Vuelven los dinosaurios. Más grandes, feroces y realistas que nunca… Y también aumenta su número. De nuevo volvemos al Parque de atracciones definitivo, rebautizado ahora como Jurassic World, en el que todo es perfecto y en el que , como decía Malcom en la lejana Parque Jurásico (1993): si algo tiene que salir mal, lo hará.
Y es que es inevitable echar la vista atrás y recordar la primera, y mejor, película de la saga. En aquella, Spielberg tomó la emocionante novela de Michael Crichton (quien también ayudó en el guión) y la convirtió en una de las películas más importantes de la historia del cine. Con este lastre hay que reconocer que han sido muy valientes al realizar una secuela.
Porque, efectivamente, Jurassic World es una secuela, confirmada y oficial, de la saga. Más especificamente, una secuela directa de la primera película Creo realmente que ha sido la decisión más inteligente que podían haber tomado. Desde el principio se nos recuerda que el Parque Jurásico existente en la isla Nublar tuvo que cerrar al público, pero este nuevo Jurassic World bebe directamente de aquél. Varias son las citas al soñador y creador del parque John Hammond y varios escenarios y guiños evidentes nos mostrarán directamente cómo era Parque Jurásico.
Ahora, en Jurassic World, las cosas han cambiado: han pasado 22 años de aquello y lleva varios años abierto y siendo un éxito de público y, también, científico. Se sigue experimentando genéticamente y creando nuevas especies de animales… lo que inevitablemente llevará al desastre y el caos que todos esperamos.
Si habéis visto alguno de los tráilers o avances ya sabréis prácticamente todo: dinosaurios que se escapan y matan gente (mucha más que en Parque Jurásico, claro, que ahora no dirige Spielberg), y el héroe (más o menos vulnerable) que tendrá que salvar el día, después de llevar un cuarto inicial de la cinta advirtiendo del peligro. De nuevo tenemos dos niños (hermanos también pero del mismo sexo) que serán el hilo conductor de las persecuciones, y de nuevo serán parientes de alguien importante del Parque, en esta ocasión son sobrinos de la directora del Parque, Claire (interpretada por Bryce Dallas Howard).
El héroe, sensible y valiente, es Owen, interpretado por Chris Pratt, un antiguo marine ahora dedicado a controlar la seguridad de ciertas partes del parque, con especial querencia por los velocirraptors y que podría ser un perfecto Indiana Jones. Frente a ellos tenemos a Hoskins, jefe de seguridad de InGEN, interpretado por Vincent D’Onofrio.
Podéis ir a ver Jurassic World sin miedo de ser defraudados. Del mismo modo que el argumento ha obviado las penosas segunda y tercera parte, esta secuela se pone a la altura de la primera película en cuanto a espectacularidad, aventura y emoción. Porque recordemos que Parque Jurásico es una buena película de aventuras, ni más ni menos, y eso es lo que han buscado (y conseguido) con Jurassic World.
Nos encontraremos con interpretaciones correctas cuando menos, aunque alguno de los “malos” vuelvan a estar algo sobreactuados; los niños actúan bien y no son en absoluto repelentes (veremos si el doblaje español no vuelve a destrozar su actuación). De hecho, algunas de sus secuencias son magníficas, deseando haberles visto un poco más de tiempo la trama desde su punto de vista, a solas y en peligro.
Por desgracia, hay algunos momentos algo más sensibleros (con todos los personajes protagonistas) que lastran la historia y, claramente, sobran. De hecho, aunque los avances nos hacen pensar que el protagonista es Chris Patt como Owen, la trama está centrada en Claire, mucho menos interesante (como incluso expresan abiertamente sus sobrinos), mostrándola como la fría mujer de negocios desconectada de su familia.
La historia es sencilla pero está bien dirigida por Colin Trevorrow, quien nos lleva de la mano durante las dos horas de metraje, sin darnos ni un minuto de respiro, con un magnífico ritmo lleno de acción y aventura y sin casi ninguna pausa.
¿Y los efectos especiales? Pues mucho más que correctos, aunque no perfectos. En las tomas tranquilas, las secuencias pausadas (las menos) los dinosaurios están hechos de una manera sorprendentemente realista. Desde el mismo inicio, en el que vemos un cachorro romper el cascarón, podemos ser conscientes del esmero que han tenido en estas creaciones (creando un claro homenaje con Parque Jurásico y, a la vez, diferenciándose de aquel triste efecto animatrónico). Por desgracia hay algunos momentos, no más de tres o cuatro, en los que inevitablemente se nota el CGI, aunque no demasiado. Para el ojo acostumbrado a las películas con estos efectos será inevitable notarlo pero, como digo, son pocos y de apenas unos segundos.
Por último, querría destacar también la música. Siendo Jurassic World un heredero directo de Parque Jurásico, es inevitable sentir un grato estremecimiento cuando reconocemos las notas del famoso tema principal. Es en momentos claves, asociados generalmente a la aparición de los verdaderos y reptilescos protagonistas, cuando este tema aparece. Michael Giacchino ha conseguido una efectiva y trepidante banda sonora, homenajeando a Williams cuando se debe hacer, pero estas pocas notas eclipsan el resto del disco, sobre todo por el valor sentimental que le damos a la primera película y todo lo que la rodea.
En resumen, una magnífica película de aventuras y acción, con una trama sencilla y unos personajes algo planos pero bien interpretados y con algo de ironía. Una película familiar (recomendada para mayores de 13 años por las numerosas muertes que veremos, aunque no sean demasiado explícitas en su mayoría), que disfrutaremos más si la vemos con un grupo de amigos, y con unos efectos especiales a la altura. Eso sí, podéis ahorraros el 3D.
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