Todo el mundo que ha pasado por una clase de historia del arte conoce la importancia del nombre de Gaudí. Incluso aunque se sea un profano en la materia, si uno se ha dado una vuelta por Barcelona es capaz de reconocer la impronta de su obra en el dibujo de la ciudad, marcada por la extravagancia de este artista universal. Pero aparte de la propaganda y los folletos turísticos, creo que la importancia real de un genio no es sólo su capacidad creativa; también es definitoria la influencia que tiene en generaciones venideras, o en otros artistas de diversas disciplinas. Gaudí, en ese contexto, es indiscutible en su calidad de, efectivamente, genio, pues no sólo dotó de alma a una ciudad por encima del paso del tiempo, si no que su visión de la arquitectura ha sido base para la evolución de este arte. Más allá de la arquitectura, la visión global de su trabajo, hasta en los aspectos más aparentemente triviales, fueron de gran importancia en campos como el diseño. Y, no podía ser de otra forma, las artes audiovisuales no pueden escapar de la influencia de este visionario. No puedo evitar ver trazos de Gaudí en, por ejemplo, la Gotham City diseñada por Tim Burton para su Batman (1989), una especie de reimaginación siniestra del trabajo del arquitecto catalán.
Por supuesto, el cómic no puede evitar su encuentro con Gaudí, y en alguna ocasión su impresionante legado se ha paseado por las viñetas a nivel internacional. Batman se las vió con Killer Crock en las calles de Barcelona en El Caballero del Dragón, en cuya portada el Caballero Oscuro lucía majestuoso con la Sagrada Familia de fondo, un escenario ideal para las aventuras del murciélago. Y hace ya un tiempo leímos el regreso de Shade a las viñetas, continuando su estancia como secundario de lujo en la imprescindible Starman. En aquella miniserie de James Robinson, el ambiguo habitante de Opal City acababa su enésima aventura para salvar el universo a base de duelos a muerte entre la sinuosas formas de la inacabada catedral diseñada por Gaudí.
Quizá sea El Fantasma de Gaudí la primera obra en viñetas dedicada de manera total a la figura del arquitecto catalán. Lo bueno es que evita en caer en la pesadez autobiográfica o en las teorías más descabelladas que circulan alrededor de la figura de este artista universal, y los autores de este cómic hacen lo que mejor saben: construyen una trepidante trama policíaca con tintes fantásticos en la que la obra de Gaudí es protagonista, pero sin los excesos didácticos. Los elementos de la mezcla están equilibrados de manera inteligente y las imágenes hablan por sí mismas para establecer una ambientación consistente que cualquiera de sus pasos nos parecen totalmente reconocibles. Los escenarios escogidos de la obra de Gaudí son un personaje más, una especie de puerta a otro mundo que entra en conflicto brutal con el realismo que se respira en el guión de El Torres. Es precisamente por esta dualidad que el avance la historia nos atrapa, entre la presencia fantasmal escapada del pasado y la conspiración mucho más mundana que mueve los hilos de la historia.
Los personajes de El Torres se mueven con agilidad entre los clichés de las historias de detectives, pero tienen la suficiente personalidad para que nos sintamos preocupados por los terribles recovecos a los que conducen la investigación. Y, sobre todo, nos regala un personaje tan redondo como Antonia, lo mejor de este cómic junto a su genial ambientación. Toñi es una persona a pie de calle, anclada en un mundo insípido, imagen evidente de nuestros días. Aunque vive en Barcelona, apenas se ha parado a admirar la belleza de la ciudad, atrapada en la gris rutina de la supervivencia. La protagonista de esta historia es una mujer real, reconocible, atrapada por una situación incontrolable que se escapa de las fronteras de su limitado mundo. Su evolución, sus reacciones ante la brutalidad de la violencia, el viaje interior que plantea El Torres para ella… todo son aciertos en uno de los mejores personajes que he visto en mucho tiempo. Ella es nuestra improvisada guía por el mundo fronterizo de Gaudí, una escalera que une el cielo con la tierra. Y qué mejor que algo tan mundano como una cajera de supermercado, especial y entrañable, para este paseo a la búsqueda del paraíso del arte perturbado por el infierno de la violencia.
