Ahora que Mediaset acaba de emitir los seis capítulos de la saga de Star Wars, que Disney está preparando una nueva serie animada, titulada “Rebels” (que iría entre las películas tres y cuatro) y que una nueva trilogía está en marcha, es un buen momento para hablar del mayor despropósito que se haya rodado nunca dentro del universo de la guerra de las galaxias. Hablo de “Star Wars: Holiday Special“.
Tras el éxito de “Star Wars: Una Nueva Esperanza” (1977), George Lucas se puso a trabajar en el siguiente capítulo, pero no quiso que los espectadores tuvieran que esperar tanto para ver las nuevas aventuras de Luke Skywalker y sus compañeros, así que encargó a Steve Binder la tarea de hacer un episodio especial para televisión. Lo que parecía una buena idea, en principio, y se pensaba que funcionaría como un buen tirón comercial, acabó convertido en el mayor de los desastres, lo que casi ocasiona el final de la saga. A continuación, relato el argumento -por llamarlo de alguna manera, ya que no tiene ni pies ni cabeza- del que se ha dado en llamar el capítulo prohibido de Star Wars, que los espectadores estadounidenses tuvieron la mala suerte de sufrir el 17 de noviembre de 1978.
La historia tiene un comienzo interesante con Han Solo y su peludo amigo a bordo del Halcón Milenario, tratando de escapar de unos cazas imperiales, para que el wookie llegue a tiempo de celebrar con los suyos el Día de la Vida (que debe ser algo parecido a nuestra Navidad para los de su especie). A continuación, la trama nos sitúa en el planeta Kashyyyk, en la casa de Chewbacca, donde Malla (su mujer), Itchy (su padre), y Lumpy (su hijo), esperan impacientes su regreso. Un simple vistazo a esta escena ya nos da una idea de por dónde van a ir los tiros.
Preocupada por no tener noticias de su marido, la esposa del wookie conecta un monitor para ver si se acerca alguna nave, pero el radar no capta la presencia de ningún vehículo. Mientras, su hijo no deja de molestar y deciden ponerle un video holograma para tenerle quieto y en silencio. Por desgracia, el soporífero espectáculo, que parece fascinar al pequeño, también tenemos que tragárnoslo los espectadores, lo cual nos deja muy claro que los gustos de esta raza no son nada compatibles con los nuestros.
A continuación, Malla contacta por monitor con Luke Skywlaker, que se encuentra tratando de arreglar una máquina junto a R2D2, para preguntarle si sabe algo de su marido. El futuro aspirante a jedi le responde que no, pero le pide que no se preocupe, que está seguro de que Han y Chewbacca llegarán a tiempo a la celebración.
Aunque la wookie está muy inquieta, no olvida sus tareas y conecta, a continuación, con un vendedor llamado Saundan, para preguntarle por una alfombra peluda. Cuando cortan la comunicación, podemos comprobar que un guardia imperial, que estaba en la tienda, aprovecha su autoridad para llevarse un artículo sin pagarlo.
Después de una breve escena en una nave imperial, donde Darth Vader asegura que hay que capturar a los rebeldes, volvemos a la casa de Chewbacca y vemos cómo Malla trata de cocinar algo siguiendo las pautas de un programa culinario, aunque no parece salirle muy bien.
Han y el wookie siguen huyendo y el imperio ha decretado por televisión una orden que impide el tráfico de naves, para poder atrapar a los dos rebeldes. Mientras, aparece Saundan en la casa, con regalos para todos: juguetes para Lumpy, un reproductor de videoclips para Malla y un casco de realidad virtual para Itchy, que le lleva a pasar un rato sensual con la actriz y cantante Diahann Carroll (se ve que a los wookies también les gustan las mujeres con aspecto humano).
Poco después, son Leia y C3PO, los que contactan con Malla para ver si pueden hablar con Han. Es entonces cuando descubren que aún no ha llegado. Tras terminar la charla, mientras el Halcón Milenario aún está en camino, llegan los soldados imperiales buscando a los dos rebeldes. Revuelven toda la casa, molestan a los wookies y, después de que un guardia pruebe el regalo de Malla, que nos muestra a todos una actuación de los Jefferson Starship, echan a Saundan de allí.
Para que Lumpy no estorbe a los guardias imperiales, le ponen una película de dibujos que, curiosamente, está protagonizada por Luke y los demás (que quizás sea la parte más aguantable de todo el especial). Cabe resaltar que ahí tiene lugar la primera aparición del cazarrecompensas Boba Fett (antes de que George Lucas rodara “El ataque de los clones” en 2002).
El pequeño de los wookies, con ayuda de unas soporíferas instrucciones televisadas, monta un minitransmisor, mientras los soldados, en otro aparato, ven un reportaje recomendado por el Consejo Imperial sobre como mantener el orden, para lo cual los espectadores tenemos que tragarnos un largo e innecesario vídeo, con canción incluida, sobre la clausura de un bar de Tatooine.
En ese momento, los guardias reciben la orden de volver a la base y dejan un soldado para vigilar, pero todo ha sido obra de Lumpy que, demostrando ser un wookie muy listo para su edad, ha conseguido infiltrarse en el sistema de comunicaciones gracias a su minitransmisor.
Cuando se descubre el engaño es tarde. Han y Chewbacca han llegado por fin y se deshacen del intruso con facilidad. Saundan también vuelve para ayudar a tapar el rastro del soldado, de modo que los wookies pueden empezar su celebración. Cada uno de ellos coge un objeto que los transporta, con el resto de los de su especie, a traves de una luz, a un extraño lugar neblinoso, donde también aparecen, sin saberse cómo ni por qué, Luke, Leia, Han (que acababa de decir que no podría acudir a la fiesta) y los androides.
La princesa da una muestra de sus dotes como cantante y Chewbacca recuerda, a modo de flashbacks, algunas secuencias de “Una nueva esperanza“. Finalmente, los wookies regresan a su casa y los espectadores que han aguantado suspiran aliviados al ver acabar el especial.
Aunque parezca que me lo acabo de inventar, existe. Teniendo en cuenta que dura casi 97 minutos y le sobran 90, habrá que imaginar que estaba programado así, lo que casi justifica la introducción de tantas historias innecesarias dentro de la aburrida trama. No sería descabellado imaginar que Harrison Ford y el resto de actores fueran obligados a actuar por contrato, ya que no creo que a ninguno le pareciese un gran guión y seguro que no lo incluyeron en su curriculum.
Los diálogos de la mayor parte de la película son los berridos de los wookies, de manera que tampoco es complicada de entender, aunque pululan por la red copias subtituladas en español, por más que Lucas (horrorizado cuando vio el resultado final) intentara destruirlas todas.
A modo de curiosidad, se puede observar que, en las mini películas de Lego Star Wars, se hace una referencia al Día de la Vida, dato que sólo se puede entender si has visto el capítulo prohibido.
En fin, al que no conozca este especial, le recomiendo que… ¡que no lo vea! Si aun así, alguien sigue interesado en intentarlo, yo no me hago responsable de cómo acabe su salud mental.