El libro de esta semana no es precisamente una novedad. El Castillo Ambulante fue publicado originalmente en inglés en 1986 y su adaptación a la pantalla grande por parte de Ghibli fue en 2004. La versión que tengo en mis manos, editada por Berenice en 2007, lleva por portada un castillo ambulante muy parecido al de Hayao Miyazaki en la película, e incluso vemos que como reclamo en la portada aparece una mención directa a la película. Me temo que sin el éxito de la película, esta novela que hoy reseño hubiera pasado desapercibida en nuestro país. Y la verdad es que es un buen libro por sí solo, aunque esté destinado a un público más bien joven.
Antes de adentrarme en la lectura en sí, veamos un poco el formato en el que se ha editado la novela. Esta edición de Berenice tiene las dimensiones de un libro de bolsillo, pero viene protegido por una tapa dura en cartoné con sobrecubierta. Lo he estado llevando encima y no hay rastro de daños. Las páginas tienen unos márgenes muy generosos y la letra es lo bastante grande como para permitir una lectura cómoda. El papel es grueso y resistente y la calidad del resto de materiales no le va a la zaga. Estas ventajas se notan en el precio: 16.95€, un poco exagerado para una lectura tan corta, pero decente, teniendo en cuenta que el libro está hecho para durar.
El argumento, al menos en su inicio, os resultará muy familiar: Sophie Hatter, la mayor de tres hermanas, vive una vida bastante anodina. Se encarga de elaborar los sombreros de la tienda de su madrastra y poco más hasta que un día la Bruja del Páramo aparece por la tienda y le echa una maldición que la convierte en una anciana. Sophie, desconcertada ante el cambio de rumbo inesperado que ha tomado su vida, decide huir hacia los páramos, donde se topa con el castillo ambulante de Howl, un mago que tiene la fama de devorar los corazones de las jóvenes a las que seduce. Una vez dentro, eso sí, descubrirá que todo es muy diferente a como se lo habían pintado. Al principio, sobre todo, os parecerá estar leyendo la película, quitando algunos elementos de la trama de los que luego hablaré. El amor por el detalle de Hayao Miyazaki sorprende en muchos momentos, ya que leyendo algunas frases no podemos sino recordar escenas enteras de la película. La verdad es que mientras leía los primeros capítulos llegué a pensar: “parece una adaptación bastante fiel al original, no como el destrozo que hicieron con los cuentos de Terramar”. A medida que avanzaba, eso sí, esa sensación se fue esfumando y ahora me parece que la de Ghibli es otra adaptación muy libre. Creo que Miyazaki es incapaz de no meter elementos de su propia cosecha y de no pasar las historias que adapta por el rasero de su propio sistema de valores.
Sin intención de haceros spoilers, tengo que decir que a partir de la mitad del libro las cosas van por derroteros muy diferentes. Calcifer no es en absoluto la llamita adorable que todos recordamos, la portada original del libro es mucho más fiel a su aspecto verdadero, más maligno y fiero. La Bruja del Páramo, que pronto se ve reducida a una viejecita chocha en la película animada, da mucho más juego y a su alrededor hay un imaginario mucho más rico, pero también más perturbador, oscuro. El mismo Howl se nos presenta como un ser mucho más ambiguo de lo que ya vimos en su día, y Sophie, como protagonista, es mucho más redonda ahora que podemos saber lo que piensa. Si os envalentonáis a leerlo, descubriréis en El Castillo Ambulante una historia mucho más compleja y fascinante que la que Ghibli nos ofreció. Ya sé que parece tópico, pero, una vez más, el libro es mejor que la película.
La autora, Diana Wynne Jones, fallecida hace apenas 3 años, se dedicó en cuerpo y alma a la fantasía, tanto para niños como para adultos. El libro que hoy nos atañe forma parte de una pequeña saga de 3 novelas ambientadas en Ingary. El segundo libro, también editado por Berenice (un nombre precioso, para una editorial) se llama El Castillo en el Aire y el tercero es La Casa de los Mil Pasillos. Se pueden leer los tres libros de forma independiente. La británica autora también hizo otras sagas de fantasía, entre las que destacan las de Chrestomanci y el cuarteto de Dalemark. Sus producción literaria brilla con luz propia y es una pena que no haya sido hasta muy recientemente que se haya empezado a traducir su obra al castellano. Y hablando de traducciones, no me quiero despedir sin comentar la del libro que hoy reseño. El traductor, David Cruz Acevedo, ya menciona el cuidado con el que se trabajó en la página final de agradecimientos y sí, se nota que ha habido un trabajo de revisión importante, pero se han escapado algunas faltas graves como el típico “haya”, del verbo haber, con elle. Ya digo que en general es una versión más que correcta, pero algunos detalles se hubieran podido cuidar más. Esta obra, muy referencial a otras obras del género, requiere un especial cuidado y me ha dolido ver como se perdía en la traducción la referencia al Sombrerero Loco de Alicia en el País de las Maravillas del capítulo 12, por ejemplo. Por lo demás, la lectura fluye bien y la redacción en castellano es muy buena.
En resumen, esta edición de El Castillo Ambulante de Diana Wynne Jones es una adquisición a tener en cuenta, ya sea para jóvenes que quieran disfrutar de una buena historia como para adultos que quieran comparar la famosa película con el libro que la inspiró (spoiler: gana el libro). Estamos ante una novela atemporal, que puede ser disfrutada ahora o dentro de 100 años por igual, y esta edición está hecha para durar, así que lo podéis considerar un legado para generaciones venideras. Literatura fantástica de la buena, con ese punto ingenuo que seguía teniendo hace unos años, rica en matices y con una mitología exuberante. Ideal como lectura ligera o para regalar. Más información en la página de Berenice.
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