jueves, noviembre 21, 2024

Nightwing: Vuela libre, pajarillo

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Panini

Creo que no me equivoco si afirmo que un tanto por ciento muy elevado de lectores de esta página han tenido sus problemillas con el concepto de Robin. Yo, el primero. Si bien el personaje está perfectamente adaptado a la mitología de Batman, y su papel dentro de la familia da mucho más juego que el de colorido acompañante adolescente, su presencia siempre ha tenido un toque de polémica. Retrotrae a épocas más inocentes y, si me apuras, absurdas, en las que los editores de DC estaban obsesionados con la figura del joven compañero del héroe. Claro que hay que contextualizar esta presencia constante en las cabeceras más importantes de la editorial. Era otra época, otro tipo de lector, y el acoso de la censura había obligado al medio a simplificar de modo castrante y doloroso las aventuras de sus héroes enmascarados. Hablar sobre estos simpáticos adolescentes da para una tesis aparte, aunque la realidad y el paso del tiempo, situó a estos chicos en contextos muy alejados a los de su origen como comparsa infantil.

Los chicos crecen deprisa
Los chicos crecen deprisa

Aunque algunos de ellos ganaron peso y personalidad gracias a Jóvenes Titanes, otros tantos navegaron en peligrosos limbos, como por ejemplo Speedy, el chico de Green Arrow. Tras una adolescencia marcada por el gustillo por las agujas (y no precisamente para tricotar), se transformaría en Arsenal, que ahora da mucha guerra en el nuevo universo DC. O Aqualad, que, por suerte para el universo conocido, quedó sumergido en los más profundos océanos del olvido (seguro que había un fan de Aqualad en el mundo que ha leído esto y ahora me odia). Incluso a Superboy se le ha dotado de un trasfondo mucho más potente, alejado de cualquier atisbo del original.

Pero con nuestro chico de hoy, se tomaron decisiones mucho más acertadas, coherentes y definitivas. Los responsables de DC no tuvieron más que hacer uso del sentido común, y entendieron una premisa básica; al fin y al cabo, los niños crecen.

Aquel primigenio Robin pasó de la extraña pareja del Batman sonriente de mandíbula cuadrada, a adolescente con inquietudes propias, responsable de sus actos, y alejado diametralmente del espíritu de su tutor. Dick Grayson tenía la misma cruzada que el Caballero Oscuro, pero sin duda, estaba muy lejos de ser el obsesivo justiciero que roza lo despiadado. Grayson, a diferencia de Bruce Wayne, tenía apego a su humanidad. Esto provocó conflictos y disensiones entre tutor y pupilo. La eterna confrontación entre padre e hijo, en la que el joven no puede llevar sobre los hombros los pecados de su predecesor.

Durante este periodo en el que Grayson construía su papel como el adulto que un día llegará a ser, se refugia en los Titanes, colección que aglutinaba a todos esas jóvenes versiones de los héroes más visibles de DC, transformados en una especie de JLA junior. Fue en esta cabecera donde todos estos chicos, a la sombra de sus mayores, se ganaron los galones como héroes de marcada personalidad, tan interesante o más que sus versiones adultas, en una etapa para el recuerdo perpetrada por Marv Wolfman y George Perez. Sin duda, momento álgido del cómic de principios de los 80.

Alejado por completo de la disciplina de Batman, el proceso de autoafirmación de Dick Grayson finalizó en la adopción de su propia identidad enmascarada. El niño queda en el recuerdo, y aparece el hombre adulto, aunque con mucho que aprender. Nace Nigthwing, nombre inspirado por una leyenda Kriptoniana que Superman cuenta al antiguo Robin.

El amigo Dick es todo un rompecorazones
El amigo Dick es todo un rompecorazones

La ruptura con Batman fue total, hasta el punto de que Nightwing no se enteró de la presencia de Jason Todd, su sustituto como Chico Maravilla, hasta que se topó con él cara a cara. Pero a pesar de esos roces, el respeto mutuo ha sido la tónica general entre Batman y su ex Robin. Un maníaco del control como el murciélago no tolera tan fácilmente que alguien tome decisiones por su cuenta y más allá de la Batcueva, pero lo cierto es que, con el tiempo, la opción siempre ha sido Dick.

Cuando Bruce Wayne se recuperaba de las heridas tras su sonada pelea con una mala bestia como Azrael, acudió a su antiguo pupilo para que ocupase su lugar bajo la máscara del murciélago. Esto propicia un momento catártico, ya que Grayson entiende que es la hora de aceptar su herencia, pero este primer contacto con el manto de Batman descubre al joven la responsabilidad, el peso de la cruzada a todos los niveles, el titánico sacrificio que conlleva ser un símbolo. En un acto que honra al personaje, y dice mucho de la madurez que había adquirido tras su independencia, Dick devuelve la capa a su legítimo dueño, abrumado por la experiencia, sabiendo que no está listo para aceptar el cargo.

Tras esos acontecimientos, el joven héroe da pasos más definitivos en su recién adquirida independencia, y abandona Gotham para desplazarse a la vecina ciudad de Bludhaven, donde desarrolla su carrera como enmascarado, sin olvidar su faceta civil (mucho más visible que la de su tutor), completamente apartado de la sombra de Batman.

