Tierra va a decir “Tío, mi personaje favorito de DC es Aquaman“. Añadimos a la ecuación del peligro el hecho de que es muy complejo a nivel narrativo mantener el equilibrio entre las aventuras submarinas y el contacto con el universo de la superficie, bastante movido por si mismo. Esa ha sido la gran maldición de la cabecera, la incapacidad de los creativos de integrar de manera coherente al héroe en ambos contextos, hasta el punto de que si el héroe ha permanecido ha sido más por su presencia en colecciones como La Liga de Justicia que por su propia historia personal. Pero con este nuevo universo DC, se abre un mundo de posibilidades, ya que nada está escrito. Aquaman contaba con la oportunidad definitiva de ser, o no ser.
En esta nueva encarnación, Arthur Curry vive en el faro de su padre con Mera, su mujer. Ambos son conscientes de que son seres marinos, pero intentan mantenerse al margen tanto de la comunidad humana como de los juegos de poder de Atlantis. Arthur es un personaje maduro, reflexivo y algo taciturno, cansado de una lucha inútil por encajar en dos mundos a los que nunca podrá llamar hogar. Pero, no puede ser de otra manera, una amenaza antigua y sedienta de sangre surge de las profundidades del océano, lo que llevará a la pareja al enfrentamiento con una raza olvidada que busca sobrevivir a cualquier precio.
Este encuentro marca el inicio de una saga llena de puntos que conectan y círculos que se cierran al detalle, al ritmo televisivo trepidante que pide un cómic del siglo XXI, pero con respeto máximo a la herencia de años de historia. Geoff Jhons sigue paso por paso los supuestos del viaje del héroe tradicional, expuestos por Carl Jung, Joseph Campbell y, en última instancia, Christopher Vogler, con todos los elementos que hacen una narración atractiva y llena de magia. La lucha interna de un héroe que se ve inmerso en la aventura contra su voluntad, la búsqueda de objetos tan poderosos que podrían cambiar el curso de la historia, aliados de lujo y villanos movidos por la más absoluta ira y desprecio por la vida humana. Un cómic de aventuras que bebe de la propia tradición DC de la edad de plata, con algo de toque pulp, agitado con la intensidad que pide una narración en la época en la que vivimos.
En las páginas de esta colección descubriremos el pasado de Arthur y su paso por el grupo Los Otros, un homenaje a tiempos más pintorescos de la historia del cómic. Veremos un enfrentamiento a muerte con al encarnación más salvaje del enemigo acérrimo de Aquaman, Manta Raya, y viviremos el momento álgido del personaje cuando se vea obligado a aceptar a regañadientes el trono de Atlantis tras el levantamiento de su hermanastro Orm contra el mundo de la superficie, en una batalla que pondrá en jaque a todos sus compañeros en la Liga de la Justicia. Cómo no, tras su llegada al trono, Aquaman tendrá que hacer frente a las conspiraciones internas dentro de un pueblo que no considera a Arthur su rey legítimo.
Todo un camino de aprendizaje, aceptación y responsabilidad, en el que Jhons consigue, gracias a su apasionante recorrido por la historia del héroe, reconstruir el estatus de Aquaman de su época dorada, aunque con la cantidad de novedades interesantes que pedía a gritos el concepto de este personaje. Todo gracias al arsenal de trucos más sencillo y evidente. Aquaman no pide estridencias narrativas, ni giros argumentales innecesarios. En el fondo, lo que pide esta colección en aventura a raudales, acción de primera clase, y personajes bien construidos. Y eso, Aquaman tiene de sobra.
Aquaman es uno de los grandes aciertos en la irregular trayectoria del Nuevo Universo DC. Hemos tenido mucha cal, mucha arena, y mucho desconcierto en estos dos últimos años. Pero Aquaman se ha mantenido constante gracias a su apuesta por una identidad propia. En eso ha tenido mucho que ver la continuidad de un equipo creativo que no ha sufrido los cambios que han aniquilado cualquier atisbo de calidad o coherencia en la editorial, a grandes rasgos. Geoff Johns se lo ha pasado como un enano al frente de esta cabecera, y además se ha acompañado por un valor seguro como Ivan Reis, dibujante espectacular y en constante evolución, de estilo impactante con el sabor de los clásicos. A mí se me viene a la cabeza Alan Davis todo el tiempo cuando miro las viñetas de este tipo. De lo mejor que tiene DC en los lápices ahora mismo.
Tengo la duda constante con Johns. Unas veces me parece un genio, otras me aburre hasta el espanto. Pero en Aquaman lo borda. Ha pillado el tono del personaje, y lo ha encajado con inteligencia un mundo complejo y amenazante. Con las dosis adecuadas de emoción. No hay más que ver, en el número uno, la conversación que Arthur tiene en un restaurante con uno de los clientes. Un auténtico “Todo lo que quiso saber sobre Aquaman y nunca se atrevió a preguntar”, que justifica al personaje de manera brillante. Lo que otros guionistas han sido incapaces de hacer en 50 años de historia, Johns lo hace en tres páginas. Y eso, por lo menos ese momento, es brillante.
Disfrutemos pues de una época que, estoy seguro, será recordada como legendaria dentro de la historia del personaje. Además, esto se acaba, porque Johns abandona la cabecera, y Reis ya ha cedido el tintero a Paul Petellier. Sabe Neptuno las nuevas derivas que arrastrarán el destino de Arthur Curry en un futuro. De momento, aplaudimos su presente, que no es poco.