La cadena de televisión americana CW ha aprovechado los octavos capítulos de la primera temporada de ‘The Flash‘ y la tercera de ‘Arrow‘ para un doble crossover en el que, por primera vez, estos dos héroes de DC Comics se han unido en antena para combatir enemigos comunes. El éxito de este no ha podido ser mayor, llegando el segundo episodio a un máximo histórico para ‘Arrow’, que últimamente no estaba en su mejor momento en lo que a audiencia se refiere. Los datos hablan por sí solos, pero ¿qué nos hemos encontrado en este crossover? avisamos desde ya que esta crítica puede contener spoilers, aunque se ha intentado dejar las sorpresas más notables fuera de la misma.
El primer capítulo, ‘Flash vs Arrow’ (‘The Flash’ 1×08), nos traslada a Central City, ciudad del hombre más rápido vivo. Arrow, Diggle y Felicity viajan hacia la ciudad del velocista ya que han hallado en un arma homicida, concretamente en un bumerán, pistas que les llevan directamente hacia allí. Obviamente, encontrándose en dicho lugar debían contar con la ayuda de Flash, que no tarda en proponer al arquero a que le eche una mano con Ray Bivolo, un metahumano con la capacidad de provocar que la gente pierda el control de sus emociones con tan solo mirarles a los ojos. Barry Allen, emocionado ante la unión de ambos, se encuentra con que los métodos de Oliver Queen no son tan heroicos como esperaba, algo que se suma a la presión precedente por parte del Dr. Wheels y el Detective West.
Esto último lleva a una confrontación de ideas entre ambos que acaba por separarlos momentáneamente, hasta que Bivolo acaba utilizando sus poderes contra Allen, que se deja llevar por la ira y se dedica a destrozar la ciudad con sus superpoderes. Como recurso de última hora, deciden recurrir a Arrow para que este le pare los pies, en un enfrentamiento entre combatientes de máximo nivel. La pelea en sí no asombra demasiado al espectador, pues el propio título anuncia que existirá, pero los efectos especiales y el desarrollo de la misma están en un nivel bastante alto para lo que nos tienen acostumbrados.
Esta primera unión de ambos superhéroes deja ver una relación al más puro estilo Batman-Superman que no deja indiferente a nadie. La luz de Flash contra la oscuridad de Arrow, la impericia de Flash contra la experiencia de Arrow, los superpoderes de Flash contra la inteligencia y estrategias de Arrow… todo confluye de manera precisa en una demostración oportuna de la cadena por demostrar las diferencias de sus personajes.
Sin embargo, después de esperar tanto por ver cómo se desarrolla esta primera asociación, el capítulo queda algo corto. La caracterización del metahumano (personaje totalmente secundario en el episodio) no llega al nivel de los anteriores ni por asomo, y el argumento para la batalla entre los dos héroes es de una simpleza mayúscula. Parece que hayan buscado la primera excusa que se les haya ocurrido para hacer luchar a los dos personajes entre sí, en vez de haber buscado un argumento más complejo acorde a lo que pretendían.
El final del capítulo, que nada tiene que ver con el crossover en sí sino más bien con el argumento de ‘The Flash’, deja que los espectadores quedemos con un hype tremendo al verlo. Aunque no diré quien es, sí que es de relevancia decir que se trata de un personaje que se estaba esperando desde hacía tiempo y que puede dar mucho juego en la serie. Por cierto, es significativo descollar lo rápido que se dio cuenta el Robin Hood de DC de que el Dr. Wheels oculta algo.
El segundo capítulo del crossover se sitúa una semana más tarde de lo ocurrido en el primero. Esta vez vamos a Starling City en ‘The brave and the bold’ (Arrow 3×08). Cisco Ramon y Caitlyn Snow visitan el edificio de Palmer Technologies para visitar a Felicity, ya que esta última les pidió un análisis de la flecha que mató a Sarah y los dos trabajadores de S.T.A.R. Labs deciden ir a llevarle los resultados en persona. Esto coincide con el ataque de Digger Hakness (Capitán Boomerang) a A.R.G.U.S., el cuerpo encargado, entre otras cosas, de asignar misiones al Escuadrón Suicida.
Arsenal y Arrow se lanzan a pararle los pies al enemigo al que estaban siguiendo la pista, momento en el que Flash hace una entrada triunfal en el edificio de la compañía. Este capítulo sigue explorando las diferencias entre los dos protagonistas basándose en la tortura a los malhechores con el objetivo de sacar información, algo que se ve fortalecido con las experiencias de Oliver en Hong Kong a modo de flashback. Además, se refuerzan las relaciones de los personajes secundarios, con especial atención en Cisco y Diggle, que con sus actitudes carismáticas consiguen poner los puntos humorísticos y emotivos, respectivamente, a ambos capítulos.
El mayor problema que veo a este último episodio es la caracterización del antagonista, Capitán Boomerang. Dejando a parte que se parezca en mayor o menor medida al protagonista de los cómics, se presenta como un personaje bastante plano con las tipicidades de un villano común. Además, el poco tiempo que pasa en pantalla no le permite un desarrollo lo bastante vasto como para que sintamos que realmente se trata de una amenaza más allá que el típico enemigo de un solo suceso. Eso sí, tendremos tiempo para volver a verlo, porque según lo revelado es encerrado con Deathstroke (al que volveremos a tener esta temporada) en la cárcel personal de Arrow.
Uno de los aciertos que veo a los dos episodios es que pueden visualizarse de forma completamente independiente. No hace falta ser seguidor de ‘Arrow’ para disfrutar del capítulo de ‘The Flash’ y viceversa. Además, en ambos se ha imprimir perfectamente el aire de cada serie, tan diferentes a la vez que semejantes. Mientras que ‘Flash vs Arrow’ es un título con toda la esencia de Central City y todo lo que ello conlleva, ‘The brave and the bold’ presenta un entorno mucho más oscuro y maduro que sigue el camino de la serie protagonizada por Stephen Amell.
Por otro lado, la conclusión del último episodio deja abierta la puerta a más crossovers que seguro se harán a lo largo de ambas series, ya que al fin y al cabo una es hija de la otra. Y no nos engañemos, por más que ambas nos gusten por separado, la unión de dos superhéroes siempre es bienvenida y más de la forma en que lo hace CW. Eso sí, esperemos que los errores que han tenido en estas dos aventuras sean mejorados en los siguientes, pues con unos enemigos más desarrollados y una historia más compleja pueden ofrecer mucho más de lo que han mostrado hasta el momento.
En definitiva, son episodios bastante entretenidos sin demasiada genialidad ni complejidad. Permiten verse de forma independiente (aunque no se disfrutan de la misma manera, por supuesto) y son una puerta abierta a futuros advenimientos de los que seguro formarán parte. Parte de lo mejor del crossover es que han hecho avanzar tanto la historia de Flash como la de Arrow a niveles significativos, sin quedarse así como una simple circunstancia independiente que no tendrá más trascendencia.