Según ha publicado The Telegraph, el legendario actor Christopher Lee murió el pasado domingo 7 de junio en un hospital de Chelsea, como consecuencia de problemas respiratorios, a la edad de 93 años. La noticia no se ha hecho pública hasta hoy por expreso deseo de su viuda, que quiso avisar antes a todos sus familiares.
Christopher Lee nació el 27 de mayo de 1922 en el aristocrático barrio londinense de Belgravia, hijo de un teniente coronel del 60º Real Cuerpo de Fusileros del Rey y la condesa italiana Estelle Mari Carandini di Sarzano. Cuando contaba solo cuatro años de edad sus padres se divorciaron y el pequeño Christopher vivió una temporada en Suiza, antes de regresar a Londres donde su madre volvió a contraer matrimonio con un acaudalado banquero, casualmente tío de Ian Fleming, el creador de James Bond. Christopher Lee hablaba fluidamente italiano, francés, español, alemán, ruso, danés y sueco, además de su inglés nativo, evidentemente.
Después de que la fortuna de su padrastro entrara en bancarrota, Lee tuvo que ponerse a trabajar a los 17 años. Poco después estalló la Segunda Guerra Mundial y se alistó en la Royal Air Force, donde consiguió llegar a teniente de vuelo y ganó seis medallas por diversas campañas, además de otras condecoraciones en Polonia, Yugoeslavia y Checoslovaquia. Christopher Lee también colaboró con la Inteligencia Británica y aseguraba que entrar en las fuerzas aéreas era lo mejor que le había pasado en la vida, ya que antes desconocía cómo vivía el resto de la gente. Al acabar la guerra, y en contra de los deseos de su madre, Lee firmó un contrato de siete años de duración con la Rank Charm School, debutando en el cine un par de años después.
Su característico físico, con una estatura de 196 centímetros, le permitió destacar al principio de su carrera interpretativa, sobre todo haciendo de villanos. A mediados de la década de los 50 entró a formar parte del elenco habitual de la conocida productora Hammer, especializada en películas de terror, donde formó un exitoso tandem actoral con Peter Cushing, encarnando al Conde Drácula y su contrincante Van Helsing respectivamente en varios largometrajes. Poco después Christopher Lee interpretaría otro de sus personajes icónicos, el archi-villano oriental Fu Manchú, hasta en cuatro ocasiones. En 1970 cambió de bando y pasó a ser hermano del famoso detective, Mycroft, en ‘La vida privada de Sherlock Holmes’, mientras se tomaba un descanso de Drácula.
En 1973 Christopher Lee apareció en una de sus películas favoritas, ‘The Wicker Man’, como un terrateniente escocés que practica sacrificios humanos en el siglo XX, y ese mismo año encarnaba también al espadachín Rochefort en ‘Los tres mosqueteros’. Un año más tarde repetía ese papel en la secuela ‘Los cuatro mosqueteros’ y además entraba en la franquicia de James Bond interpretando a Scaramanga, uno de los más recordados enemigos de 007, en ‘El hombre de la pistola de oro’. Durante la década de los 70 llegó a rodar hasta diez películas diferentes en dos años. Como podéis comprobar, pocos actores pueden presumir de ese ritmo de trabajo.
Durante los años 80 combinó cine y televisión. Sufrió un ataque al corazón y fue operado en 1985 pero eso no le impidió bajar el ritmo, regresando al género de terror en ‘Aullidos 2: Stirba, la mujer lobo’ en 1986. Poco después aparecería en la miniserie televisiva ‘La vuelta al mundo en 80 días’ y retomaba el personaje de Rochefort en ‘El regreso de los mosqueteros’. Ya en los 90 pudimos verle en la película para televisión que adaptaba ‘La isla del tesoro’ y en los cines en la segunda parte de los Gremlins. Durante esa década Christopher Lee fue Sherlock Holmes en un par de ocasiones y también participó en ‘Las aventuras del joven Indiana Jones’, ‘Las nuevas aventuras de Robin Hood’ y regresó al cine en ‘Sleepy Hollow’ bajo las órdenes de Tim Burton.
Ya en el nuevo milenio participó en dos de las más conocidas sagas cinematográficas al interpretar al Conde Dooku en ‘Star Wars Episodio II: El ataque de los clones’ y en ‘Star Wars Episodio III: La venganza de los Sith’, y al mago Saruman en la trilogía de ‘El Señor de los Anillos’, papel que retomaría últimamente para las tres partes en las que Peter Jackson dividió ‘El Hobbit’. Volvió a su personaje de Scaramanga poniéndole voz en el videojuego ‘Goldeneye – Agente corrupto’ y repitió con Tim Burton en ‘Charlie y la fábrica de chocolate’.
Además de su extensísima carrera interpretativa puede que muy pocos conozcáis su pasión por la música, más concretamente por el Heavy Metal. En 2010 grabó un disco de heavy sinfónico titulado ‘Carlomagno’ y el año pasado editó otro con el título ‘Metal Knight’ y temas basados en la figura de Don Quijote de la Mancha, un personaje que el propio Christopher Lee reconoció en varias ocasiones que le hubiera encantado interpretar.
Fue nombrado Caballero del Impero Británico en 2009 y a lo largo de su vida obtuvo numerosos premios interpretativos, como el que compartió en Sitges con Vincent Price, Peter Cushing y John Carradine por su participación en la película ‘House of the Long Shadows’, el London Critics Circle Film Award, el de Fantasporto, el British Film Institute Award, o el BAFTA. Curiosamente nunca ganó un Oscar, aunque su nombre sonó en varias ocasiones para recibir el honorífico a toda su carrera.
