Ya mencionamos en la crítica de ‘Los Juegos del Hambre: Sinsajo – Parte 1‘ que dividir en dos partes una adaptación de la última obra literaria de una saga no es siempre buena idea.
Existen casos como el de Harry Potter, con mucha densidad en sus libros, muchos personajes, subdivisión de tramas, y gran cantidad de círculos que deben ser cerrados, donde esta división está más o menos justificada.
‘Los Juegos del Hambre‘ quiso entrar en ese juego, que resultó un fiasco en el caso de la saga ‘Crepúsculo’, y nos encontramos ante la misma equivocación. Sería fácil hablar de ‘El Hobbit’ para nombrar otro ejemplo, pero no lo haré, dado que este caso es el de un único libro convertido en trilogía cinematográfica por la borrachera de egolatría que sufrió su director.
Esta segunda parte de ‘Sinsajo‘ peca de lo mismo que la primera, con una lentitud extrema en su narrativa y con escenas alargadas en exceso, así como primeros planos eternos que a veces producen vergüenza ajena, como cuando miras mucho tiempo a una persona a la cara y eres consciente de los múltiples defectos o rasgos llamativos que esta tiene.
Francis Lawrence parece que agotó todo su talento con ‘En llamas‘, la sublime segunda entrega de la saga, ya que si bien ‘Sinsajo Parte 1’ no dejaba tan mala sensación al saber que llegaría esta película final, ahora, al tenerla ante nosotros, la decepción es total. Ya hemos llegado al final del camino y nos quedamos con cara de tontos rogando que no haya más metraje, por favor. Porque esta vez sí que está todo dicho.
Creo que la anterior película abusó de unos diálogos pedantes e infinitos, que siempre dejaban al espectador con cierta sensación de que se ponía al límite su inteligencia, o bien que se le consideraba tremendamente estúpido. ‘Sinsajo Parte 2‘ ha decidido borrar este problema de raíz, es decir, eliminando directamente los diálogos. No es que no se hable en la película, sino que apenas se encuentran conversaciones o frases de más de dos renglones, salvo en el pequeño epílogo final.
Estamos, por lo tanto, ante el peor guion de las cuatro películas, y con una historia aburrida, nada constante, y con unos actores que parecen cansados de repetir una y otra vez el mismo papel, mostrando las mismas caras, poses y movimientos que en las tres partes anteriores. Para constatar esto, cabe mencionar como anécdota que durante el único encuentro que se produce entre Katniss y el presidente Snow, este último le reprocha con nostalgia a la protagonista que echa de menos las conversaciones profundas que tenían en el pasado, lo que es un fiel reflejo del sentimiento generalizado que profesa toda la película.
Actores consagrados, como Julianne Moore o Woody Harrelson, se aburren tanto con sus papeles que parecen pedir a gritos desaparecer de cada escena lo antes posible. Del mismo modo, Donald Sutherland ha perdido el encanto de villano despiadado que tanto aterraba en pases anteriores.
Lo más triste a nivel de actores es que la última película del fallecido Philip Seymour Hoffman no ha hecho justicia al rebosante talento que tenía este actor. Y su personaje Plutarch Heavensbee pasa prácticamente desapercibido.
Liam Hemsworth confirma que solo es una cara bonita, con mucho músculo, que no tiene nada que aportar. Quizás debería recibir algún tutorial gratuito de su hermano Chris, para comprobar que a veces músculo e interpretación son compatibles.
Jennifer Lawrence ya hace tiempo que cansa y no sorprende. Ha ascendido muchos peldaños y al mismo tiempo perdido crédito. La nueva novia de América se ha creído que lo es, y cuando no tiene una posible historia candidata al Oscar prefiere dar lo justo y no confiar en lo que interpreta, aunque romperé una lanza en su favor diciendo que con un guion así bastante hace. Ella dio vida y forma a Katniss Everdeen, dotándola de una personalidad y carisma hechos a su medida, y ella misma ha sido quien ha matado al personaje para que nadie más lo vuelva a interpretar. Lo que no parece saber Jennifer es que prácticamente ninguna persona en este mundo es imprescindible, y que la mayoría somos reemplazables.
