“En 1972, cuatro de los mejores hombes del ejército americano, que formaban un comando, fueron encarcelados por un delito que no habían cometido. No tardaron en fugarse de la prisión en la que se econtraban recluidos. Hoy, buscados todavía por el gobierno, sobreviven como soldados de fortuna. Si tiene usted algún problema, y si los encuentra, quizá pueda contratarlos”.
Con esta introducción, en 1983, nació la serie de “El Equipo A“, creada por Stephen J. Cannell y Frank Lupo, que se mantuvo en antena durante cinco años, con unos excelentes resultados de audiencia. Aunque hubo muchos rumores sobre un posible remake que nunca vio la luz, veintisiete años después, Joe Carnahan llevó a la gran pantalla a los mercenarios más famosos de la televisión, pero actualizada a los tiempos modernos, cambiando la guerra de Vietnam por la de Irak.
El reparto lo forman Liam Nesson (John “Hannibal” Smith), Bradley Cooper (Templeton “Fénix” Peck), Quinton “Rampage” Jackson (M. A. Baracus) y Sharlto Copley (Murdock), sustituyendo a George Peppard, Dirk Benedict, Mister T. y Dwight Schultz. Junto a los actores principales, destacan Jessica Biel (Charissa Sosa), Patrick Wilson (Lynch), Brian Bloom (Brock Pike), Gerald McRaney (Russell Morrison) y Jon Hamm (también interpretando a Lynch, ya que se trata de un nombre en clave que pasa de un agente a otro).
La película nos cuenta cómo cuatro rangers a los que el azar ha reunido, acaban siendo el mejor grupo militar que haya existido en mucho tiempo. Ocho años y ochenta exitosas misiones después, el cuarteto decide, por su propia cuenta, recuperar unas placas de impresión de dólares, que están en posesión de insurgentes iraquíes. Aunque logran su objetivo, unos mercenarios liderados por el sanguinario Brock Pike destruyen el dinero, se quedan con las planchas y acaban con la vida del general Morrison, que estaba al tanto de todo. Hannibal, Fénix, Murdock y M.A. son considerados culpables de lo sucedido y sentenciados a diez años de prisión en centros distintos. Tras un elaborado plan de fuga, el equipo vuelve a reunirse con una sola idea en la cabeza: limpiar sus nombres. La mejor manera de conseguirlo es hacerse con las placas, que Pike piensa vender a un misterioso árabe, al que el equipo secuestra a la vez que recupera las planchas. La sorpresa llega cuando descubren que Morrison está vivo y es la persona a la que han raptado. El general confiesa que todo era un plan urdido entre Lynch y él para quedarse con las placas. Sin embargo, el otro implicado no quiere verse salpicado por el asunto y, tras localizarlos, bombardea la zona para acabar con todos, aunque sólo logra matar a Morrison. Fénix idea un complicado plan con el que el equipo logra eliminar a Pike y dejar al descubierto la implicación de Lynch, cuyo nombre usará otra persona, después de que su predecesor haya sido arrestado. Sin embargo, el grupo es detenido debido a su fuga de la cárcel, pero Charissa Sosa, una capitana que siente algo hacia Fénix y que se ha visto involucrada en todo el asunto, logra pasarle, mediante un beso, una llave que ayudará al cuarteto a volver a escaparse. El film acaba con una frase muy similar a la que usaba la serie en su introducción, lo que convertiría a este largometraje en una especie de precuela no oficial, si no fuera por algunas diferencias argumentales, como que Murdock sea un miembro reconocido del grupo o la culpabilidad de Morrrison. Su duración es de 118 minutos, lo que hace que esta película sea la aventura más larga que se haya realizado nunca sobre “El Equipo A“.
Con la excepción de Bradley Cooper, el resto está muy bien caracterizado físicamente, lo que los hace fácilmente reconocibles. Por desgracia, su personalidad no está tan bien cuidada: se supone que Hannibal es la cabeza pensante del grupo, pero aquí el que elabora el plan definitivo es Fénix, al que tampoco vemos tan camelador como el de la serie original (a excepción de alguna escenita con Charissa); la locura de Murdock no destaca demasiado; M.A., por su parte, empieza muy bien, mostrándonos al fiero personaje que todos esperamos, pero se desinfla a medida que avanza el film.
Durante el metraje, podemos observar referencias y guiños a la serie: la aparición de la furgoneta negra con la franja roja (aunque dura poco, ya que Murdock la destroza involuntariamente, casi al principio de la película); el origen de la fobia de M.A. a volar (debido a las acrobacias aéreas de su compañero); el uso de la frase: “me encanta que los planes salgan bien” (aunque la pronuncia Fénix al fnal del film, deja claro que esa es una expresión de Hannibal), y la sintonía clásica, que podemos escuchar en algunas escenas del largometraje.
Los nombres de Lynch y Morrison están tomados de la historia original (el primero estaba interpretado por el actor William Lucking, mientras que el segundo nunca salió en la serie, porque el personaje ya estaba muerto antes del primer capítulo). Por su parte, Charissa Sosa y Brock Pike han sido creados exclusivamente para el film.
Aunque George Peppard llevaba años fallecido, se ofrecieron cameos a los otros tres actores principales. Dirk y Dwight aceptaron, pero Mister T. no, ya que argumentaba que la película jamás podría reflejar el espíritu de la historia original, empezando por la casi ausencia de muertes en toda la serie.
La película no tuvo el éxito suficiente como para rodar una secuela, aunque hay que reconocer el mérito de intentar reflotar un clásico. Si la tratamos como un film independiente, no funciona mal, aunque la escena final de los contenedores resulte algo confusa, y sirve para pasar una tarde de acción y risas.
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