‘Ataque a los Titanes’ es sin duda la gran revelación de los últimos tiempos (comenzó a editarse en septiembre de 2009 en la revista mensual Bessatsu Shōnen Magazine, de la editorial japonesa Kōdansha) en el mundo del manga japonés, concretamente en el género shonen (término demográfico que se usa para referirse al manga y anime dirigido especialmente a hombres adolescentes). Arrasa en ventas, tiene una adaptación de anime para televisión (dirigida por Tetsurō Araki y producida por Wit Studio en colaboración con Production I.G y estrenada en Japón el 6 de abril de 2013 por la cadena televisiva Mainichi Broadcasting System), varios videojuegos y se habla ya de una nueva adaptación para la pantalla grande. El motivo de su éxito es claro: la trama que desarrolla su guionista engancha. Y mucho. No hay otra forma mejor de explicarlo. Hajime Isayama, autor de la obra, teje una historia muy compleja, con mucha mitología por detrás, pero de la que sólo va revelando información gota a gota, y cuanto más bebes de esa información, más sed tienes. ¿Cómo funciona la sociedad en este mundo?¿De dónde han salido los Titanes?¿Qué son realmente?¿Que ocurrirá con nuestros protagonistas? Isayama sabe manejar esto con sabiduría: nos da lo justo para saciarnos momentáneamente sin que perdamos el interés en seguir leyendo. Y el segundo tomo de esta colección del que vamos a hablar a continuación es buena muestra de ello.
En el anterior tomo conocimos a los Titanes: seres gigantescos que cazan hombres para devorarlos, con escasa inteligencia y de los que poco se sabe. Para defenderse de ellos, la raza humana se ha rodeado de tres grandes muros concéntricos de más de 50 metros de altura que les ha mantenido seguros durante los últimos cien años. Además, la raza humana ha creado tres distintos grupos de soldados de élite para defenderse y combatir a los Titanes: la Tropa de Guarnición que trabaja en el mantenimiento de los muros, el Cuerpo de Exploración que patrulla el exterior del muro y se interna en territorio de los Titanes, y la Policía Militar que protege al rey dentro del muro más interior.
Pero la paz no podía durar para siempre, y hace sólo un lustro apareció un Titán mucho mayor que cualquier otro visto con anterioridad que consiguió hacer una brecha en el muro periférico exterior (conocido como María), dejando así a montones de Titanes colarse al interior, obligando a la raza humana a refugiarse aún más al interior tras el segundo muro (llamado Rose). Ahora la humanidad vuelve a sufrir un ataque similar en el que nuestro protagonista, Eren Jaëger (cuyo único objetivo en la vida es destruir Titanes, tras ver a uno de ellos devorar a su madre en el anterior ataque), es descuartizado y engullido por un Titan justo después de salvar la vida de Armin Arlert, su mejor amigo de la infancia. Armin lo observa todo impotente, incapaz de hacer nada.
En este punto comienza este segundo tomo, con los Titanes atravesando el segundo muro, Rose, y las fuerzas de la humanidad intentando impedir su paso. Utilizan para ello distintos tipos de cañones móviles y unos arneses especiales con cables propulsados por gas que sirven a sus portadores como método de transporte rápido y, lo que es más importante, para acceder al único punto débil de los Titanes: su nuca. Porque la mayor fortaleza que tienen los Titanes es que son virtualmente indestructibles. Se regeneran de todas sus heridas, en más o menos tiempo, así que lo único que hacen las armas de los humanos es frenarlos y retenerlos un tiempo. Sin embargo, si se destruye cierto punto de su anatomía situado en la parte trasera del cuello, el Titán cae y muere sin remedio.
Mikasa Ackerman, la hermana adoptiva de Eren, se encuentra en mitad de la batalla, ajena a la muerte de este. Mikasa es sin duda el guerrero mejor dotado de todo el cuerpo, seguramente debido a cierto episodio ocurrido en su niñez que se nos desvela en este tomo y cuyo resultado final fue que acabara viviendo con los Jaëger. Una cruenta historia que cambiaría su personalidad hasta el punto de hacerla emocionalmente blindada, con la excepción del amor que siente por Eren. Y esta no es la única parte de la niñez de Mikasa y Eren que es relevante, ya que Isayama deja entrever que aún no sabemos todo lo que hay que saber sobre el padre de Eren, desaparecido hace años. Seguro que no pasará mucho tiempo antes de que sepamos más de este personaje…
Mikasa acaba cruzándose en el camino de otros soldados metidos en graves problemas debido a la falta de reservas de gas, algo imprescindible para sus desplazamientos y sin lo que estarán indefensos ante los Titanes. En ese grupo se encuentra Armin, quien entre lágrimas le habla sobre la heroica muerte de Eren. Resignada, decide que debe concentrarse en la lucha y ayudar a sus compañeros a asaltar el edificio dónde se encuentran las reservas de gas, rodeado de Titanes en ese momento. Su habilidad y sus ganas de luchar, la astucia de Armin, el valor de sus compañeros y la inesperada ayuda de un Titán del tipo conocido como “extrovertido” será lo que determine vivirán para seguir luchando un día más.
El guión funciona a la perfección en este tomo. Isayama consigue que nos preocupemos tanto por los personajes como por la historia de este mundo en el que se desarrolla la acción. Hace que quiera saber más sobre el pasado de esta civilización, sobre el inicio de la guerra y sobre el origen de los Titanes. Y hace que me interese el destino de Mikasa, Armin y sus compañeros. Pero su punto fuerte es la habilidad para desvelar al lector los giros argumentales presentes en su obra. Si en el primer tomo nos sorprendió con la muerte del aparente protagonista de la historia (en un recurso muy a lo George R.R. Martin en ‘Juego de Tronos’), las revelaciones de este tomo no se quedan atrás y obligan a leer de seguido el siguiente para descubrir qué pasa a continuación.
En cuanto al dibujo, hay que decir que tiene altibajos. Hajime Isayama mezcla momentos realmente espectaculares de acción con otros más relajados en los que la calidad es muy inferior. Se diría que a este hombre sólo le gusta dibujar cuando los Titanes están por medio, ya que cuando no es así parece desganado y con prisas. Pero si dejando aparte esos momentos de transición, el lector disfrutará mucho con las violentas a la par que terroríficas secuencias en las que los Titanes tienen su momento. La forma en la que estos gigantes descerebrados con sus inocentes sonrisas que se mueven correteando como un bebé que acaba de aprender a caminar desmiembran a los soldados que salen a su paso son realmente impactantes. Y aquí el autor es bastante explícito, y se recrea. Si bien hay momentos en los que deja que la masacre simplemente se intuya, en otras ocasiones vemos en primer plano como los humanos son devorados sin ningún tipo de clemencia o consideración. También habría que destacar los momentos en los que los soldados “vuelan” por las calles de la ciudad, bastante logrados.
Este segundo tomo mantiene las mismas características del primer volumen, que son las de la línea general de manga de Norma Editorial, siendo así de formato rústica de tapa blanda con sobrecubierta de color, con un tamaño de página de 11,5×17,5cm. El tomo contiene 192 páginas en blanco y negro, y el precio de venta recomendado es de 8€.
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El shonen revelación en Japón: ¡más de 9 millones de copias vendidas!
Tras el ataque del supertitán, que consiguió traspasar el primer muro de contención de la ciudad humana, los supervivientes están aún más desesperados. Eren y sus amigos ya se han graduado como defensores de la ciudad, pero cuando los titanes atacan de nuevo, todo su entrenamiento parece inútil ante el terror que provocan…
Autor: Hajime Isayama
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