Josh Hutcherson es el único actor salvable de la película. Cree en su papel y en sí mismo como actor, e incluso cuando no está en escena se percibe su presencia por el impacto que tiene su personaje, Peeta Mellark, en la historia. Suyo fue el redoble final de ‘Sinsajo – Parte 1‘ y suyo es el único mérito de una película olvidable e inventada para hacer caja. Aunque creo que poco me equivoco si auguro la peor taquilla de todas las películas de esta saga con ‘Sinsajo – Parte 2’.
Solo se han incluido dos escenas de acción, rodadas tan precipitadamente que exasperan a quien ha pagado su entrada para ver en esta película un desenlace que se antojaba dramáticamente antológico, pero que se acaba encontrando con una tomadura de pelo y una historia indigna para unos personajes y un drama que merecían mucho más. Una de estas escenas recuerda a cualquier enfrentamiento de ‘Resident Evil’ por la frenética sucesión de imágenes, giros y “steadycam” a granel que nos ofrece. La otra empieza emocionando con un prometedor e inesperado tsunami, al que solo le acaban faltando los patitos de goma que mete un niño en su bañera cuando todo concluye.
Y cuando parece que se alcanzará un clímax absoluto, justo en el tramo final, nos quedamos planchados porque todas las tramas han quedado resueltas por arte y magia de milagrosos fundidos en negro que solo son maquillados por unas melodías bastante planas, que nos dejan la sensación de haber sido escuchadas ya antes en otro lugar.
Quiero aclarar que hablo desde un punto de vista exclusivamente cinematográfico. No soy víctima del clásico odio que sufren en gran medida algunos lectores de libros, que ven profanadas sus obras favoritas por adaptaciones erráticas y denigrantes llevadas a la gran pantalla. No he leído ningún libro de esta saga literaria, pero sí he visto las cuatro películas que han supuesto su adaptación al cine, y por lo tanto he visto nacer, crecer y desaparecer a una saga que murió demasiado cerca de la orilla.
‘Los Juegos del Hambre‘ comenzó muy bien, continuó brillantemente con ‘En Llamas‘, dejó muchas interrogantes y cierta amargura en ‘Sinsajo – Parte 1‘, y con ‘Sinsajo – Parte 2‘ ha decepcionado y borrado toda huella del buen hacer anterior, bañando con lodo una historia que podría haber dado mucho más de sí, y con un final de lo más previsible y soso que se haya visto en el último lustro.
Me encantaría encontrar algún día una versión del director, o de cualquier valiente que se atreva, condensando ‘Sinsajo’ en una única película, borrando todo lo malo de ambas películas, que es mucho, y salvando solo lo bueno, que ciertamente escasea.
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En ‘Los Juegos del Hambre: Sinsajo – Parte 2’, tras darse cuenta de que hay más en juego que solo la supervivencia, Katniss Everdeen forma un equipo con sus amigos más cercanos, incluyendo a Peeta, Gale y Finnick, para la misión final. Juntos dejan el Distrito 13 para liberar a los ciudadanos de la devastación de la guerra de Panem y asesinar al Presidente Snow, quien está obsesionado con destruir a Katniss. Tendrán por delante trampas mortales, peligrosos enemigos y elecciones morales que, en última instancia, determinarán el futuro de millones de personas.
‘Los Juegos del Hambre: Sinsajo – Parte 2’ es la cuarta y última de las películas basadas en la saga literaria de Suzanne Collins.
El reparto está formado por: Jennifer Lawrence, Josh Hutcherson, Liam Hemsworth, Woody Harrelson, Elizabeth Banks, Philip Seymour Hoffman, Jeffrey Wright, Jena Malone, Stanley Tucci, Donald Sutherland, Julianne Moore, Natalie Dormer, Stef Dawson, Evan Ross y Robert Knepper.
Dirigida por Francis Lawrence y la fecha de estreno fue el 27 de noviembre de 2015.
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