Cuando en 1887 el famoso detective privado Sherlock Holmes nació de la pluma del escritor escocés Sir Arthur Conan Doyle, su autor no podía imaginar que el infalible investigador alcanzaría cotas tan altas de popularidad que lo han llevado a ser el personaje de ficción más versionado entre películas y series de televisión (e incluso el mundo del cómic, donde ha llegado a colaborar con figuras tan icónicas como Batman). Desde su primera aparición en el cortometraje de poco menos de un minuto, titulado ‘Sherlock Holmes baffled‘, rodado en los 1900 (posiblemente protagonizado por Walter Huston, aunque no está confirmado), hasta las series actuales ‘Sherlock‘ y ‘Elementary‘ (con Benedict Cumberbatch y Jonny Lee Miller, respectivamente), se han realizado más de 260 adaptaciones de sus aventuras. Aunque las películas de Basil Rathbone y Peter Cushing son las más recordadas por el público y aclamadas por la crítica, hoy analizaré un film menos conocido, pero igualmente recomendable para todos los fans del detective privado. Su título original, ‘Sherlock Holmes: The crucifer of blood‘, ha sido traducido en España como ‘Sherlock Holmes: El crucifjo de sangre‘.
La película, de aproximadamente 103 minutos de duración, que fue rodada sólo para ser emitida en televisión, se estrenó en 1991 y está protagonizada por Charlton Heston y Richard Johnson (que dan vida a Sherlock Holmes y al doctor John Watson, respectivamente). Junto a ellos destacan las actuaciones de Susannah Harker (que encarna a Irene St. Claire), Edward Fox (como Alistair Ross), John Castle (en la piel de Neville St. Claire) y Clive Wood (que interpreta a Jonathan Small). Simon Callow (que hace del inspector Lestrade) cierra el reparto principal de la película. Por su parte, Fraser C. Heston (el hijo del actor principal) se encargó de escribirla y dirigirla. En realidad, se trata de una adaptación de la obra de teatro guionizada por Paul Giovanni y estrenada en Broadway en 1978 (en la que Paxton Whitehead interpretó a Holmes, aunque luego fue encarnado por el propio Heston en Los Ángeles, en 1980). A su vez, el texto del libreto es una versión muy libre de la segunda novela de Sir Arthur Conan Doyle titulada: ‘El signo de los cuatro‘ y publicada en 1894. Curiosamente, existen otras muchas películas que adaptan el libro que, al contrario que la protagonizada por Charlton Heston, respetan el título original de la novela.
El film nos cuenta cómo tres soldados británicos (Alistair Ross, Neville St. Claire y Jonathan Small) hacen un pacto de sangre para repartirse el tesoro robado de un majarajá y guardar el secreto. Sin embargo, treinta años más tarde, Irene St. Claire acude al 221B de Baker Street para solicitar al detective y a su colaborador que le ayuden a buscar a su padre. A medida que avanza la investigación, la muerte comienza a acechar a los tres soldados, mientras que un crucifijo dibujado con sangre en un mapa parece ser la clave de todo. ¿Se trata de una maldición o es sólo un truco empleado por alguien para quedarse con todo el dinero del tesoro? Sherlock Holmes, acompañado de su fiel compañero John Watson, es el único capaz de resolver el misterio.
En esta película, Charlton Heston abandona los roles a los que nos tiene acostumbrados en su extensa filmografía, como pudimos comprobar en sus interpretaciones de ‘Ben Hur’ (1959) o ‘El Cid’ (1961). No obstante, está muy convincente en su papel del más famoso e infalible investigador privado de Londres, lo que queda sobradamente demostrado cuando utiliza sus increíbles dotes de deducción para averiguar una singular historia acerca de un reloj de bolsillo, o al hacer gala del gran talento del detective en el uso del disfraz, con el que consigue engañar incluso al telespectador. A eso hay que sumar, la química existente entre Charlton Heston y Richard Johnson, que resulta fundamental para que veamos una creíble conexión entre Holmes y Watson. También cabe destacar la encarnación que hace Simon Callow del inspector Lestrade que, en su afán por demostrar su valía a Scotland Yard, hace deducciones apresuradas y erróneas, a la vez que trata de ridiculizar las correctas teorías del detective privado.
En definitiva, el film reúne todos los ingredientes necesarios para contar una buena historia de Sherlock Holmes: crímenes, investigación y algunas dosis de humor. Aunque el largometraje es apto para todos los públicos, se recomienda que los padres de los menores de 12 años decidan si sus hijos deben verla o no.
Luis Martínez, crítico de ‘El País’, dio al film una nota de 7,5 y según su opinión:
Heston declara su amor al queso (“Elemental, querido Watson“) adoptando las trazas de Sherlock Holmes. El telefilme lo firma el hijo del célebre actor. En definitiva, una cinta familiar y entretenida con pactos secretos, maldiciones adustas y tesoros por obligación.
En resumen, aunque esta no sea la mejor película del personaje de Sir Arthur Conan Doyle y su protagonista no sea recordado por haberlo interpretado, se trata de un film más que correcto y totalmente respetuoso con el espíritu reflejado en las novelas.
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