Tras la emisión, el pasado 2 de agosto, del penúltimo capítulo de la segunda temporada de ‘True Detective‘ y estando por tanto a solo un capítulo de la ‘season finale’, está claro que esta segunda temporada no ha sabido atraer al público del mismo modo en que lo hizo la primera. Con unas audiencias que han ido en descenso constante durante los primeros siete episodios, está claro que esta nueva apuesta de ‘True Detective’ no ha estado a la altura de lo que vimos el año pasado.
La primera temporada de ‘True Detective’ consiguió capturar nuestra atención con lo que parecía una interesante hibridación de géneros. Una historia de detectives oscura y cruda, con lo que parecía un fondo sobrenatural, que atraía del mismo modo en que ‘Twin Peaks‘ nos atrajo al principio. Las menciones al Rey de amarillo de Chambers (que reseñé aquí) y una ambientación de puro ‘Southern Gothic‘ daban a entender que había algo más allá de una simple serie policíaca, que la distinguía de las demás y la elevaba casi a un producto de culto. Además, se notaba un cuidado especial, tanto en la fotografía, como en la dirección de Cary Fukunaga, como en la actuación de Matthew McConaughey en su papel brillante como Rustin Cohle, entre otros elementos. ‘True Detective’ estaba destinada a triunfar.
Pero:[spoiler]Una de las claves del “fracaso” de la segunda temporada de ‘True Detective’ lo encontramos en el final optimista de la primera. Un carpetazo que dejaba toda la ambientación oscura de la temporada en nada más que eso.[/spoiler]
Se especuló mucho sobre cuál sería la principal influencia literaria que inspiraría el argumento de ‘True Detective’ para la segunda temporada. Se habló de ‘La subasta del lote 49’ de Thomas Pynchon pero, aunque parece que algunos elementos podrían estar inspirados en la novela, no hay un hilo conductor que resuene con la obra del misterioso autor. El terror cósmico y la ambientación ‘weird’ se han descartado para esta nueva historia. En su lugar, tenemos un ambiente urbano, la ciudad de Vinci, lúgubre y depresiva, pero falta de ese toque híbrido extraño que tanto gustó al público.
Si bien algunos elementos siguen estando a muy alto nivel, como la fotografía o la selección musical (os dejo aquí y aquí las canciones de apertura para que comparéis), otros elementos no están a la altura. Se dio por supuesto que un reparto cargado de estrellas fue esencial para el éxito del primer ‘True Detective’ y se repitió el esquema, pero con un guion un tanto más flojo, ha costado que el público conectara con Velcoro, Bezzerides, Woodrugh y Semyon. Una exposición demasiado larga y la sensación de que no se iba a ninguna parte durante los primeros episodios han hecho perder el interés de un público que, cansado de ver siempre las mismas series detectivescas, venía buscando otra cosa. Tampoco digo que ‘True Detective’ se haya despojado de todo su encanto gótico. Esta segunda temporada tiene algunos momentos que recuerdan mucho a David Lynch, por ejemplo (momentos como este). En cierto modo se sigue respirando cierto aire extraño, aunque Pizzolatto recuerde que no hay homenajes en esta temporada.
Para aquellos que perdisteis el interés durante los primeros capítulos o no habéis empezado a ver esta segunda temporada ante el aluvión de críticas negativas de crítica y público, tengo que reconocer que yo también estuve a punto de dejar de verla durante los primeros tres o cuatro episodios. La exposición es demasiado larga, la dirección errática (Fukunaga ya no dirige), se intenta dar a los personajes una profundidad forzada que no necesitan (recuerdo una escena terrible con el personaje de Vince Vaughn) y en general el argumento es previsible. Si además se le quita la inspiración literaria, ‘True Detective’ se quedaba en una serie policíaca un poco oscura, sin más.
Por suerte, tras unos primeros episodios desdeñables, la trama avanza, coge forma y los sucesos empiezan por fin a encajar. Para el séptimo y penúltimo episodio, la tensión narrativa ha llegado a un punto más que satisfactorio y promete un final de temporada espectacular. Los personajes han ido adquiriendo naturalidad y lo que al principio era tensión absurda y forzada ha dado paso a diálogos con mucho más sentido. Aún sin el encanto ‘Southern Gothic’ de la primera temporada, este ‘True Detective’ es capaz de transmitir una nueva historia dura, compleja y con pinceladas de horror.
Ahora mismo estoy dividido. Añoro la primera temporada, me decepciona que no se haya jugado más con un referente literario, echo de menos la sensación de conjunto que tenía. Sigo pensando que lo de hombres duros rodeados de prostitutas es un cliché que habría que abandonar (es un mal común en ambas temporadas). En general da la sensación de que algunos elementos se han conservado bien pero que otros se han aguado demasiado, dando lugar a un conjunto irregular. Por otro lado, la serie ha conseguido engancharme (tarde, tras unos primeros episodios de inercia) con una trama elaborada, compleja e interesante. A la nueva ambientación y a los nuevos personajes se aprende a amarlos (con sus más y sus menos). El resultado es una serie detectivesca sólida, que promete un último episodio de infarto.
Y es ahí donde recae el ‘quid’ de la cuestión. Si el octavo y último episodio de la serie consigue satisfacer al público, la segunda temporada de ‘True Detective’ se habrá redimido. Si por contra no consiguen dar una buena conclusión a una historia irregular, puede que el público no perdone las muchas faltas que ha tenido la serie y quede para siempre como la mala segunda parte de aquella gran serie de culto. El final de la primera temporada fue malo, pero la serie había demostrado su valía mucho antes. La segunda temporada se lo juega todo en un examen final, este domingo 9 de agosto.
Cuando lo hayamos visto, actualizaremos este artículo con nuestras impresiones de la ‘season finale’ de 90 minutos de ‘True Detective’ y decidiremos si el conjunto ha valido o no la pena. Stay tuned.