Pero, al final, el pasado siempre llama a la puerta. Y, cuando se es un héroe de DC, de qué manera. Los acontecimientos de la etapa de Grant Morrison al frente de la cabecera de Batman situaron a nuestro protagonista en la tesitura de hacerse de nuevo con el manto del murciélago. Muy a su pesar, la aparente muerte de Bruce Wayne a manos de Darkseid en Crisis Final, obliga a Dick Gayson a portar el emblema. De nuevo, las dudas acerca de su capacidad, aumentadas cuando comienza una batalla campal por el derecho a portar la capa de Batman. Al final, Dick prevalece contra sus competidores, transformado en un Batman diferente. Es su cruzada, son sus reglas. Además, se convertirá en maestro del Robin más irritante que ha conocido la Batfamilia; Damian Wayne y su ego pondrán a prueba la paciencia de nuestro joven héroe en todo momento. Y nadie le ha dado una medalla por eso. Se la merece, fijo.

Por supuesto, todo vuelve a su cauce. Bruce Wayne vuelve de su extravagancia a lo largo de la historia (Grant Morrison, nosotros te adoramos), y Grayson se enfunda el traje de Nightwing. Entonces llega DC y dice que mejor revienta todo y empezamos de cero.

Bienvenidos al Nuevo Universo DC.

Lo bueno de esta locura editorial, es que Batman y familia no se vieron muy afectados por sus consecuencias. La colección venía de una extensa y trabajosa etapa ideada por Grant Morrison, y tirar por tierra su impresionante labor resultaba frustrante y ridículo para los coleccionistas. Aunque eso ha resultado en problemas de continuidad que no se han solventado con eficacia, lo cierto es que el estatus de la batfamilia en el nuevo entorno DC no resultaba tan chocante.

El nuevo aspecto del Chico Maravilla
El nuevo aspecto del Chico Maravilla

En el caso de nuestro antiguo chico maravilla, el presente se dibujaba como un regreso a los orígenes. Grayson vuelve al circo Haly. El pasado, ese gran villano, toma protagonismo, y remueve el presente del joven héroe hasta el punto de que todo lo que pensaba sobre su familia o la existencia del circo era un espejismo. La verdad es mucho más peligrosa y mortífera. El encuentro con el Tribunal de los Búhos puso de manifiesto el auténtico espíritu de viejo circo. Dick Grayson se encuentra en medio de una antigua conspiración que tiene en su amado espectáculo el siniestro epicentro. Todavía lamiéndose las heridas de tan dolorosas revelaciones sobre su pasado, el Joker regresa a Gotham. Su intención, destruir la Batfamilia. Aunque Batman consigue parar la locura provocada por el payaso del crimen, es una victoria agridulce. El Joker utiliza todo su arsenal de ponzoña para contaminar la relación de Bruce Wayne con sus pupilos. La confianza ciega de unos con otros desaparece de un plumazo, carcomidos por las dudas y las verdades a medias.

El golpe final de los trágicos sucesos que determinan la realidad de Nightwing se traduce en la muerte de Damian. Durante mucho tiempo, ambos fueron el dúo dinámico de Gotham, por lo que la muerte del último Robin significa un duro varapalo para alguien que nunca dudó de las cualidades del hijo de Batman, escondidas tras un muro de condescendencia autosuficiente algo homicida.

Parece que nunca llega la calma después de la tempestad. Con tanto frente abierto, se reabre el episodio más dramático de la vida de Dick Grayson. La hija del asesino de sus padres se cuela silenciosamente en su vida. Dick lucha entre la desconfianza y la evidente atracción que siente por Sonia Zucco. En un providencial acto de sinceridad, la muchacha confiesa el secreto que pondrá patas arriba el ya atribulado mundo de Nightwing. Tony Zucco, el asesino de los Grayson voladores, al que Dick pensaba muerto, sigue vivo, bajo una nueva identidad, en la ciudad de Chicago.

Esto marca el comienzo de la nueva independencia de Nightwing. Decidido a esclarecer de una vez el crimen de sus padres, pone rumbo a una nueva ciudad y a una nueva vida, llena de personajes secundarios que aportan aire fresco a las aventuras del pupilo de Batman. Chicago es un entorno desconocido y hostil, ya que ha eliminado el concepto de justiciero enmascarado del día a día de la ciudad. Al mismo tiempo que busca la verdad tras la fachada del escurridizo Zucco, Nightwing se verá obligado a vivir en una ciudad que lo considera una amenaza.

Así dejamos a nuestro héroe, ya que sus aventuras en Chicago son el último episodio de sus aventuras publicadas en España. Kyle Higgins, guionista que anticipa un gran futuro en DC gracias a un presente muy válido, ha convertido a Nightwing en su feudo. Al principio, atado a los arcos argumentales de la colección madre, en las manos de Scott Snyder, maestro y mentor de Higgins. Pero se ha ganado, al igual que Grayson, el derecho a volar en solitario. Aunque hasta ahora, las aventuras de este remozado Nightwing han contado con una sólida evolución, enmarcada en el más clásico espíritu de cómic de supertipos, es en el presente inmediato cuando Higgins y sus colaboradores al dibujo encuentran vía libre para el desarrollo de un personaje tan atractivo, fuera del desgastado concepto inicial de pupilo de Batman en las duras calles de Gotham City.

Con el resto de los Bat chicos
Con el resto de los Bat chicos

Lo que quizá no calculaban los responsables de la colección es la llegada de Maldad Eterna, el macroevento que promete ser un antes y un después dentro del antes y el después que ya era el reciente Nuevo Universo DC. Decisiones editoriales aparte, Nightwing se encuentra ahora mismo en las manos del Sindicato del Crimen, y según se ponen las cosas, lo cierto es que pinta mal para el chico. A ver cómo acaba el espectáculo en el que está inmerso la mayoría del universo DC.

En todo caso, Nightwing se ha ganado el derecho a volar libre. A pesar de que la sombra de Batman es alargada.

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