‘Elite’, desarrollado por la compañía Frontier, es un videojuego que arrasó en los años 80 y del que, después de mucha espera, se ha lanzado al mercado una nueva entrega, de nombre ‘Elite: Dangerous’. Con una expectativa tremenda por parte de los seguidores de la saga, se puede decir con precisión que la demora ha merecido la pena, pues es un juego único en su especie y del que se puede disfrutar de multitud de opciones después de pasar por su pesaroso tutorial.
La trama del juego se basa en el pilotaje de naves espaciales de distinto tipo ambientándose en el año 3.300, donde Federación e Imperio (las dos facciones básicas en las que nos podemos posicionar) mantienen una pseudo-paz momentánea, a sabiendas de que el mínimo paso en falso puede repercutir en una guerra intergaláctica. La base de ‘Elite: Dangerous’ es la exploración espacial, contando con un universo inmenso con el que poder interactuar con total libertad de movimiento. Aun así, la calidad del simulador aumenta significativamente al unir esta base con el sistema de combate y la interactividad, sobre todo a nivel comercial, de la que se puede disfrutar con los distintos planetas esparcidos por el mapa.
Extenso preludio
Pese a que mantiene la esencia de las anteriores versiones, el punto débil está, indudablemente, en el manejo de la nave. La simulación es demasiado minuciosa, llegando a dar varios quebraderos de cabeza si nunca has jugado a algo de este tipo. Por ello mismo, se cuenta con un gran número de tutoriales divididos en dos partes.
En la primera parte de los tutoriales se explican desde los controles básicos hasta lo mínimo en estrategias de comercio que utilizar. Durante todo este proceso se lleva a cabo una introducción pesarosa e inapetente al juego, en la que muchos se preguntarán, probablemente, si la compra que han hecho ha sido satisfactoria.
Sin embargo, en la segunda parte del tutorial, esto mejora sumamente. Con el nombre de ‘Combat Training’, todo lo anteriormente aprendido se pone en práctica además de servir como lugar de entrenamiento para cuando necesitemos mejorar algún punto de nuestros sistemas de batalla. En esta parte se congrega lo mínimo necesario antes de entrar en acción. Sin embargo, si bien es cierto que en algunas ocasiones llegan hasta a hacerse extensos, una vez acabada esta fase todavía existen puntos que no están lo suficientemente detallados y se deben buscar en fuentes ajenas al juego en sí mismo o en la propia experiencia.
Un universo lleno de posibilidades
Una vez estamos listos para la aventura, toca salir al increíble espacio preparado para poder desarrollarla. Existen dos modos de juego, ambos distintos y complementarios. Por una banda, podemos jugar en modo solitario, donde no se presentan a los otros jugadores y se está limitado a las diferentes naves de Inteligencia Artificial con las que combatir, negando así las dudas sobre si finalmente el simulador tendría un modo offline. Y, por otra banda, tenemos el modo de partida abierta, en la que interactuamos con todos los jugadores conectados al mismo tiempo y donde podemos sacarle más jugo a través de confederaciones de usuarios, defensas y agresiones. Una vez coges el truco a este último modo, es un no parar, siendo dinámico a la par que divertido. Aun así, cierto es que puede tornarse muy repetitivo sobre todo después de llevar varias horas jugando, pero es algo que la empresa desarrolladora tiene en cuenta y, para ello, van aportando actualizaciones cada poco tiempo.
Las maneras en las que se puede enfocar esta aventura intergaláctica son diversas y complementarias. El intenso trabajo de la compañía ha hecho que el producto sea tan extensible como quiera el jugador, por lo que puede tomar roles de todo tipo: desde un comerciante hasta un guerrero nato al más puro estilo ‘Star Wars’. Aun así, como hemos detallado antes, se necesitan varias horas precedentes antes de poder aprovecharlo en su totalidad, por lo que recomendamos tener tiempo de sobras para probar combinaciones y practicar.
Una vez tomemos la iniciativa de comenzar el verdadero juego obtendremos 1.000 créditos, algo nimio pero básico para poder competir en el complejo mercado online. Junto a esto, conseguiremos una nave básica con la que contarán el resto de jugadores en un principio, una Sidewinder, y junto a ella partiremos de la estación espacial para comenzar la aventura. En el menú contaremos con un radar con el que podremos visualizar las distintas galaxias, teniendo la posibilidad de establecer un punto de llegada y así navegar hacia él de forma automática, pudiendo cambiar el rumbo en cualquier momento.
