Hay ocasiones en las que un acontecimiento afecta a tantas partes o agentes que resulta imposible enumerarlas a todas. Esta tesitura es la que sucede, desgraciadamente, con el caso de los conflictos bélicos o guerras. Es decir, en tales coyunturas no se ha hecho, por ejemplo, una lista de muertos o, pensando de manera más global, de afectados por la tesitura a raíz de su imposibilidad. Por tanto, debido a que para cuantificar los daños hay que estimarlos siempre habrá un error en ese sentido. Mediciones de reparaciones aparte, hay muchos elementos que no pueden subsanarse: pérdida de vidas humanas, obras de valor histórico incalculable…Y algo en lo que muy poca gente piensa cuando se originan guerras: los animales.
Y es que, paradójicamente, las guerras son quizá uno de los temas más tratados en toda clase de medios, por lo que constituyen una temática muy usada y repetitiva si el autor o autores carecen de inventiva. Sin embargo, al unísono, hay notables prismas que apenas han sido tratados y que, como resultado, resultarían muy innovadores e interesantes. Este es uno de los grandes aciertos de esta novela gráfica del ilustre Brian K.Vaughan: su punto de vista, que se centra en, como su propio título nos indica, leones del zoológico de Bagdad, dejando a los seres bípedos racionales o a las personas de lado.
Explicada la peculiaridad del cómic, conviene ahondar algo más en profundidad en su argumento. Tal como he recalcado en las líneas previas, “los leones de Bagdad” es un título protagonizado por cuatro reyes de la selva. En concreto, dos hembras, una anciana y otra más joven; el líder de la manada y su cachorro se escapan del zoo de Bagdad a raíz del inicio de la Segunda Guerra del Golfo o la Guerra de Irak de 2003. Ya saben, la originada a partir de las supuestas armas nucleares de la nación árabe por el cuanto menos polémico presidente estadounidense George Bush. A partir de este punto, los felinos deberán aprender a sobrevivir en un entorno hostil y lleno de dificultades.
Sin embargo, más que tratar sobre las vivencias de esta clase de animales, el tomo ofrece una visión que va bastante más allá: es un reflejo de lo que acaece en Iraq en esa época. Esto es, los leones representan las distintas visiones de los ciudadanos del país árabe ante el conflicto o la llegada de la libertad, sea lo que sea que signifique ese concepto, al territorio. Resumiendo, la reclusión o gobierno de Sadam Husein son las celdas del zoo, y la libertad es la vida sin las mismas. Por consiguiente, es también una reflexión acerca de la utilidad de ser libres (en qué nos beneficia serlo), así como los costes asociados a la misma.
Sin ampliar ni desvelar demasiado, basta decir que el cachorro plasma los niños del país que no conocen nada más aparte del gobierno de Sadam Husein. Por otro lado, la anciana representa al ser que conoce ambas coyunturas (antes y con Sadam) y ve en el actual gobierno una forma de confort que quizá no quiera abandonar. Como contraste, la felina joven, que apenas conoce lo previo, ve la libertad o el no estar encerrada como algo extremadamente positivo.
Pese a que si, como es mi caso, aborrecéis todo lo relativo a la filosofía os puede parecer un enfoque algo farragoso o poco atrayente, nada más lejos de la realidad: es más algo subyacente, pero presente en toda la obra, que no un elemento que lo envuelva todo y sea el protagonista absoluto y único. En otras palabras, reflexión sobre la libertad aparte, la historia de los leones por sí sola ya es bastante disfrutable, aunque ciertamente el guión gana enteros con ese tema tan importante de fondo. De hecho, a modo de experiencia personal, si no fuese por los artículos del final, no me hubiese percatado de la comparación, ya que a pesar de ver el contraste del modo de vida antes y después de la fuga no es algo que sea protagonista absoluto en la obra, como he recalcado con anterioridad.
Ahondando en el desarrollo del guión o la trama, aunque esté basado en una historia real, considero que el final, para bien o para mal, es bastante prematuro. Esto es, me hubiese gustado continuar leyendo acerca de las andanzas de los leones. Desenlace aparte, el inicio y el nudo no permiten demasiadas objeciones al saber mantener el interés del lector en todo momento sin ofrecer giros argumentales excesivos ni grandes sorpresas, pues el volumen tampoco las requiere.
