Tras un sábado de MIRcon lleno de actividades, el domingo empezó fuerte en Montcada i Reixac. Por problemas de agenda no pudimos asistir a las dos primeras horas de presentaciones de libros. En la sala uno se presentaron las antologías de Fantascy ‘Mañana Todavía‘ y ‘Terra Nova 3‘ mientras que en la sala dos se presentó ‘Tiempo de Héroes‘ de Norma y ‘Gente Muerta‘ de aContracorriente (click para reseñas).
A las doce, asistimos a La traducción de la literatura fantástica, un diálogo entre Manuel de los Reyes (traductor, entre otros, de ‘La chica mecánica‘) y Noemí Risco (traductora de, por ejemplo, ‘El corredor del laberinto‘), moderado por Miquel Codony. Ambos traductores comentaron la dificultad de traducir sagas inacabadas por la falta de pistas sobre la importancia de ciertos elementos. Interesante en especial fue el comentario de Manuel de los Reyes sobre una profecía ambigua en una de las sagas de Brent Weeks: tuvo que contactar con el autor para saber cómo se desarrollaría la saga para traducir la profecía en un sentido u otro. Noemí Risco lamentó su falta de contacto con los autores que ha traducido hasta el momento y Manuel recordó que a veces salen traducciones erróneas por no arriesgarse a preguntarle al autor sobre ciertos asuntos. Sobre la dificultad añadida que tiene traducir género, Noemí recordó lo difícil que resultó traducir las siglas de WICKED en inglés por CRUEL en castellano (con un resultado bastante acertado, añadiría yo) en la saga del corredor del laberinto. Se habló también de la tentación de corregir el original y ambos comentaron que la reverencia inicial a la autoría de un texto va desapareciendo con los años y que al final prefieren corregir un error en el original antes de que el lector tenga la sensación de que el error proviene de una traducción poco acertada. Como siempre que se habla de traducción y en particular de traducción de género, el tiempo pasó volando y todos los presentes disfrutamos enormemente.
A continuación, tuvo lugar la mesa redonda sobre blogs y literatura fantástica, moderado por Alexander Páez y con Sergio Llamas, Alfredo Álamo y Marc J. Miarnau como invitados (sí, ese último soy yo). Durante la hora escasa que duró la mesa redonda hablamos del futuro de los blogs de literatura, un mundillo saturado de reseñas que las editoriales aún no han sabido manejar correctamente. También sobre el alcance que puede tener una página web a la hora de vender una obra o sobre cómo formar una base de lectores sólida que dé vida a una web. Coincidimos en que es el conjunto de todas las opiniones el que puede realmente influenciar positiva o negativamente una obra. Se habló también de lo difícil que es ser un Community Manager, o de cómo es mejor no hacer crítica incendiaria. Hubo muchísimos temas que se quedaron en el tintero y que espero que podamos discutir en próximas ocasiones.
Después de la comida, el foco de atención se volvía a centrar en el espacio AQUA con cuatro horas seguidas de presentaciones. Christopher Priest, Nina Allan, Karin Tidbeck y Félix J. Palma cerrarían un día repleto de eventos magníficos.
A las cuatro, por tanto, empezaba la sesión de charlas maratoniana con Christopher Priest acompañado por James Womack, editor de Nevsky, que haría de entrevistador e intérprete. Se habló largo y tendido de la importancia de la subjetividad, de lo que es real para uno y que no tiene que serlo para otro. Exploró este tema largamente con ‘El Prestigio‘ y la subjetividad del público. También hablaron del uso de las elipsis o de hasta qué punto es ‘El Prestigio’ es una historia de amor. Priest también comentó la influencia que ejerce en su trabajo vivir con Nina Allan, su mujer. Ambos tienden a compartir ideas y a revisar el trabajo del otro, pero considera que sería demasiado difícil que alguna vez hicieran una obra a cuatro manos. Ambos están interesados en llevar la ciencia ficción más allá de los clásicos de la ciencia ficción dura americana, que ahora resulta caduca. Considera que la mejor ciencia ficción está por llegar y que lo hará por el lado de la ciencia ficción humanista. Reflexionó sobre qué tipo de literatura escribirán los autores de ciencia ficción nacidos en esta época y sobre qué escribirán. También se le preguntó sobre su interés por el retrofuturismo en relación a su novela ‘La máquina espacial’ y respondió que le interesó en una época anterior a la explosión del género y que perdió el interés antes de que sucediera.