Al establecer nuestro destino, nos iremos encontrando, probablemente, con obstáculos que deberemos resolver gracias a nuestra capacidad como piloto. Junto a los mandos tendremos armas de ofensa y defensa con las que podremos acabar con aquellas facciones contrarias a las nuestras (algo también remarcado en el menú). Aunque en un principio estemos algo perdidos, no hay que preocuparse. Una vez estamos en el modo online solo deberemos jerarquizar nuestras prioridades e ir, punto por punto, realizando las tareas que veamos pertenecientes. Es tan fácil como cambiar de objetivo al aburrirse del anterior para tener un avance algo dinámico.
Los pasos en falso se pagan
Uno de los mayores problemas que se detectan es el tiempo necesario para recorrer de un lugar a otro, tiempo en el que simplemente estás delante de la pantalla del ordenador observando como tu nave viaja. Además, se puede echar todo el esfuerzo a perder con errores bastante simples de los que no nos libraremos si somos novatos, por lo que hay que andar con ojo, sobre todo si nos dedicamos al combate.
De todos modos, si nuestra meta es especializarnos en el mercado, también deberemos sudar sangre para acabar consiguiendo el mejor equipo posible. Es a través del menú de la base donde daremos nuestro toque y mejoraremos la nave además de poder negociar con otros usuarios. Tendremos que ir teniendo en cuenta el combustible necesario, pues habrá que repostar cada tanto, así como vigilar otros aspectos como armas o equipamiento diverso. No podréis escapar de las garras de la personalización, pero si sois de los que preferís una minuciosa preparación, estaréis encantados con ‘Elite: Dangerous’.
Continuando con el comercio, se deberán buscar las diferentes ofertas de los productos necesarios, para así poder buscarlos en los puntos referentes. Además, si queremos seguir hinchándonos de créditos, algo básico será buscar a usuarios en diferentes lugares del mapa con recompensa sobre sus cabezas, por lo que podremos recibir beneficios fructíferos en caso de dar con ellos. De todos modos, si decidimos decantarnos por la aventura, tendremos oportunidades fantásticas de exploración con este simulador. Maniobras de aterrizaje y despegue, aceleración y búsqueda de nuevas sistemas son pilares sobre los que podemos basarnos en el principio del juego y donde nos lo pasaremos como niños con zapatos nuevos si no abusamos de ello. Cualquiera que sea nuestro objetivo, podremos alcanzarlo con esfuerzo y minuciosidad, pero siempre hay que tener en cuenta que lo importante es disfrutar del camino, algo que en ‘Elite: Dangerous’ es fácilmente olvidable.
Meticulosidad igual a genialidad
Es importante hacer hincapié en el realismo del videojuego. Se tiene la oportunidad de visitar más de 400.000 mil millones de estrellas y 150.000 sistemas solares. Nada menos. El equipo de Frontier nos aporta con ‘Elite: Dangerous’ todo el universo conocido hasta el momento. Después de haber hecho una exploración detalladísima de todas las estrellas y los planetas descubiertos en sus respectivos sistemas solares, han sabido traspasar toda esta información a un jugosísimo simulador en este sentido.
El apartado técnico no queda, para nada, atrás respecto al resto de esta genialidad virtual. Tanto las gráficas de los planetas y las naves que podemos manejar como las animaciones de los interiores de la cabina son inmejorables, y teniendo en cuenta la versatilidad de manejo e interactividad que tenemos con todos los elementos que nos rodean, hace que, simplemente, se convierta en uno de los juegos más espectaculares que podemos disfrutar. Aun así, toda esta experiencia conserva su versión original, el inglés, sin tener posibilidad de disfrutar de ningún menú ni otro tipo de texto en español. De cualquier forma, tampoco se necesita entender demasiado, por lo que con un nivel mínimo de inglés tendremos más que suficiente como para gozar cada aspecto del videojuego.
En cuanto al sonido, cada detalle parece estar calculado al máximo, dotándolo de un naturalismo absoluto. En cuanto a la banda sonora, solo aparece en momentos clave, dándole a estos momentos más protagonismo, pero, quizás, quitando a la exploración sencilla algo de lucidez que podría haberse acrecentado.
El colofón final es la compatibilidad que ‘Elite: Dangerous’ tiene con Oculus Rift. Tal y como comprobamos en La Casa de EL, debemos decir que la unión de estos dos elementos es extraordinaria. Todo el complejo manejo de la nave se vuelve sencillo y evidente, siendo optimizado para un sistema que, pese a no estar demasiado distribuido, es con este juego con el que más lo podremos disfrutar.
En definitiva, ‘Elite: Dangerous’ es el mejor simulador espacial desarrollado hasta el momento. Todos los aspectos se congregan en un todo excelente, y pese a que se necesita mucha dedicación para poder tener una experiencia completa, si se tiene la posibilidad no cabe duda de que es algo que merece la pena.
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