Ayer al mediodía tuvimos la suerte de asistir a una pequeña charla-presentación de novedades bastante íntima en la sede de Random House Mondadori en Barcelona a la que han asistido cuatro grandes nombres de la literatura de ficción especulativa española, reunidos en Barcelona con motivo de la inauguración de la nueva Gigamesh, de la que pronto hablaremos.
Rodolfo Martínez venía a presentar su nueva novela, Las Astillas de Yavé, novedad de marzo; Juan Miguel Aguilera hacía lo propio con Sindbad en el país del Sueño, de enero; Ismael Martínez Biurrun presentaba a su vez Un Minuto Antes de la Oscuridad, de febrero, y Ricard Ruiz Garzón venía en calidad de asesor editorial de Fantascy, aunque también es escritor y periodista.
Ricard empezó explicando un poco el nombre de la presentación, haciendo énfasis en que lo que se produce ahora en el género especulativo cuesta de enmarcarlo con una sola etiqueta, ya que muchas veces las obras de hoy en día cruzan la línea entre géneros. Se está explorando y creando híbridos literarios constantemente, pero no por ello debemos olvidar al lector, debemos mantener la aventura, el entretenimiento. En un mundo, el de la literatura de género, en que tanto el autor como su público están cambiando de perfil, nunca debemos olvidar que quién manda es el lector, que exige calidad ante todo.
Juan Miguel Aguilera inició su intervención recordándonos cómo ha cambiado el mercado de la fantasía y la ciencia ficción en nuestro país. Cuando empezó su andadura como autor, allá por finales de los 80, era extremadamente raro que se publicaran obras de autores españoles de fantasía o ciencia ficción. Era necesario buscarse un seudónimo anglosajón para parecer interesante y que se leyera tu obra. Afortunadamente, eso ya no es así, y donde antes había complejos, ahora tenemos autores de mucho valor que se están dando a conocer. Hablando de Sindbad, ha recordado que, como para muchos otros españoles, le es mucho más cercana la fantasía de alfombras voladoras, desiertos y cúpulas oviformes que la de hobbits andando por los bosques. Siguiendo en esa línea, por tanto, le resulta más natural hablar de Sindbad y de sus aventuras que de settings típicamente anglosajones. Como curiosidad, añadir que la ilustración de portada es del mismo Juan Miguel Aguilera. Esta novela añade además un elemento novedoso: la inclusión del transmedia en la novela mediante códigos QR al final de los capitulos. Él los trata como si fueran extras de un DVD, para aquellos que quieran saber más. Más información sobre Sindbad en el País de los Sueños.
Luego ha tomado la palabra Ismael Biurrun afirmando que, aunque Fantascy sea un sello de género, tiende a ser más inclusivo que exclusivo y que en la editorial tiene cabida todo aquello no-realista. Como autor, siente afinidad por el terror, seguramente por su trasfondo de ávido lector de este género. Por ello, en Un Minuto Antes de la Oscuridad, mezcla el terror clásico del temor del asalto al hogar con un Madrid en un futuro “llamémosle distópico”. Su novela, que podría entrar en el género apocalíptico, en realidad mezcla terror con sci-fi de un modo tan fluido y natural que cuesta de definir. Más información sobre Un Minuto Antes de la Oscuridad.
Rodolfo Martínez, que no solo es autor sino también editor de novela de género, ha empezado hablando del cambio de percepción sobre la literatura fantástica que ha tenido lugar en los últimos 20 años. Antes leer, y no hablemos de escribir, literatura de género se veía como una pérdida de tiempo, como una “fase” hacia literatura más seria. En este tiempo, los lectores han cambiado. Todos aquellos que han crecido viendo series fantásticas y han disfrutado de la cultura que se ha producido a nivel popular durante los últimos 20 años, consideran natural la existencia de la fantascienza y no tienen complejos como se tenían hace años. Y no es solo el lector mainstream el que se acerca al género, también lo hacen autores reconocidos, que se envalentonan y hacen obras que se podrían considerar de género, sin tapujos. Hablando de su libro, Las Astillas de Yavé, Rodolfo nos muestra como también su obra es una mezcla de géneros, como son el detectivesco y la fantasía urbana. En un setting ya conocido por sus fieles, esa ciudad sin nombre que es un reflejo mágico de Gijón, este thriller, protagonizado por una mujer, de intrigas religiosas se mezcla con lo sobrenatural a la perfección. Más información sobre Las Astillas de Yavé.
Durante el turno de preguntas han salido temas muy interesantes. Se ha hablado del estado de la fantasía y ciencia ficción en Francia, que lleva muchos más años teniendo respeto y admiración por sus autores nacionales. En España, debido a una mezcla de complejos autóctonos y extrema reverencia a la producción anglosajona, se ha producido muchísima más traducción que obras de autores nacionales, cuando los había, y de muy buena calidad. Afortunadamente esto está cambiando y nos dirigimos a una normalización en la que la producción nacional debería priorizarse y solo traer de fuera lo verdaderamente bueno. También se ha hablado sobre el caso del cine de género español. Parece ser que hay un interés creciente en los productores por llevar al cine más historias no-realistas. Algunos de los ejemplos que se han mencionado son la producción del Mecanoscrito del Segundo Origen, de Manuel de Pedrolo, que mencionábamos en esta noticia, o la reciente Los Últimos Días, una película apocalíptica con un nivel técnico muy alto. Se ha hablado también del fandom de la literatura de género y de su reacción ante la llegada de autores del mainstream y sobre ese tema está claro que sigue habiendo lectores que no se abren a leer más allá de sus editoriales y autores favoritos, pero esta endogamia del fan se está acabando lentamente y es la calidad la que acaba siendo lo que prima. El género, a su vez, ve como se multiplican sus aficionados, debido a toda esa gente que disfruta de series como Black Mirror o True Detective sin darse cuenta del trasfondo que tienen. Ese público, poco a poco, empieza a buscar más de lo que le gusta.
Desde La Casa De EL aplaudimos las iniciativas por dar a conocer las obras de creación nacional en la literatura de fantasía y ciencia ficción y deseamos que esta “normalidad” que tanto necesita el género se siga extendiendo.