domingo, noviembre 24, 2024

Batman: Los padres del demonio

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Panini
Lucha a muerte con Al Ghul
Lucha a muerte con Al Ghul

Era el año de la batmanía. El inminente estreno de la película de Tim Burton basada en las aventuras del justiciero de Gotham City había conseguido lo imposible: que los medios dedicasen tiempo a hablar de tebeos y los kioscos y librerías se llenasen de un material que era un auténtico regalo. Ya os he comentado en alguna ocasión lo complicado que era ser comiquero de provincias. En especial, encontrar cómics relacionados con personajes de DC era una auténtica aventura en una ciudad como la mía, que en aquellos tiempos todavía no había salido de El Guerrero del Antifaz.

Como digo, en 1989 las cosas cambiaron gracias a la irrupción de aquel pelotazo cinematográfico. Batman estaba en todas partes, y la sonrisa de aquel Joker interpretado por Jack Nicholson lucía en la portada de las revistas más importantes, tuviesen que ver con el cine o no. Ese mismo año, Zinco, editorial propietaria de los derechos de DC en aquel tiempo, aprovecha el tirón y publica un volumen que todavía hoy conservo como un tesoro, llamado Las Mejores Historias de Batman Jamás Contadas. Tenía 10 años, y unos Reyes Magos en los que ya no creía dejaron en el rincón de los regalos aquel libro que daría comienzo a mi obsesión casi enfermiza con el Caballero Oscuro.

Aquel recopilatorio ofrecía un fabuloso recorrido por toda la historia de Batman, comenzando con Bob Kane, y revisando con acierto todas las etapas de las aventuras de este mito moderno. Por supuesto, estaban las estrafalarias peripecias de extraño tono humorístico de los años 50 y gran parte de los 60, que aunque eran muy identificadoras de lo que eran los cómics entonces, no me llenaban del todo, alejadas del vengador urbano que habitaba en mi imaginario personal. Pero de todas aquellas historias, recuerdo una que me impactó en especial. Se llamaba El Fantasma de los Cielos Asesinos. El tono inocente y colorido de lo visto hasta ese momento desaparecía con rotundidad, sustituido por el ambiente misterioso que esperaba de un cómic protagonizado por Batman. El personaje se veía envuelto en una trama detectivesca, dotada de una seriedad interna que la cabecera había perdido por el camino por culpa del infame Comics Code. Batman era el implacable vengador nocturno de antaño, dotado de una intuición y habilidades físicas por encima del resto de los mortales, dispuesto a ser de lo más expeditivo en la resolución de los casos, tanto a nivel mental como en el caso de repartir puñetazos.

Batman-AdamsEntonces, no era consciente de todo lo que contenían aquellas viñetas, pero era algo orgánico, diferente, especial. Sobre todo, estaba aquella forma de entender la acción, la página y la narrativa, muy diferente a la mayoría de los dibujantes que entonces conocía. Miré el nombre de aquel tipo al comienzo de la historia. Neal Adams. entonces lo pensé, y ahora, tantos años después, me reafirmo: posiblemente, es el mejor dibujante de Batman de la historia.

ECC se ha marcado un tanto en mi corazoncito con la edición de este tomo que recopila parte del trabajo de dúo Dennis O´Neil y Neal Adams, que cambió de manera definitiva la identidad de Batman a principios de los años 70 del siglo XX. Antes de su triunfal entrada en las colecciones relacionadas con el murciélago, el personaje se había alejado de manera radical de los planteamientos propuestos por Bob Kane y Bill Finger en los primeros años de vida del cruzado de Gotham. El optimismo pop era la tónica dominante, por encima del oscuro personaje de reminiscencias pulp que era en origen. La célebre serie de los 60 certífico la identidad de esta versión de las aventuras de Batman, que tiene su buena base de fans, desde luego. O´Neil y Adams cerraron este episodio de la historia con un cambio radical de imagen y tono, que en el fondo tenía mucho de vuelta a los orígenes. Estos autores devolvieron a Batman el rol de héroe nocturno, la mezcla perfecta entre Sherlock Holmes y los justicieros de los seriales pulp. Se las apañaron para quitar de en medio a Robin (un personaje que siempre he entendido como molesto, por lo menos desde la perspectiva que se ofrecía de él en esos días) con el comienzo de la edad universitaria, y se centraron en modelar una serie de aventuras donde la construcción de ambientes y tramas trepidantes fuesen la nota dominante, por encima del desarrollo de personajes o aspectos emocionales. Todavía quedaban años para esa clase de viajes hacia el interior, aunque sí que es cierto que empezaban a plantear conflictos que con el tiempo se convertirían en referenciales para los tormentos particulares de Batman (como por ejemplo, su relación con Talia Al Ghul, que daba sus primeros dolores de cabeza a Bruce Wayne por entonces).

