viernes, febrero 7, 2025

‘Matemos al tío’ de Rohan O’Grady

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Panini

[quote]A los niños les encantaba la pequeña iglesia; era un lugar agradable y apacible, perfecto para planear un crimen.[/quote]

Como os anunciamos el pasado mes de octubre, la editorial Impedimenta ha sacado a la venta la magnífica novela ‘Matemos al tío’ (Let’s kill Uncle), originalmente publicada en 1964, de la novelista canadiense Rohan O’Grady (seudónimo de June Skinner). Considerada un clásico de culto de la literatura crossover (libros en apariencia infantiles o juveniles que pueden disfrutar los adultos), esta novela, hasta la fecha inédita en español, combina aventura, un humor negrísimo y elementos propios de la literatura gótica.

Impedimenta edita la novela ‘Matemos al tío’ de la canadiense Rohan O’Grady: una historia macabra con espíritu gótico en su vertiente más divertida

La premisa no se aleja de lo que el título promete. Cuando Barnaby (huérfano rico de diez años) y Christie (niña de su edad, taciturna y de poco comer) llegan a la Isla (una islita canadiense alejada del mundanal ruido) para pasar el verano, todo apuntan a que podrán pasar un verano de hacer trastadas, comer dulces y retozar bajo el sol. Sin embargo, ambos saben que las cosas cambiarán cuando Tío, el único pariente vivo de Barnaby, llegue a la Isla. Pero, como concluye Christie, si Tío quiere acabar con Barnaby, quizás Barnaby tenga que acabar antes con Tío. El plan de los niños ha de ser infalible, pero hay muchos elementos a tener en cuenta: la astucia sádica de Tío, el terrible puma Una Oreja que ronda por la Isla y Albert Coulter, de la policía Montada, un hombre ético y que desconfía de los dos pequeños granujas.

A pesar de lo que sus protagonistas puedan indicar (O’Grady escribía a menudo sobre adolescentes), ‘Matemos al tío’ es una novela en la que la trama juvenil (exploración, lucha contra el mal, superación personal) está llena de matices oscuros: la culpa de los supervivientes, la presencia implacable de la guerra, las familias rotas y las complicaciones éticas del crimen.

Barnaby y Christie recuerdan a otros niños de la ficción, compartiendo tanto las travesuras de Guillermo de Richard Crompton o la Celia de Elena Fortún, como el comportamiento melancólico, enfermizo y en ocasiones sorprendentemente adulto de la Mary Lennox de ‘El jardín secreto’ de Frances Hodgson Burnett o de los niños de las obras de Lemony Snicket. Resulta muy adecuada la porta de Edward Gorey, ilustrador con tendencia a lo macabro y lo sórdido, cuya obra a menudo estaba protagonizada por niños (niños perversos y/o victimizados, a menudo obligados a luchar con todo tipo de monstruos). De forma paralela, Christie y Barnaby se ven pronto atrapados en una trama oscura que, lejos de superarlos, les obligará a agudizar la imaginación.

[quote]La niña, con su lacio pelo color pajizo cayéndole sin vida a ambos lados de la cara pálida y macilenta, miró hacia delante y desfiló como un pequeño personaje de la realeza.

El sargento Coulter se percató de que, aunque llevaba ropa vieja, estaba limpia y bien cuidada, y de algún modo ya tenía el aire de una solterona indómita que hubiera ido a la Isla de visita.[/quote]

Las descripciones sugerentes de la exuberante Isla (habitada por algunos ancianitos ricos) y las divertidas relaciones entre personajes (el sargento Coulter y su amor/odio hacia los niños, los Brooks y su incapacidad de ver las travesuras de Barnaby, el buen saber hacer de la cabrera que cuida a Christie) son la nota positiva en una novela cuyo humor brilla especialmente en los pasajes morbosos (cuando Christie habla de la relación entre sus padres, por ejemplo). De alguna extraña manera, tengo la impresión de que la mezcla entre el esplendor de la infancia y la socarronería de la vida adulta satisfarán al lector que busque diversión con un punto entrañable.

La novela ‘Matemos en tío’ está editada en rústica con sobrecubierta, tiene 320 páginas y cuesta 22 €. De la traducción, muy fluida y natural, se ha encargado Raquel Vicedo (traductora, editora y gestora cultural, que también ha traducido a Mark Twain, Slavoj Žižek, Jimi Hendrix o Etgar Keret). La portada tiene la misma ilustración de Edward Gorey que se encontraba en la edición que ahora se considera pieza de coleccionista. Podéis leer el primer capítulo de ‘Matemos al tío’ a través de este enlace.

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