En agosto o septiembre del año 480 a.C., durante la Segunda Guerra Médica, y al mismo tiempo que se llevaba a cabo la Batalla de Artemisio, tuvo lugar otra dura contienda, bastante famosa pese a que sólo duró tres días, en la que los espartanos, capitaneados por el rey Leónidas I, hicieron frente a la invasión del ejército persa, bajo las órdenes del emperador Jerjes l. Este enfrentamiento pasó a la historia como la Batalla de las Termópilas. Como ocurre con todas las grandes historias, el cine acabó por adaptar los hechos en la película ‘Los 300 espartanos’ (1961), también conocida como ‘El león de Esparta’, bajo la dirección de Rudolph Maté.
El noveno arte tampoco se quiso quedar corto. Dos han sido las versiones en cómic que se han realizado sobre la guerra entre Leónidas y Jerjes. La primera de ellas fue en 1962, cuando los argentinos Héctor Germán Oesterheld y Alberto Breccia trataron el tema de las Termópilas en su obra ‘Mort Cinder’. La segunda y más famosa, llevada a cabo en 1998, es la exitosa ‘300‘, gracias al gran maestro Frank Miller, responsable de algunas de las mejores etapas de Batman y Daredevil, además de creador de la siniestra ‘Sin City’.
Llegados a este punto, tenemos que regresar al cine, ya que la fama de la novela gráfica también acabó por llegar a la gran pantalla. Así, en 2007 se estrenó la película homónima, que es la que pasamos a analizar en este artículo, de casi dos horas de duración, bajo la batuta de Zack Snyder (quien se encuentra bastante curtido en el arte de adaptar cómics al celuloide) y protagonizada por Gerald Butler (que encarna al rey Leónidas I). En el bando enemigo encontramos a Rodrigo Santoro (que da vida al emperador Jerjes I).
El largometraje está narrado por Dillos (interpretado por David Wenham), único superviviente espartano de la batalla, que narra la historia a las nuevas tropas, para tomarse la revancha contra los persas. Al inicio del film, el personaje nos cuenta como fue la infancia de Leónidas. Según sus propias palabras:
Cuando el niño nació, como todo espartano, fue examinado. Si hubiese nacido pequeño, raquítico, enfermizo o deforme habría sido descartado. En cuanto pudo mantenerse en pie, fue bautizado en el noble arte del combate. Le enseñaron a no retirarse jamás, a no rendirse jamás. A que morir en el campo de batalla, al servicio de Esparta, era la mayor gloria que podía alcanzar en vida. A los siete años, como era costumbre en Esparta, el niño fue apartado de su madre y sumergido en un mundo de violencia, un mundo respaldado durante 300 años por una sociedad de guerreros espartanos que forjaba a los mejores soldados que jamás hayan existido. La Agogé, como se la conoce, obligaba al niño a luchar, a pasar hambre. Le obligaba a robar y, si era necesario, a matar. Castigado a golpes de vara y látigo, le enseñaron a no mostrar dolor, ni piedad. Le ponían a prueba continuamente y le abandonaban a su suerte. Dejaban que midiera su ingenio y determinación con la furia de la naturaleza. Esa era su iniciación lejos de la civilización y volvería a su pueblo como espartano o no regresaría.
Con una infancia tan dura, es fácil entender que el rey Leónidas sea un guerrero bravo y de gran temperamento. Por ello, sin hacer caso a las voces de los suyos, ni siquiera las de los éforos (consejeros deformes a los que incluso el monarca debe obedecer), decide partir con trescientos hombres al encuentro de las tropas de Jerjes, tras descubrir que el emperador persa pretende invadir Esparta, si no se someten a él.
La mayor parte de la película transcurre en el campo de batalla, donde somos testigos de sangrientos combates e impactantes peleas, que logran que el ritmo no decaiga ni un solo instante, hasta llegar al clímax de la trama, cuando Leónidas, que parece dispuesto a rendirse, se levanta y arroja su lanza contra Jerjes, al que alcanza en pleno rostro, arrancándole uno de sus pearcings, aunque eso no sirva para inclinar la balanza a su favor. Sin embargo, las palabras narradas por Dillos mientras el rey de Esparta realiza su ataque son dignas de ser tenidas en cuenta:
El yelmo le asfixiaba, no le dejaba ver, y debe ver bien. El escudo le pesaba, le hacía desequilibrarse, y su objetivo está lejos.
Aunque Leónidas y sus hombres caen en el campo de batalla, cuando Dillos termina de contar su historia, un año después de la Batalla de las Termópilas, reúne a diez mil espartanos para la revancha contra los persas, con la seguridad de que, aunque el enemigo los triplique en número, si ya les costó vencer a trescientos guerreros, esta vez no tendrán ninguna posibilidad.
Una de las mayores pegas que se les suele encontrar a las películas que adaptan cómics es su poca fidelidad respecto a la obra original. No obstante, ese no parece ser el caso cuando se trata de las novelas gráficas de Frank Miller, ya que, al igual que pasó dos años antes con el film de ‘Sin City’, este largometraje contiene gran cantidad de escenas que están sacadas de las viñetas con asombrosa exactitud. Aunque también hay que reconocer que el argumento secundario, en el que la reina Gorgo (a la que da vida Lena Headey) trata de convencer al consejo espartano de que mande más hombres al campo de batalla, sí es una licencia que se toma la película.
Sin embargo, no queremos que nadie se lleve a engaño. Aunque el film narré un hecho real, esta no es una película histórica, ya que la novela gráfica de Frank Miller contiene varios elementos fuera de lo común que, obviamente, no pudieron suceder en la auténtica batalla. De modo que, si lo que quieres es un largometraje más fidedigno con el relato de la guerra entre Leónidas y Jerjes, es mejor que veas la película de Rudolph Maté. Sin embargo, si aceptas la mezcla de historia y fantasía, esta es tu película.
Ya se ha convertido en costumbre que los rodajes de éxito cuenten con una versión paródica y el film que nos ocupa no iba a ser menos. Así, un año después, se estrenaba en la gran pantalla ‘Casi 300‘, de menos de hora y media de duración, dirigida por Jason Friedberg y Aaron Seltzer, con un Sean Maguire que encaja físicamente a la perfección como Leónidas y un Ken Davitian que resulta un bochornoso Jerjes. Siguiendo la estela de películas como la saga de ‘Scary movie’ o los largometrajes ‘Epic movie’ y ‘Date movie’, el film cuenta una descacharrante versión de la Batalla de las Termópilas, a la vez que incluye referencias a grandes producciones de la época, como ‘Ghost Rider, el Motorista Fantasma’, ‘Spider-Man 3’, ‘Transformers’ o ‘John Rambo’, además de un guiño a la telenovela ‘Yo soy Betty, la fea’. El largometraje fue duramente criticado por los fans acérrimos de ‘300‘.
El año pasado se estrenó ‘300: El origen de un imperio‘, bajo la dirección de Noam Murro y con Sullivan Stapleton como protagonista (en el papel de Temístocles), al que acompaña Eva Green (que encarna a Artemisa). Aunque esta película, de casi dos horas de duración, no logró la misma ferviente acogida que su predecesora, funciona a tres niveles distintos, ya que sirve, a la vez, tanto de precuela como de secuela e historia paralela de la mítica ‘300‘.
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