El tomo que presenta ECC
El tomo que presenta ECC

Las aventuras de O´Neil son bastante más duras y realistas que lo visto en Batman en muchos años. El crimen bebe de la realidad y se muestra de manera cruda, rozando lo terrorífico en muchas ocasiones. No hay que olvidar que Adams se curtió durante años como dibujante de las publicaciones punteras de la editorial Warren. En Creepy y Eerie afianzó su estilo, y se nota en su aportación a estos números de Batman. Los ambientes lúgubres dan empaque a las historias de O´Neil, que aprovecha su asociación con un dibujante tan completo para jugar incluso con lo sobrenatural. La mezcla entre lo detectivesco y el toque gótico dan como resultado a un Batman canónico, perfectamente reconocible por el lector de hoy en día.

Neil Adams es sinónimo de espectáculo. El trabajo de ambientación es soberbio, pero el completo funciona por la intuición para escoger los tempos del relato. Si hay algo que llama la atención del trabajo de este legendario artista es el movimiento, el adictivo dinamismo de sus viñetas. El sentido de la acción es protagonista, y dota a sus cómics de un aspecto casi cinematográfico adelantado a su tiempo. Es un placer la lectura de estos cómics dibujados hace tantísimos años y que resultan tan atractivos como en su primera lectura, gracias a la habilidad atemporal de un maestro de maestros. Desde el primer plano a la apertura de página más osada, todo tiene sentido y orden para dar a cada historia una personalidad única.

Además, este equipo creativo de ensueño aporta su granito de arena al famoso elenco de villanos de Batman, con la introducción de Man-Bat, con un origen un tanto distinto al que conocemos hoy en día, o al peligroso R´as Al Ghul, clave para entender el universo de Batman tal y como está hoy en día. Protagoniza gran parte del volumen, enfrascados el Detective y el Diablo en la búsqueda de Talia, estrellas principales de esta historia que deriva en un arco argumental de innegables toques a lo James Bond.

Otra experiencia que ofrece este volumen es el reencuentro con un tipo de narrativa olvidado en el cómic actual. En una época dominada por arcos argumentales larguísimos, en los que las tramas tardan en cerrarse varios números (no hay más que ver el modelo de Snyder en la propia Batman de estos últimos años), aquí encontramos historias autoconclusivas, directas y perfectamente estructuradas para una sola entrega. No es que una cosa sea mejor que la otra, y los cómics, como cualquier medio de expresión , se adapta a los tiempos. Admito que la estructura a largo plazo me gusta (a riesgo de que alguno intente rayarme el coche, voy a decir que lo que está haciendo Hickman en Los Vengadores me parece alucinante), el reencuentro con esta clase de cómics es, al mismo tiempo, un respiro y un ataque de nostalgia.

Terrorífico Dos Caras
Terrorífico Dos Caras

Este volumen de Batman es imprescindible. Si os gusta el personaje, es básico para entender mucho de lo que es grande en este mito hoy en día. Es un momento clave en la historia del héroe, y de la historia misma de los cómics, gracias a dos autores dispuestos a arriesgar por algo diferente. Como decía hace unas líneas, el trabajo de Adams es atemporal, y resiste el paso del tiempo como pocos autores. Puede que hable un poco aquel niño que recibía aquel batregalo clave en su vida en las navidades del 89, pero, atando corto al fan, creo que no me equivoco en mi entusiasmo al ver de nuevo estas increíbles páginas.

Lo único malo que puedo decir es que la remasterización del material original es innecesaria. El nuevo color es un tanto excesivo y desvirtúa un poco la medida oscuridad de la edición original. Aunque no estropea la lectura, a mí, personalmente, me descoloca un poco. Además, las portadas de los números originales brillan por su ausencia.

En todo caso, no hay excusa si eres fan de Batman. Por un lado, es una excusa perfecta para reencontrarse con esta legendaria etapa si ya has leído su contenido. Si eres de los que la leen por primera vez, esta edición es todo un lujo a tu alcance. Así que a disfrutar, batmaniacos.

Para el que se lo esté preguntando, sí, todavía conservo aquel tomo. Como un tesoro.

ECC publica este tomo en su colección Grandes Autores de Batman. Contiene el material original The Brave and the Bold núms. 86 y 93 USA, Detective Comics núms. 395, 397, 400, 404 y 410 USA, Batman núms. 232, 234, 237,243, 244, 245 y 251 USA, recopilados en 272 páginas a todo color y encuadernadas en cartoné. El precio de venta recomendado es de 27 euros.

[note]Han sido muchos los autores que se han ocupado de las aventuras de Batman a lo largo de su historia, pero pocas etapas se consideran hoy en día tan clásicas como la realizada por Dennis O’Neil y Neal Adams entre 1969 y 1973, por fin recopiladas en un único tomo.[/note]

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CRÍTICA

Guión
´Dibujo
Edición

RESUMEN

O´Neil y Adams marcaron el futuro de Batman en esta etapa mítica. Imprescindible.

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