martes, noviembre 26, 2024

Liga de la Justicia: Élites

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Panini

Joe Kelly tenía una buena papeleta por delante. Atrás quedaba una de las etapas más brillantes y recordadas de la historia del supergrupo por antonomasia, y el futuro era un mar de incertidumbre. Desde luego, Kelly tenía a sus espaldas una excelente carrera profesional, y se había ganado los galones de autor comprometido, trabajador, eficaz y sorprendente. Pero es cierto que el pasado reciente de la JLA se había escrito con letras de oro.

LJAKellyUn nombre brilla con luz propia como auténtico renovador del concepto del grupo; Grant Morrison había llevado a lo más alto a los miembros de la Liga de la Justicia, gracias a un titánico trabajo de años en los que el genial escocés renunció a las individualidades de los personajes para centrarse en la épica de historias que enfrentaban a los miembros del grupo a amenazas nunca vistas. Niveles cósmicos de peligro, desde los mismísimos ángeles a ataques de otras dimensiones, hacían que esta liga de la justicia recuperase su estatus que construyó su leyenda en la edad de plata del cómic americano. Morrison mezclaba su conocimiento enciclopédico de la historia de ese momento determinado del cómic USA, y lo llevaba a un nuevo nivel gracias a la portentosa imaginación de un escritor que disfruta con cada viñeta de esa larga estancia al frente de la cabecera. Morrison renuncia a muchas de sus referencias personales y nos ofrece un frenético viaje por la esencia misma del cómic de entretenimiento puro y duro. Sin duda, la etapa más definitoria de la Liga en sus últimas encarnaciones, y, puede que junto a The Authority, la obra más definitoria de lo que entendemos como grupo de héroes hoy en día en el cómic.

Aquella brillante labor tendría su continuidad en el no menos brillante planteamiento de otro nombre legendario, Mark Waid (Kingdom Come). Waid continuó con el ritmo de la propuesta de Morrison, con peligros cada vez más destructivos, que ponían a prueba a los miembros de la liga como partes de un todo invencible e inquebrantable. La novedad que introducía Waid en su Liga fue la posibilidad de que la amenaza surgiese de dentro de sus filas. El guionista puso en la cuerda floja la confianza que sirve de pilar a la unión del grupo, y las consecuencias nefastas que sorprendentes revelaciones desencadenan en su fuero interno. El aporte de artistas como el esplendido Bryan Hitch redondean otra etapa muy recordada, que incluso ha tenido su eco en la renovada Liga de la Justicia del nuevo universo DC.

Este es el panorama que encuentra Kelly, un guionista con recorrido, que ya había firmado con sobresaliente el paso por Action Comics. Su paso por Marvel desembocó en una sonora salida por la puerta de atrás, cansado de interferencias continuas por parte de la directiva de la casa de las ideas (la tónica general en Marvel durante aquellos años), y su entrada en la eterna competencia evidenciaba las diferencias. Kelly demostraba que era un tipo con personalidad propia, conocedor de su oficio, dueño de un ritmo que, sin renunciar al sentido del humor, jugaba de manera excepcional con el equilibrio de las grandes historias y los conflictos internos de personajes a los que trata con respeto reverencial.

Esas serían las credenciales de Joe Kelly tras aceptar el reto. Aunque la duda de los lectores era: ¿Continuismo o cambio? Kelly, tipo inteligente, escogió un práctico camino intermedio. El mismo tono épico de sus antecesores, mezclado con el acercamiento más personal a los protagonistas de la colección. Sí, amigos… funcionaba.

Morrison y Waid habían dejado para la memoria del lector una Liga de la Justicia capaz de enfrentarse a cualquier conflicto, tanto externo como interno. Derrotaron a enemigos imposibles e incluso habían reforzado sus lazos gracias a la capacidad de gestionar conflictos personales. Este ascenso al olimpo del cómic había supuesto la escritura de unos cimientos pétreos que resultaban difíciles de cambiar. Kelly tuvo que estrujar su cabeza a la búsqueda de ese nuevo horizonte para un grupo del que parecía se había contado todo.

