En el año 2000, Gigamesh publicó la antología de relatos Kalpa imperial de la autora argentina Angélica Gorodischer. Fue el séptimo título de la editorial barcelonesa, pero el primero en dos aspectos: el primero escrito por una autora femenina y el primero de autor hispanohablante.
En la presentación del libro, JuanMa Santiago explica cómo Gorodischer ganó en 1991 los premios Gigamesh de fantasía por Kalpa imperial y Gigamesh de fantasía en categoría relato por “<<Así es el sur>>” y “Retrato de la Emperatriz”. Ya en 1986, la autora argentina había ganado en esta última categoría con un relato que también forma parte del libro que hoy reseño: “Acerca de las ciudades que crecen descontroladamente”.
Kalpa imperial se publicó originalmente en dos tomos diferentes: Kalpa imperial I: La casa de poder (1983) y Kalpa imperial II: El imperio más vasto (1984). El volumen publicado por Gigamesh, que aúna ambas partes, se compone de los siguientes relatos:
“Retrato del emperador”
“El fin de una dinastía o Historial natural de los hurones”
“Sitio, batalla y victoria de Selimmagud”
“Acerca de las ciudades que crecen descontroladamente”
“Retrato de la Emperatriz”
“Las calles del vacías”
“El estanque”
“Primeras armas”
“<<Así es el sur>>”
“La vieja ruta del incienso”
En estas diez historias, cuentacuentos anónimos explican desordenadamente la historia del Imperio Más Vasto Que Nunca Existió, que en su recorrido y su atemporalidad repasa una y otra vez los mismos temas: la animadversión contra el sur y el carácter salvaje y rebelde del mismo, las distintas dinastías de emperadores que pasaron por el trono imperial (sabios, locos, usurpadores, militares y legendarios), la construcción y la caída de ciudades, los horrores de la guerra, etc.
El estilo de Gorodischer, entre lo poético y lo social, requiere una atención especial para poder disfrutar de la obra. La autora escribe en forma de párrafos enormes en los que una oración sigue a la otra sin aparente final. Sin la promesa de protagonistas con los que empatizar ni la coherencia cronológica que dotaría de más consistencia a la obra, el lector acostumbrado a estos elementos consabidos puede sentirse perdido o agobiado. Pero, si no contamos con estos elementos, ¿en qué se basa la obra para atrapar? Yo diría que, principalmente, en la capacidad de sorprender. En como un concepto ambiguo se puede aclarar un par de párrafos más tarde, con sutileza. Además, Gorodischer tiene un gran sentido de la estética y un humor particular que sigue resonando bien ahora que se cumplen 20 años de la escritura original de estos relatos. Como muestra, un fragmento de “Retrato de la Emperatriz”:
<<Y bien, yo entré al palacio imperial. No soy poeta, no lo soy y no lo seré, pero yo entré al palacio imperial. No había visto nunca a la Gran Emperatriz, no la había oído, no conocía su cara, pero en cuanto me gritó la orden supe que era ella y si me hubieran torturado para que lo negara, no hubiera seguido diciendo que sí, que era ella>>.
Entre las descripciones exóticas de Macondo y las Ciudades Invisibles de Calvino, el estilo de la prolífica autora se acerca más al realismo mágico que a la fantasía épica. Aunque el estilo es homogéneo, las historias varían en función. “La vieja ruta del incienso”, con su humor y sus referencias a la cultura popular de lengua inglesa está muy lejos del tono mito fundacional de “Retrato de un emperador”. La forma es, sin duda, inusual: una civilización entera protagoniza la antología y los diálogos a menudo parecen acertijos. Sin embargo, los distintos relatos tratan todos los grandes temas de la humanidad. Con descripciones sensuales, sí, pero sin paja. No creo que Kalpa imperial sea plato para todos los gustos, pero a esta alegoría sobre civilización y poder no le falta calidad.
A quien sin duda entusiasmó la obra es a la escritora americana Ursula K. Le Guin, que llegó a traducir la obra en 2003 (Kalpa Imperial: The Greatest Empire That Never Was). Esta entrada en el mercado anglófono fue un gran hito en su carrera, a pesar de que Gorodischer hacía años que era una autora aclamada en lengua castellana. El interés de Le Guin en su obra no es de extrañar, puesto que ambas autoras han tocado varios géneros y temáticas, pero se han dado a conocer especialmente por escribir el mismo tipo de ciencia ficción antropológica que se basa en choques culturales y que toma como modelo sociedades antiguas. En la contracubierta de la edición de Gigamesh, la recomendación es precisamente de Le Guin, que menciona que “(…) sus grandiosas imágenes sobre un imperio milenario se nutren en parte del legado europeo en el Nuevo Mundo (…)”.
La edición de Gigamesh tiene 224 páginas (que incluyen la habitual nota biográfica de la autora, bibliografía y premios. La ilustración de portada, de Corominas, es a mi parecer la mejor que he visto entre las ediciones de esta obra, puesto que captura el espíritu de la antología: entre las muchas portadas con imaginería bélica, destacan los tonos verdes de Corominas y el foco en la figura que narra dominada por los edificios del imperio.
Kalpa imperial es una gran obra de la fantasía en castellano, que podría gustar especialmente al aficionado a la literatura fantástica de miras anchas e interés por una literatura cercana. Recomendamos leer esta antología de una tirada.
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