Todo el mundo dice que Francia es el gran mercado del cómic europeo, y eso es indiscutible, pues allí se publica de todo (en gran cantidad, con gran calidad y con gran variedad) pero, en parte, si el mercado del cómic francés es tan grande es porque abarca diversos países (de habla francesa o francófonos): Bélgica, Suiza (el cantón de Ginebra) y Canadá (la provincia de Québec). Otro detalle a tener muy en cuenta es que algunos de los mejores cómics en francés no se producen en Francia sino en Bélgica (un país entregado a la cultura del cómic, una cultura, además, totalmente apoyada desde las Administraciones) por ello es más correcto hablar de cómic franco-belga que de cómic francés y hablar de mercado franco-belga del cómic en lugar de hablar, sólo, de mercado francés del cómic.
Bélgica es un país muy curioso (no sólo por su amor por el cómic y su infinita variedad de cervezas y chocolates) ya que tiene 3 comunidades lingüísticas y, por tanto, 3 lenguas oficiales: Francés, flamenco (que es el holandés que se habla en la región de Flandes) y alemán. ¿En qué afecta eso a nuestra exposición sobre el mundo del cómic holandés? En todo: Los cómics que se producen en francés en Bélgica se traducen, automáticamente, al holandés o flamenco y se venden en la región de Flandes (en la propia Bélgica) y en toda Holanda. Así, por ejemplo, el mítico Spirou en flamenco o holandés es “Robbedoes” y Tintín es “Kuifje”. Pero aún hay más: Mientras que los cómics, para el mercado francés, son, normalmente en tapa dura (cartoné), esos mismos cómics, para el mercado holandés/flamenco, son en tapa blanda (rústica) y muy parecidos a la “Colección Olé” de Ediciones B. Mientras que en Francia y la parte francesa de Bélgica (Valonia) consideran que un cómic es un libro y se vende en librerías en la parte flamenca de Bélgica (Flandes) y en Holanda consideran que un cómic, además de ser un libro, puede ser “un objeto de consumo rápido” y se vende, también, en librerías de estaciones de tren o bus y tiendas de conveniencia (vamos, lo que nosotros entendemos, básicamente, por “quioscos”). Interesante diferencia cultural entre 2 comunidades que están de lado (la valona y la flamenca). No me extrañaría que la rivalidad entre estas 2 comunidades fuera uno de los orígenes de los cómics propiamente flamencos que arrasan en Flandes y en toda Holanda y que son “los cómics de Holanda” de los que, ahora, os vamos a hablar:
El más popular y el más vendido es “De Kiekeboes”. Su creador original es Merho (en la actualidad ejerce, sólo, como guionista). Cada nuevo álbum vende alrededor de 100.000 ejemplares y es el “libro infantil-juvenil” más vendido en los territorios de lengua holandesa. La editorial que lo publica es “Standaard Uitgeverij” (la misma editorial que tiene los derechos de “Harry Potter”, el cuál, en conjunto, jamás ha vendido más que “De Kiekeboes”). Este cómic trata sobre las aventuras de una curiosa y disfuncional familia.
El segundo cómic más popular de los territorios de habla holandesa (y, probablemente, el que tiene más presencia en los “quioscos” de Los Países Bajos) es “Jan, Jans en de Kinderen”. Una vez más una familia (menos disfuncional que la anterior y que vive aventuras y desventuras más realistas) con éxito entre el público lector. El autor, para crear el cómic, se inspiró en su propia familia. Por cierto, el autor, Jan Kruis se llama, como el personaje del cómic, Jan.
Finalmente, el tercer cómic más popular en lengua holandesa (y que bebe, totalmente, del estilo “línea clara” de Hergé) es “Suske en Wiske”. Estos chicos fueron creados en 1945 por uno de los más célebres autores del cómic belga: Willy Vandersteen. El cómic “Suske en Wiske” lleva ya 324 álbumes publicados y durante mucho tiempo ha sido el tebeo flamenco más vendido (y tiene, aún, el récord de copias vendidas como colección, en su conjunto). Suske y Wiske son 2 niños que viven aventuras que mezclan comedia, fantasía y ciencia-ficción (con viajes en el tiempo incluidos).
Hace un tiempo, ediciones Glénat publicó, en nuestro país, un excelente cómic holandés (también deudor de la “línea clara” de Hergé) llamado “Leon el Terrible”, ilustrado, magistralmente por Theo Van Den Boogard. Ojalá alguien (o mejor, alguna editorial) nos traiga, en el futuro, algún nuevo cómic holandés o flamenco traducido pues los hay (en cantidad) y muy buenos (sobre todo para quien le guste Tintín y cómics de ese estilo). El mercado del cómic neerlandés es grande y muy desconocido en nuestro país, una lástima.