Marte. Hemos enviado sondas, cohetes tripulados y a John Carter. Él, a su vez, nos ha traído aliens verdes con la mente súper desarrollada que querían conquistar la Tierra. David Bowie todavía se pregunta si hay vida en este planeta rojo que una vez fue el hermano gemelo del nuestro y así, la ciencia ficción lleva tiempo alimentándose del imaginario que existe alrededor de esta vasta superficie que se encuentra tan lejos de nosotros, pero que representa la primera parada hacia el universo conocido.
De hecho, es sabido que uno de los principales objetivos de la NASA hoy en día es determinar si puede haber vida basada en el carbono o agua en Marte y, sobre todo, si es habitable. Esa es la meta de la misión Ares III que desempeña la Comandante Lewis (Jessica Chastain) y su tripulación en el film Marte (The Martian): la extracción para el análisis de muestras con el propósito de determinar la existencia o no de agua en su superficie. Desafortunadamente, durante esta misión los astronautas se topan con una tormenta muy intensa que les obliga a evacuar el planeta de emergencia, dejando atrás al botánico Mark Watney (Matt Damon), a quien dan por muerto. Mark, que en realidad ha sobrevivido, deberá mantenerse con vida en un planeta hostil, echando mano de sus habilidades, conocimientos y fuerza de voluntad.
No, esta no es una película de ciencia ficción normal. No, no trataremos de averiguar qué pasaría si hubiera agua en Marte o si hubiera vida; este no es el objetivo del director Ridley Scott (Alien, Blade Runner) al contarnos la historia que Andy Weir ya escribió en forma de libro el año 2011. El objetivo es, básicamente, contarnos la historia de Mark Watney: una historia de superación personal, de la lucha del hombre contra la naturaleza… y contra la música disco de los 80.
El guionista Drew Goddard (Daredevil, The Cabin in the Woods) vuelve a mostrarnos su genio al trasladar a la gran pantalla una historia que podría haber sido, sinceramente, un drama tedioso al estilo Gravity (2013) —¿recordáis lo de la superación personal? ¿El hombre contra el inabarcable universo?— en una hilarante epopeya, un monólogo lleno que inteligentemente busca (y encuentra) un humor fresco y nada forzado mediante las escenas en que Mark Watney mantendrá conversaciones con los dispositivos de grabación de la estación y el rover de exploración espacial.
Matt Damon nos convence con sus ya conocidas dotes de interpretación y habilidades para conectar con el espectador al interpretar a un personaje que debería estar desesperado y confuso (y lo está), pero que recurre a su ingenio para sobrellevar todo lo que le está pasando. Como bien dice Vila-Matas: “el humor es lo último que se pierde”.
El otro punto de vista de la historia será el de la NASA en la Tierra y el resto de la tripulación, que viaja de vuelta a casa. Cuando descubran que Watney está vivo, se desatará una compleja trama que abarcará comparecencias públicas llevadas a cabo por el director de la NASA, interpretado por Jeff Daniels, que se encargará de la salud pública de la institución tras esta negligencia, y estudios científicos e ingeniería aeroespacial, que ayudarán a Watney a mantenerse con vida. La parte más humana del conflicto estará representada por la tripulación y su supervisor en la Tierra, interpretado por Sean Bean.
Y así navegamos los espectadores entre sonrisas, risas y carcajadas, momentos de pánico y momentos tristes, todo ello aderezado con la belleza de las imágenes de Marte, que nos dejan boquiabiertos. Os juro que he pensado: “Si algún día podemos ver imágenes de Marte en HD y no es así de bonito, que no me las enseñen.”
Para ser sinceros, si buscáis una película densa, que invite a la reflexión y con unos referentes de caerse de culo al estilo Interstellar (2014), no vayáis a verla. Marte es mucho más ligera, pero no por ello es menos ambiciosa: nos habla del aislamiento y la alienación personal, de la necesidad del ser humano de buscar una salida a cualquier situación. Marte no es una película de ciencia ficción normal, ya que nos muestra una faceta de este género introspectiva, íntima y muy humana.