Tras un primer tomo (‘Videojuegos’) en el que David Sánchez hablaba sobre misterios pixelados, un segundo tomo (‘Conspiraciones’) en el que José Domingo se adentraba en el mundo de las intrigas organizadas y un tercer tomo (‘Misterios comestibles: ratas, fast food y otras delicatessen’) en el que Albert Monteys trataba el tema de la comida, llegamos a este cuarto tomo de la colección “Leyendas Urbanas” de la editorial Astiberri: ‘Institutos’, firmado por el colectivo Caniculadas. La idea de la colección “Leyendas Urbanas” se basa en tomar lugares comunes de la cultura popular y del folklore urbano para hablar, siempre en clave de humor, de un tema concreto (en este caso, los institutos). Los tomos de la colección tienen un formato pequeño (12 x 16 cm) pero resistente (editado en tapa dura), 64 páginas a color (bitono), cuestan 10 € y los guionizan e ilustran grandes nombres del humor gráfico de nuestro país.
¿El escenario de ‘Institutos’? Como su título indica, el baño de un instituto femenino religioso. ¿Sus protagonistas? Las encarnaciones de las dibujantes como adolescentes que, con la excusa de esconderse en el baño para fumar, se dedican a intercambiar historias perturbadoras e hilarantes.
Soy consciente de que el problema de una obra como ‘Institutos’ es el de comparar cantidad, precio y confianza, algo que puede echar atrás a un lector no familiarizado con la obra de sus autoras. Al fin y al cabo, el humor siempre es un asunto delicado, todo depende de gustos (que pueden ir desde lo gañán a los juegos de palabras refinados). En el caso de ‘Institutos’, Caniculadas cuenta con una gran baza: su calidad es fácilmente demostrable. Desde hace unos años, las siete autoras son omnipresentes (en el siguiente párrafo encontraréis algunas de las obras en las que han participado), y no hay verano que no hagan un poco más agradable la (valga la redundancia) canícula estival con su webcomic de mismo nombre, que solo se actualiza durante los meses veraniegos. Además, si os pasáis por la entrevista que mi compañero Marc J. Miarnau le hizo a David Rubín, podréis ver que recomendó de manera entusiasta a varias de las autoras que forman Caniculadas.
No solo lo recomendamos nosotros, no solo las recomienda Rubín: se recomiendan solas con su trabajo, del que os dejaré apenas unos apuntes. Clara Soriano ha participado en varias revistas de humor (‘El Jueves’, ‘Mongolia’), ha ilustrado libros de texto y ganó el premio a Autor Revelación en el pasado XXXII Salón del Cómic de Barcelona, con el tebeo ‘Colmado Sánchez’. Carla Berrocal es ilustradora y ha dibujado cómics (como el publicado en ‘Vertigo Quaterly: Magenta #1’ por Vertigo), ha colaborado en antologías (como ‘Enjambre’ de Norma Editorial) y ha creado varios proyectos monográficos, como el cómic ‘El brujo’ en Ediciones de Ponent. Mamen Moreu es ilustradora, ha colaborado con ‘El Jueves’, ‘El Estafador’ y ‘TMEO’ y ha publicado ‘Resaca’ en Astiberri. La Srta. M ha participado en la antología ‘Enjambre’ y ha ilustrado para múltiples clientes (entre los que se encuentran H&M, San Miguel, Diari Ara o Diari Avui). Bea Tormo ha colaborado con ‘El Estafador’, ‘El Jueves’ y actualmente forma parte del equipo de ‘Orgullo y Satisfacción’, además de trabajar como ilustradora para libros y de haber publicado recientemente ‘EGB vs. ESO’, de Planeta DeAgostini. Natacha Bustos ha colaborado, entre otros, en la antología de Norma Cómics ‘Tales from the end of the world’, en ‘Nuevas hazañas bélicas’. Mireia Pérez ha colaborado con VICE España, en la antología de Astiberri ‘Panorama. La novela gráfica española hoy’.
En la combinación blanco-negro-verde, cada pocas páginas se pueden apreciar los distintos estilos de las ilustradoras, que reinterpretan a las estudiantes protagonistas y cuentan cada una leyenda urbana diferente (incluyendo, pero sin limitarse a: alcohol, vírgenes embarazadas, bichos malignos o botes de mermelada inquietantes). Abre Carla Berrocal creando el prólogo del tomo, usando bastante color gris, personajes ojerosos y bocadillos muy expresivos. Le sigue Mireia Pérez, que usa color plano y una rotulación de letra redonda que ayuda a ambientar y encaja con la narradora de ese relato. En la siguiente historia los colores se suavizan y los brazos se alargan, señas de identidad del estilo de Mamen Moreu. Los fondos en color plano, las cabezas engrandadas y redondeadas, y el estilo adorable y divertido de la Srta. M marcan las siguientes páginas, antes de dar paso a Bea Tormo, con sus personajes reconocibles (de formas blandas y narices enrojecidas) y su gran versatilidad en la disposición y estilo de las viñetas. Le sigue Clara Soriano, que utiliza recursos como el sombreado en color plano, tramas para un fondo o la superposición de formas coloreadas. Cierra el tomo Natacha Bustos, con elementos que recuerdan al manga y recursos propios (como no delinear en negro los personajes que quedan en segundo plano o que forman parte de recuerdos).
‘Institutos’ es un cómic divertido, que compensa su pequeño formato (requisito de la colección “Leyendas Urbanas”) con el cariño que pone Astiberri editando y el talento concentrado de sus siete autoras. No pasa nada, en el bote pequeño está la buena confitura (y, sin spoilear, después de leer ‘Institutos’, esta afirmación os dará un poco de repelús). Es además la primera oportunidad (y esperemos que no la última) de ver por primera vez una obra de todo el colectivo de Caniculadas en formato físico.
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