En el terreno gráfico, Niko Henrichon, dibujante de la historia, realiza un trabajo notable dando forma a los distintos animales que veremos a lo largo de los cinco episodios que conforman la obra. Así, ofrece un gran trabajo tanto en la plasmación de las emociones de los animales como en representar visualmente los escenarios más idílicos y más horrorosos. El gran trabajo del canadiense se ve acrecentado por el magnífico uso del color que posee la obra, lo que desemboca en páginas que son un verdadero espectáculo gráfico. Este apartado es, en su conjunto, excelente.
Respecto a la edición, ECC Ediciones recopila los cinco capítulos que constituyen la obra íntegra de “Los leones de Bagdad” en un tomo rústica de 168 páginas a color por 15,5€. Además, tal como se ocupa de informar ECC en la descripción de la obra, el tomo incluye abundante material extra: numerosos artículos y material de planificación para la obra, portadas, bocetos…En definitiva, “Los leones de Bagdad” es una novela gráfica, cuanto menos, notable y es un valor seguro tanto por su temática atípico como por su buen guión y excelente dibujo. Muy recomendada.
Brian K. Vaughan
Brian K. Vaughan es un guionista estadounidense que nació en Ohio en 1976, cuyo nombre está sobresaliendo estos días debido a las nominaciones que ha recibido su última obra, Saga. Aun así, no es la primera vez que le vemos en el listado de los premios Eisner (los Oscars del mundo del cómic), ya que desde el año 2003 ha estado incluido entre sus nominados, ya sea por la serie “Y, el último hombre”, “Runaways” o por la que hoy nos ocupa, “Ex Machina”.
Su labor como buen guionista le precede, razón por la que además de estar siempre inmerso en el mundo del cómic, ha realizado varios trabajos para la industria televisiva, como fue la serie “Perdidos” (por la que fue nominado durante dos años consecutivos a los Writers Guild of America Awards) o “La Cúpula”, además de encontrarse hoy en día trabajando en las adaptaciones al cine de dos de sus principales obras.
Su primera incursión en el mundo del cómic la realizó mientras estudiada cine en la Universidad de Nueva York, ya que se apuntó a un proyecto de Marvel llamado Stan-hattan, en el que se formaba a jóvenes guionistas inexpertos, lo que le llevó a realizar su primer trabajo para el cómic “Tales From the Age of Apocalipse #2″ (editado en diciembre de 1996). Desde ese momento, su incursión en las dos grandes editoriales americanas lo llevó a escribir historias de personajes como Spiderman, X-Men, Capitán América, Batman o Green Lantern entre otros. Aun así, Vauhgan siempre ha dicho que prefiere centrar su trabajo en series propias en lugar de escribir las historias de personajes ya ideados, hecho que hace que no pueda explayar su imaginación totalmente, lo que le ha llevado a crear varias series desde cero.
De esta forma, en el año 2002 comenzó una serie denominada “Y, el último hombre”, donde nos mostraba como todos los hombres del planeta morían repentinamente, quedando solamente vivos un joven llamado Yorick y su mono Ampersand, lo que les acarrearía multitud de problemas en su aventura por buscar una solución. Dos años después se embaucó en una nueva serie llamada “Ex Machina”, la cual precede este artículo. Tras esta, en el año 2006 creó “Los Leones de Bagdag” donde nos hablaba de un caso verídico que se dio en 2003, en el que una manda de leones se escaparon del zoológico de Bagdag tras el bombardeo estadounidense. Finalmente, en el 2012 se embarcó junto a la dibujante Fiona Staples en el cómic “Saga”, el cual mezcla la ciencia ficción con la fantasía, habiendo sido premiado este año en los Eisner.
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Brian K. Vaughan y Niko Henrinchon plantean una fábula sobre la vida en tiempos de guerra y el precio de la supervivencia basada en un suceso real: la huida de una manada de leones del zoo de Bagdad durante el bombardeo y la invasión de la ciudad en 2003. Una obra tan emotiva y profunda como gráficamente impactante”
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