Hace poco me asoló una considerable melancolía y decidí revivir mi infancia a través de ‘Digimon Adventure‘, la primera serie sobre los monstruos digitales estrenada en 1999. Sin llegar a saciarme lo suficiente, y en vistas de que la segunda serie me pareció horrenda tanto de crío como en la actualidad, decidí ver la película que aún decora mi estantería en formato VHS.
‘Digimon: La película‘ se estrenó el año 2000 para deleite de todos los seguidores de la serie. La película, en realidad, no es sino un conjunto de tres OVA estrenados en Japón de forma independiente: ‘Digimon Adventure (OVA)‘, ‘¡Nuestro Juego de Guerra!‘ y ‘¡Aterrizaje Huracán!‘. Los tres cortometrajes son independientes, aunque se cuentan de forma lineal y conectados por la voz narradora de Kari, que además de la hermana de Tai, es también uno de los niños elegidos.
La primera de las tres partes, homónima al anime al que hace referencia, es una crónica de un hecho anterior a la serie en sí, es decir, una precuela. Cuatro años antes de la entrada de los hermanos Tai y Kari en el mundo digital, un extraño huevo se forma a través de la pantalla del ordenador de su padre, del que acaba naciendo un Botamon, que más tarde digievoluciona a Koromon y Agumon. Este último, por cierto, sería quien mucho después se convertiría en el compañero fiel del protagonista.
El Agumon en el que se transforma, sin embargo, es de tamaño bastante inusual, es decir, gigantesco para lo que suelen serlo. Y, perdiendo la consciencia que parecía tener anteriormente para pasar a ser controlado por sus instintos, el Digimon lleva a Kari a su espalda a través de todo Tokio. Hasta que aparece Parrotmon, otro monstruo digital al que el primero hace frente, acabando convirtiéndose en Greymon y protagonizando una batalla campal en la ciudad.
El cortometraje de unos quince minutos se estrenó en Japón un día antes del estreno oficial de la serie, por lo que serviría de precedente a lo que sucedería a continuación. A la trama, de hecho, se le hace referencia en contadas ocasiones durante el anime. Tenemos de esta forma un argumento que sirve más de contextualización que de otra cosa y que no nos aporta demasiado, pero como inicio a la película estrenada en España funciona bastante bien, sobre todo a aquellos que no estuvieran demasiado puestos en el mundo digital. La técnica utilizada para el dibujo, más fílmica y oscura que en la serie, le da un tono favorable que se continúa durante casi todo el film, aunque decae considerablemente en la última parte.
Fue la segunda pieza del puzzle la que cautivó a los seguidores de la serie. ‘¡Nuestro Juego de Guerra!’ o ‘Our War Game!‘ en inglés, es, para muchos, la mejor cinta de Digimon hasta la fecha, y desde luego para mi también. Situada después de la extensa aventura de los niños elegidos, era sin duda la mejor para distribuir en España en cuanto acabó la serie, pues no había chaval que no tuviera tazos, figuras o juguetes de Digimon en sus casas.
Izzy, el compañero de Tentomon y genio de los ordenadores, descubre un masivo y caótico virus en internet que no es más ni menos que un digihuevo del que sale Tsunemon. El joven, asustado, va en busca de Tai, con el que comienzan a seguir el rastro del Digimon virus. Para detenerlo, ambos deciden entrar en la red (representado como el exponente base del digimundo), pero este evoluciona, primero en Keramon y luego en Infermon, para acabar derrotando a los niños elegidos.
La parte más noventera de la película quizás se exponga cuando Tai decide contactar con los hermanos Matt y TK para que le ayuden contra el virus que comienza a afectar a la red de todo el planeta. Estos, sin embargo, se encuentran en un pueblo tradicional y salen en busca de un ordenador por todo el lugar, algo que sería impensable hoy día. Cuando al fin consiguen establecer conexión, MetalGarurumon y WarGreymon combaten en una de las más feroces batallas vistas por la serie contra Diaboromon, la última forma de Infermon. Los dos digimon protagonistas, además, para vencer al feroz enemigo acaban fusionándose en el majestuoso Omnimon.
Por poner alguna traba, el intento de historia de amor-desamor entre Tai y Sora se ve algo obsoleto (e innecesario al no ser muy desarrollado tampoco en el anime) dentro de la historia que se explica. El estilo del primer film se conserva bastante bien en este segundo, aunque, a decir verdad, los efectos y diseños de los Digimon dentro de la red quedan bastante antiestéticos en comparación, y quizás desfasados al ser vistos tras trece años de su estreno.
El tercer y último OVA que se puede presenciar en el film es ‘¡Aterrizaje Huracán!’, el cual en realidad tiene un título inglés bastante más extenso: ‘Hurricane Touchdown! & Supreme Evolution! The Golden Digimentals‘. Esta última parte, que nos cuenta una aventura de los segundos niños elegidos (es decir, de la segunda temporada de ‘Digimon Adventure’) baja bastante de calidad respecto a la anterior, probablemente porque la propia serie tampoco llega a la altura de su predecesora.
La trama versa en el personaje de Willis, un niño elegido de Nueva York cuyo compañero es Terriermon. Al principio de la película, este se encuentra luchando contra un fiero Wendigomon, de tipo virus y que no para de repetir “Vuelve” al protagonista. TK y Kari, en su versión adolescente, se encuentran con el joven americano, quien tras mucha insistencia confiesa su historia.
De niño, Willis encontró a Terriermon junto a Lopmon, ambos Digimon de bastante parecido. Juntos vivieron varios años hasta que el virus del segundo film, ‘¡Nuestro juego de guerra!’, afectó a los datos de Lopmon oscureciéndole y transformándole en el terrible Wendigomon, a la vez que se revela que el propio Willis fue el creador indirecto de Diaboromon.
El viaje de los nuevos niños elegidos, a los que se suman Davis, Yolei y Codi, les lleva a enfrentarse a un terrible Wendigomon que acaba evolucionando a Antylamon y, más tarde, al terrible Kerpymon. Gracias a las digievoluciones doradas y a las evoluciones definitivas de los Digimon de Kari y TK, que son Seraphimon y Magnadramon, se acaba llevando a cabo un final más que aceptable para una película con altibajos evidentes.
Aunque esta última parte sirve al próposito comercial estipulado, que era presentar a los niños elegidos de la segunda temporada para conseguir la empatía por parte del público hacia ellos; la falta de carisma de estos respecto a los anteriores se hace evidente, así como la cutrez de los nuevos Digimon en comparación a los anteriores. Aun así, la historia explicada, emotiva y compleja para lo que está destinado, hace que no quede tan atrás al ser dirigida para niños.
Uno de los puntos a destacar por parte de la película es la banda sonora. Utilizada en España la de Estados Unidos, esta baja bastante el listón respecto a la original japonesa. Aun así, a muchos el soniquete de “Digimon, Digital Monsters, Digimon are the campions!‘ se nos ha quedado grabado. En definitiva, es una película muy adecuada para la infancia que sin duda puede traer recuerdos más que melancólicos, aunque vista tiempo después hace que sus trabas sean evidentes.
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