Con motivo de la reedición de “El Señor de la Rueda” once años después de su último lanzamiento al mercado literario, encontramos la ocasión perfecta de dar a conocer una pequeña y deslumbrante obra de ciencia ficción española. Ediciones Epicismo recupera un clásico que faltaba en el conocimiento de muchos lectores y lectoras del género.
De “El Señor de la Rueda” nos cuenta Gabriel, su autor, que la soñó completamente. Allá por 1979 la publicó en ediciones Albia, pasando a ser una novela de culto. Comenzaremos el libro con un brillante prólogo del autor donde se da a conocer él mismo y explica el cómo, dónde y porqué de la obra, así como de mucha información para comprender el conjunto de la narración. De obligada lectura.
Ambientado en un mundo medieval artúrico con todos los ingredientes de los libros de caballeros, lances y aventuras, Sir Pertinax le Percutens es ordenado caballero y se independiza de su familia. La sociedad mecanizada y exageradamente preestablecida en sus costumbres y cultura otorgan un ambiente ideal para la trama en la que se verá envuelto nuestro justo y joven protagonista. Como si de un adulto experimentado se tratara, el leal y honesto Sir Pertinax perfila la figura del héroe que no le teme a nada, ni a la misma muerte. Su carácter afable y bienintencionado no es motivo para ser engañado; demuestra tener un gran sentido de la prudencia, el perdón, la justicia y el deber.
Para el desarrollo de la novela, Bermúdez se documenta en gran medida sobre heráldica, un elemento muy importante y necesario en la historia, así como el lenguaje caballeresco y cortés, las costumbres de la corte, el uso del latín, el vestuario de la época… No deja de asombrar la curiosa sociedad donde la quietud es tabú y rechazada visceralmente por los seres humanos. Las familias o caballeros “solteros” viven en castillocares, camiones de grandes ruedas y habilitados para la vida común con sus compartimentos equipados de talleres, bibliotecas, cocina… y la cabina de mando. Nunca, nunca te detengas. Siempre rodando en las amplias y abobinables carreteras a lo largo de avenidas de asfalto surtidas de asteroides (postas) donde podrás comprar combustible, vestimenta, víveres… y rodeados por una calzada circular en la que, al ralentí, podrás aprovisionarte de todo lo que necesites sin detener los colosales motores dando vueltas al recinto.
Así es el mundo de “El Señor de la Rueda”, donde el único tabú es quedar parado o mirar el paisaje. Los habitantes del reino reciben los favores de las damas y doncellas, que son las que llevan el mando a la hora del cortejo y son ofrecidas de la mano de sus propios padres. Incluso no es descabellado ofrecer a las esposas como símbolo de cordialidad a una visita inesperada…
Pero lejos de toda lujuria o mal gusto, en el mundo de Sir Pertinax reina la empatía y el gusto por la vida, los placeres de la carne y la gastronomía, la lectura y las ciencias.
La voz del omnipresente Rey Arturo a través de los altavoces de los castillocares resuena casi divina y nadie osa contradecir la doctrina del anciano rey. Pero más allá de lo visible, por encima de las terrazas de los castillocares, se encuentra el misterio más desconcertante para los protagonistas de “El Señor de la Rueda”.
El autor se sirve de su ingenioso sentido del humor para contarnos las aventuras de Sir Pertinax de manera casi quijotesca, lo que no quita lugar a momentos dramáticos, hasta épicos. Es por ello que el atento público curtido en lecturas de varios géneros se sorprenderá por las alusiones a clásicos literarios medievales o de ciencia ficción del siglo XX, totalmente justificadas.
Como habíamos comentado anteriormente, el mundo de “El Señor de la Rueda” muestra una sociedad mecanizada, pero no tecnológica. Aunque podría haber una ligera excepción: los “mecanoservus”, literalmente robots sirvientes con programas de aprendizaje propios. Este es uno de los puntos más llamativos de la historia. La fuerte humanización de los mecanoservus, claramente mostrada por el trato que reciben de sus amos –Pertinax llama “viejo” a su mecanoservus de nombre Mágico– o por los apelativos que el narrador les otorga –tales como “virgen”– da lugar a un proceso de aprendizaje que con los años desemboca en el continuo envejecer de los robots, hasta que sus juntas oxidadas resuenan quejosamente y sus circuitos no responden a la lógica programada. Todo ello es reafirmado al comienzo del relato describiendo sus “circuitos de sentimientos”.
Bermúdez ha creado un mundo y una sociedad sólidos, creíbles y coherentes, difícilmente olvidables. En él se desenvuelve no solo como si lo hubiera soñado, sino como si hubiese estado allí realmente. A lo largo de la narración deja entrever un universo de posibilidades amplio y desconocido. “El Señor de la Rueda” no acaba en las autopistas ni en la moraleja final, el brusco descubrimiento que lo cambia todo o el fin de la inocencia; continúa para encaminarse hacia la madurez en un viaje iniciático más allá de lo posible.
Para terminar de rizar el rizo, la obra ha sido recientemente adaptada a juego de rol por la Editorial Epicismo, la misma que ha editado el libro conjuntamente. Las portadas de los dos artículos, libro y juego, forman una acertada ilustración totalmente descriptiva de lo que podemos imaginar cuando empezamos a leer y que mostramos más arriba. Es fácil, después de leer el libro, el imaginarse protagonizar las hazañas de Sir Pertinax acompañado de su mecanoservus en busca de duelos, justas, damas y aventuras.
Pero no nos detendremos aquí. Poco a poco iremos dando a conocer más obras de Gabriel, a la cual más original y diferente, con matices tan variados como los mundos en los que nos envuelve. En “El Señor de la Rueda” nos encontramos ante una obra que resulta del gusto del público tanto del género de caballería, de ciencia ficción, o de aventuras. A los lectores de “El Capitán Alatriste” les enganchará.
[note note_color=”#fff9a9″]Ediciones Epicismo nos cuenta en la contraportada del libro: En un mundo en el que circulan miles de castillos rodantes el joven Sir Pértinax le Percutens es ordenado caballero. Sus únicas preocupaciones son justar, amar a cuantas damas precisen de su amor y honrar a Su Majestad el Rey Arturo. Igual que el resto de habitantes del asfalto, Sir Pértinax ve la violencia como una parte más de la vida, el sexo como un elemento clave de la cortesía social y la ausencia de movimiento como la mayor de las deshonras posibles. Se podría decir que el caballero vive una vida perfectamente normal.
Pero un día esa normalidad se ve alterada por la aparición en la carretera de una bella dama completa y vergonzosamente detenida…
Gabriel Bermúdez es uno de los grandes nombres de la ciencia ficción española y su papel en la evolución del género es hoy incuestionable. “El Señor de la Rueda” es, posiblemente, su novela más personal, diferente y transgresora. Esto le valió ser considerada como novela de culto desde que en 1979 se publicó por primera vez esta reedición (prologada por el propio autor) vuelve a las librerías una historia que desprende diversión y originalidad en cada página.[/note]
“El Señor de la Rueda”. Gabriel Bermúdez Castillo.
–Ediciones Epicismo. Colección Ciencia Ficción. 2014
Rústica. 234 páginas. ISBN 9788494018060
Otras ediciones:
–Ediciones Albia. Colección Albia Ficción. 1979
–Ediciones Orbis. Colección Biblioteca de Ciencia Ficción. 1986
–Pulp Ediciones. Colección Gotas. 2003
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