El trabajo de Jesús Alonso es algo sublime. La historia de El Torres encuentra el perfecto compinche en un tipo que controlo todos los aspectos de la narración para hacer de este cómic una maravilla visual. El diseño de personajes y el dinamismo de estos una vez inmersos en los maravillosos escenarios son brillantes, una lectura orgánica y sencilla que está llena de detalle y cariño. La responsabilidad de llevar a buen puerto un cómic tan visual y cinematográfico como El Fantasma de Gaudí no ha amedrentado a un artista que mezcla pasión, fuerza narrativa, intuición y habilidad para escoger la mejor solución visual al servicio de la historia. Porque eso es lo importante, que no pierde la perspectiva, ni cae en lucimientos ridículos. Cuando llega el momento de abrir plano, Alonso Iglesias os va a dejar sin aliento. Sobresaliente.
La edición de Dibbuks es uno de esos cómics tan bonitos que lucen de manera especial en la estantería. Uno de esos cómics, por su totalidad, que acabas regalando incluso a aquellos que no tienen mucho cariño por el mundo de las viñetas, porque sabes que, a regañadientes, admitirán que es algo especial tanto en forma como en fondo. Al vistoso volumen se añaden unos extras que, en mi opinión, son un lujo. Son, exactamente, lo que debe ser un complemento al cómic. Los diseños y comentarios incluidos en este tomo son ideales para entender las intenciones de los autores y su proceso creativo, que dan todavía más valor a la lectura. A veces no es fácil enseñar los trucos de la chistera, pero El Torres y Alonso Iglesias desnudan su obra sin complejos, y nos recuerdan la importancia de saber lo que se va a contar y cómo contarlo. Otro extra es la introducción del célebre Javier Sierra, escritor de fantasías pseudohistóricas, que por desgracia está más ocupado en hablar de sí mismo y sus rocambolescas teorías que en centrar sus comentarios en la magnífica obra que hoy comentamos.
El Fantasma de Gaudí es un inmersivo Thriller, que recuerda a la intensidad de las películas de David Fincher, con algún toque de estetas del crimen como el primer Dario Argento, todo ello presentado de manera rotunda gracias al fenomenal dibujo de Alonso Iglesias. Si los Ingleses tuvieron su mapa mágico de Londres gracias a Alan Moore y su From Hell, gracias a El Torres y Jesús Alonso Iglesias tenemos nuestro paseo por la Barcelona mística, dibujada por la imaginación inspiradora de Gaudí.
El Fantasma de Gaudí está editado por el sello Dibbuks, en un tomo muy elegante encuadernado en cartoné. 124 páginas a todo color con una interesante selección de extras, se completan con el prólogo del novelista Javier Sierra. El precio final de venta al público es de 22 euros. Muy recomendable, chicos.
El Torres (nombre de guerra de Juan Antonio Torres) es un todoterreno del cómic patrio, que se ha curtido en fanzines e independientes hasta llegar a ser uno de los guonistas más cotizados del panorama patrio. Sus obras han conseguido llamar la atención del mercado internacional, y ha conseguido publicar sus cómics con editoriales tan punteras como IDW o Image. Alguno de sus éxitos, Nancy In Hell o The Suicide Forest.
Jesús Alonso Iglesias viene del mundo del diseño y la animación, donde se dedicó a la producción de diseños y storyboards para series de TV y lagometrajes como El Cid. Tras una época como ilustrador de libros para distintas editoriales, se embarca en el mundo del cómic, donde ha publicado con editoriales españolas y francesas obras como Silhoutte.
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¡Un trepidante thriller policíaco ambientado en los principales monumentos de Gaudí!
Cuando Antonia, una sencilla cajera de supermercado, salva a un anciano de ser atropellado, desencadena una serie de terribles sucesos. En los principales monumentos construidos por el famoso arquitecto catalán Antonio Gaudí aparecen cadáveres terriblemente mutilados. La policía se encuentra en un callejón sin salida, y Antonia sigue asegurando que ha visto al fantasma de Gaudí.
Como en la realización de un buen manjar, El Torres ha utilizado las dosis perfectas de intriga, terror, pasión y locura en este trepidante thriller policiaco. El elegante dibujo de Jesús Alonso Iglesias no hace más que engrandecer esta obra, dando como resultado una unión perfecta entre guionista y dibujante. Según las palabras de Javier Sierra (periodista, escritor y autor del prólogo) “Gaudí quedó atrapado a principios del siglo XX en una visión del mundo que iba mucho más allá de los convencionalismos, y justo es ese espíritu el que ha sido ahora comprendido y recuperado con acierto por los autores de este cómic”.
El gran trabajo de estos dos autores también tiene su edición en catalán: Els fantasmes de Gaudí.[/note]