Dilvish, el maldito es la primera parte de una pequeña duología de espada y hechicería escrita por el prestigioso escritor de ciencia ficción y fantasía Roger Zelazny, fallecido en 1995. La duología se completa con la novela La tierra cambiante y, curiosamente, aunque las historias que componen a Dilvish, el maldito en la mayoría de casos se escribieron muchos años antes que la novela, no serían recogidas hasta 1982, mientras que La tierra cambiante se publicó en 1981. Sin embargo, he decidido reseñar esta obra empezando por el orden de publicación aquí en España, ya que La Factoría de Ideas editó este volumen en 2011 y la novela en 2012.
En Dilvish, el maldito conocemos al semielfo Dilvish, que recientemente ha escapado de un hechizo terrible impuesto por el poderoso mago oscuro Jelerak. A través de tierras extrañas y peligrosas, criaturas encantadas, damas en peligro y salteadores de caminos, Dilvish emprende su vendetta personal contra Jelerak su montura metálica parlante Black (montura, que no caballo, ir descubriendo cosas de Black es precisamente una de las partes más interesantes de esta obra). ¿A Dilvish lo mueve la venganza o las ganas de hacer el bien?
Las historias que componen Dilvish, el maldito son las siguientes:
El camino a Dilfar (1965)
La canción de Thelinde (1965)
Las campanas de Shoredan (1966)
Un caballero para Merytha (1974)
Los dominios de Aache (1980)
Una ciudad dividida (1982, directa para la antología)
La bestia blanca (1979)
La Torre de hielo (1981)
Devil y la bailarina (1982, directa para la antología)
Jardín de sangre (1980)
Dilvish, el Maldito (1982, directa para la antología)
Además del prestigio del autor, de este libro me atraía su estructura en forma de historias independientes (a excepción de La Torre de Hielo y Devil y la bailarina, que se deben leer seguidas para entenderse). Aunque es un formato que me suele gustar, en este caso encuentro que la distancia entre la fecha de publicación original de las historias y la ausencia de cronología marcada hacen algunos capítulos un poco más pesados que otros, en especial cuando de repente desaparecen personas u objetos, o no sabemos dónde se encuentra Dilvish.
He disfrutado especialmente de los capítulos que se leen como una pequeña misión, los más alejados de la línea argumental de la venganza de Dilvish. Mis favoritos han sido La canción de Thelinde (por el cambio de punto de vista de la narración y una pareja de madre e hija de la que me hubiera gustado saber más), Los dominios de Aache (por el estilo algo más lúgubre y melancólico) y Una ciudad dividida (cuyo interesante planteamiento sería entretenido rolear).
Como ya he mencionado en alguna ocasión, me gusta más la novela centrada en personajes que la centrada en acción, así que en más de una ocasión me ha gustado leer los irónicos diálogos entre Dilvish y Black o la gente con la que se encuentran. Lamentablemente, estos paréntesis son cortos en un libro en el que se repiten las escenas de acción y los tópicos. Me ha recordado a El jardín de Suldrun, que reseñamos hace unos meses, por su lenguaje accesible y sencillo, los personajes un tanto planos (a menudo arquetipos) y su tendencia a desviarse del argumento principal. Dilvish, el Maldito es a la espada y hechicería lo que la Lyonesse a la mitología y la fantasía histórica basada en cuentos. Sin embargo, donde Jack Vance triunfa con sus descripciones evocadoras, aquí Zelazny desmerece con demasiada paja y combates largos pormenorizados.
La edición de La Factoría de Ideas me entró un poco mal a la vista, pero su interior mejora. Es decir, a un nivel más estético, ni me entusiasma la imagen escogida (por estilo, por iconografía y porque no se encuentra bien definida), ni la fuente escogida para el título, más propia de la literatura juvenil. Sin embargo, hay varios aciertos en la edición. El primero sin duda son los márgenes, ya que a menudo la editorial los apura un poco. En este caso, las 281 páginas de la novela (extras aparte), se leen sin problema en las páginas de color hueso, sin la necesidad de abrir en demasía y arrugar el borde. A nivel de traducción, Montserrat Botana Loureiro y Manuel Ortuño Aleu, hacen un buen trabajo respetando el estilo de Zelazny: clásico, pero no arcaizante. Los extras incluídos son una pequeña biografía y la bibliografía pormenorizada del autor.
Dilvish, el maldito es una lectura quizás poco profunda pero muy entretenida, para enfrascarse a ratos o para un viaje especialmente largo, además de una introducción a la verdadera acción, que tendrá lugar en La tierra cambiante.
[xrr rating=2.5/5]
La bibliografía de Zelazny es muy amplia y variada, puesto que incluye novelas, colaboraciones, antologías y poesía. Su obra más destacada es Las crónicas de Ámbar, dos colecciones de cinco novelas, complementadas por múltiples cuentos, en las que la fantasía y la filosofía se mezclan en diferentes planos de realidad. La segunda parte de estas crónicas sigue siendo inédita en nuestro país, pero en el “Próximamente” que precede a este libro vemos que La Factoría de Ideas tiene la intención de recuperar la obra de Zelazny en Ámbar. Publicadas en España y muy conocidas entre sus obras han sido El señor de la luz, que como en este caso también recoge diferentes historias en forma de capítulos independientes sobre “la vida” de una deidad y que editó Minotauro y Dias Irae, su colaboración con Phillip K. Dick, editada por Ediciones B.