LJAKelly2Así que el guionista no se anda con chiquitas, y en el primer número enfrenta a la liga a, nada más y nada menos, los Titanes mitológicos, con intenciones bastante destructivas. Pero lo brillante de este número es que, a pesar de lo enorme del enemigo, Kelly trabaja un inteligente manejo de los conceptos temporales del relato, y se saca de la manga un divertido episodio de presentación de los miembros de la formación. En unas cuantas páginas deja clara su idea de cómo tiene que funcionar la colección, que hay futuro más allá de Morrison y Waid, y que él tiene la fórmula que ha dejado patente su estilo a lo largo de su dilatada carrera.

En el siguiente número, se enfrascaba en el primer arco argumental extenso, Perfección Dorada. en sus páginas entendemos el sutil cambio que el guionista introduce en las páginas de la colección. Si Morrison y Waid renunciaron al desarrollo de los personajes (que tenían colección propia en su mayoría, donde se desarrolla esta evolución) y se centraron en el potencial como grupo cohesionado de la LJA, Kelly se adentra en los conflictos interiores que  seres con tanto poder y responsabilidad desatan en su atribulado espíritu. Para eso, nos acerca a un personaje que, por culpa de guionistas ineficaces y escasos de miras, no pasa de eterna secundaria. Hablamos de Wonder Woman, que se transforma en la protagonista de este ciclo, muy a su pesar. Diana es la representación última de la verdad y la integridad, pero Kelly plantea con su historia que sucedería si la verdad, el concepto que ella representa, sobreviviría a una realidad en la que los matices de gris y los puntos de vista desdibujan el valor de un símbolo. Al romperse el lazo de Wonder Woman, la amazona se enfrenta a sus peores demonios, mientras el resto de la LJA se enfrenta a la realidad misma que se desmorona. Kelly da lo que promete; la posibilidad de la destrucción masiva desde un nuevo enfoque, y el acercamiento al alma de los seres más poderosos del universo. Además, fundamenta la historia sobre el valor de los símbolos, el peso de las decisiones, la lacra que supone nuestro pasado, y el significado de heroísmo, que a veces significa renuncia.

De aplauso, chicos y chicas.

Redondea el tomo una historia en la que el elegido por Kelly para bucear por las personalidades extremas que conformas la liga es Plastic Man. Es normal que Kelly tenga predilección por un personaje de marcada comicidad, ya que es un tipo de diálogos ágiles e ingeniosos. Pero claro, detrás de tanto chascarrillo, hay algo más. LJAKellyBatman

Admito que lo mío con Kelly es personal. Fue uno de los culpables de que me enganchara de manera definitiva a los cómics, al nivel de lector y coleccionista. Todavía releo con ojos de adolescente su etapa en Masacre de cuando en cuando, una lección de como escribir un guión lleno de humor y no perder la seriedad en tu trabajo (diferencia que hay autores que no entienden). Tiene talento especial para los diálogos brillantes, trascendentes y necesarios. Conoce a los personajes y marca sus personalidades, diferencia los roles, y al mismo tiempo crea un ambiente íntimo y entrañable en los momentos de calma que Morrison y Waid no tenían (Porque estaban en otra cosa y no lo necesitaban, no porque se olvidasen de ello. A ver si vais a entender esto como una crítica a dos genios, y no tengo yo ni capacidad ni gónadas para ponerlos en duda). Eso es lo que funciona, que planea su colección sin complejos, consciente de lo que significaron sus etapas previas, pero sin jugar a la copia o a caer en la repetición.

En el apartado artístico tenemos a Doug Mahnke, dibujante que está muy lejos de ser perfecto. A cambio de ciertas limitaciones, disfrutamos de un artista dinámico, sin estridencias narrativas ni aventuras compositivas destinadas al lucimiento por encima de las necesidades de la historia. Es capaz de manejar los tempos que ofrece Kelly, y no se corta con las escenas de acción. Si abre plano, lo hace con todas las consecuencias. Un escudero de lujo para las intenciones de diversión sin cortes, pero tratando al lector con respeto.

Además, Kyle Rayner es Green Lantern. Lo siento, fans de Hal Jordan, pero este tipo es mi portador del anillo favorito.

Este tomo inicia la recopilación de toda la etapa de Joe Kelly al frente de la JLA, y contiene los números 61 a 65 de la colección USA, publicada en 2002. Se incluye en DC Essentials, y presenta el formato habitual de esta línea, en tapa blanda y sin demasiados extras, que deja un precio final de venta al público de 12,50.

[xrr rating=4/5]

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