Seguidamente subió al escenario Nina Allan (‘Máquinas del tiempo‘), que sería entrevistada por Silvia Schettin de Fata Libelli y con Sofía Rhei en el papel de intérprete. La charla empezó con la influencia que la literatura rusa ha tenido en ella como autora. Recuerda que la literatura inglesa estaba muy interesada en las formas, en la sociedad y en las convenciones prefijadas mientras que la literatura rusa era mucho más emocionante, se trataba la muerte, Dios, el demonio, y muchos temas mucho más profundos y candentes para la humanidad. Le resultó una literatura muy abierta a hablar de todos los asuntos de la vida y considera que así es como querría escribir. Luego hablaron del tema de su narrativa fragmentada en relatos, que resultan poco de ciencia ficción por separado pero que al juntarlos ganan mucha más entidad. Como antes había comentado Priest, Allan está interesada en los huecos, en la interpretación del lector, en crear conjuntamente, lector y autor, una narrativa cooperativa. También se habló del tipo de narrativa ‘slipstream’ que maneja la autora, aunque ella prefiere llamarla simplemente ciencia ficción, para darle al lector una idea más clara. Sobre sus historias al límite del género explicó que le encanta explorar la subjetividad y los ambientes realistas en los que hay algo que descoloca toda la historia. Sobre el compromiso social de la ciencia ficción con sus ucronías o la obra ‘The Race’, Nina comentó que la ciencia ficción siempre ha servido para hacer crítica social, con ejemplos como ‘We’ de Yevgeny Zamyatin o ‘1984’ de Orwell. Considera que el género distópico es tan popular hoy en día precisamente porque es cuando menos confianza tenemos en nuestros gobiernos. Habló también de su obsesión con el tema del tiempo, un elemento tan subjetivo y fascinante que le resulta aterrador, como le pasaba a Nabokov cuando definió la cronofobia en un autobiografía. También se le preguntó por su magistral uso de la descripción de los colores en ‘Tejedora’ y comentó que está trabajando en una obra que también tendrá mucho de ese elemento sensorial, dejándonos a todos con la miel en la boca.
La siguiente en hacer su presentación en la MIRcon fue Karin Tidbeck (‘Jagannath‘), que nos mostró su manera de trabajar mediante borradores a través de los años. Contó que desde pequeños se nos entrena para no tener ideas raras y no pensar más allá. Las mejores ideas son las más extrañas, muchas veces, y considera que la improvisación y su experiencia en REVs le ayudó como práctica para ser escritora. Algunas de sus primeras ideas surgieron de sueños, que ella apuntaba por la mañana y guardaba en un cajón. Esas ideas podrían pasarse años ahí, pero un día retomó una y le empezó a dar forma. Normalmente, entre una primera idea y lo que finalmente se publica hay como diez borradores que amplía, corrige y perfecciona con los años. Algunos de sus alumnos (a los que enseña escritura creativa) se sienten aliviados de que el proceso no sea tan fugaz sino más bien el fruto de mucho esfuerzo. Explicó además que no todas las ideas acaban en relato y a veces es difícil discernir lo que será una idea con posibilidades de una que no. Hizo énfasis en la importancia de imprimir los borradores, porque es como dar un nuevo punto de vista a la obra, la lees de otro modo y al mismo tiempo te das cuenta de cuán larga es. Considera que hay que dejarse aconsejar por los editores y que en su caso, con Ann y Jeff Vandermeer tuvo muchísima suerte y que las versiones finales de sus cuentos son óptimas gracias a ellos. Por último también habló de su rutina de escritura, que compagina con su trabajo habitual, suele sentarse a escribir durante una hora y media por la mañana y luego un rato más por la tarde si tiene tiempo, en una rutina impecable para acostumbrar a su cerebro a producir.
Por motivos de agenda, nos perdimos la charla de Félix J. Palma pero gozamos de la compañía de muchos de los asistentes a la MIRcon hasta que fue la hora de cenar. Sobre las 9 empezó la tradicional cena de la Hispacón en la que además se entregó el premio Domingo Santos, que recayó en Juan Ángel Laguna Edroso por ‘La oscura majestad de la dama cuervo’. Luego, por supuesto, vinieron los premios Ignotus (toda la información sobre los ganadores aquí). Durante la cena pudimos disfrutar de la compañía de autores, blogueros, editores, traductores y todo tipo de aficionados al género que nos hicieron sentir como en casa. Nos llevamos, pues, la mayor de las satisfacciones con este evento y esperamos que podamos repetirlo muchísimas veces. No me queda más que felicitar a la gente de Urânik por una excelente organización.