Caballero Luna: Cuenta atrás hacia la oscuridad, es un enhorabuena a los fans del personaje, porque recopila su etapa seminal que ha envejecido bastante bien y que marcó a la Marvel de finales de los 70´s, y para los que desconocen al personaje, es una oportunidad de oro para su descubrimiento
Todos tenemos nuestras filias y fobias dentro del mundo de la viñeta, muchas veces sin una razón concreta para que tal o cual personaje forme parte del universo personal como lector de cómics. Quizá el enmascarado de turno forma parte de algún momento especial, o simplemente su imagen es tan poderosa por sí misma como para cobrar esa importancia, aunque a ojos del mundo no pase de un segundón. El personaje del que hoy hablo tiene ese efecto en mi imaginario propio, ya que siempre ha tenido algo de fetiche a lo largo de mi larga historia como devorador de tebeos. Con esto quiero decir que hoy hago un ejercicio extra para dejar de lado al fan en beneficio de mi objetividad, pero me temo que no es producto de mis fijaciones personales el hecho de que este puñado de cómics protagonistas de los siguientes párrafos son parte de la leyenda de Marvel por mérito propio. Amigos, amigas, con todos ustedes el Caballero Luna.
La historia editorial de nuestro protagonista de hoy es digna de estudio, con subidas y bajadas considerables en cuanto a ventas y popularidad a lo largo de su dilatada carrera. Esto se traduce en etapas memorables, otras dignas de olvido y la mayoría del tiempo en la eterna cuerda floja del olvido definitivo. Al final, ya sea con cabecera propia o como parte de la alineación del supergrupo de turno, Caballero Luna se ha convertido en un auténtico superviviente del medio, cabeza visible de ese ejército de personajes secundarios con un aura especial. Sin duda, la mitología propia del puño de Konshu es de las más atractivas y misteriosas del elenco de la Casa de las Ideas, y el tomo que publica Panini nos ofrece la oportunidad de dar un vistazo a los orígenes de este carismático luchador contra el crimen.
Este imprescindible volumen nos sitúa a mediados de los años 70 del siglo pasado, una época de consolidación del legado de la edad de plata de los cómics iniciada con la aparición de los 4F y lo que hoy conocemos como Marvel. El mercado USA poco tenía que ver con el contexto en el que aparecieron todos esos conceptos que cambiaron para siempre el medio y lo sacaron del ostracismo, y, por supuesto, los lectores ya no eran esos niños abarrotando los kioscos de antaño. Habían crecido, y exigían a su pasatiempo favorito que también diese paso hacia la madurez que pedían los tiempos. Todavía quedaban algunos años para ese cambio rotundo de paradigma introducido por Alan Moore o Frank Miller, pero los primeros pasos se daban con autoridad por parte de autores empeñados en mostrar a sus lectores algo distinto.
Hablar del Caballero Luna implica el recuerdo a uno de los nombres legendarios de la industria, el genial guionista Dough Moench, auténtico todo terreno que ha dejado su impronta en las editoriales punteras del cómic, al frente de colecciones como Master of Kung Fu, Werewolf By Night (en cuyas páginas apareció nuestro protagonista de hoy) o una enorme etapa, tanto por la cantidad como por la calidad, al frente de Batman, a cuyo cargo estuvo a lo largo de más de 150 números.
Werewolf by night era el destino evidente de un guionista curtido en las publicaciones de la editorial Warren, famosa por revistas como Creepy. Su experiencia en títulos de terror fue aprovechada por Marvel, maniobrando para evitar el desastre de una colección que recordaba épocas mejores. No era el único título protagonizado por los viejos mitos del cine de terror, gracias a la versión más permisiva del Comics Code que imperaba en esos tiempos. Era evidente que el título dedicado al joven hombre lobo Jack Russel necesitaba un revulsivo que situase de nuevo a la cabecera en un novel aceptable de ventas, así que Moench se sacó de la chistera un enemigo a la altura de las circunstancias. Se trataba de un soldado de fortuna, dispuesto a venderse al mejor postor, que no duda en entrar al servicio del misterioso Comité, una sociedad secreta de criminales que pretendían usar a la bestia lupina para su propio beneficio. Armado con armas de plata proporcionadas por sus clientes, el mercenario Mark Spector se enfrentaba al hombre lobo, para terminar aliándose con éste en contra del consorcio, una vez descubre las auténticas intenciones de la banda.
El que parecía un personaje anecdótico, llamó la atención de los lectores y, por supuesto, de los editores de Marvel, en este caso Marv Wolfman, que compartía con Moench el entusiasmo por las posibilidades de su creación. En una inteligente jugada, incluyeron a Caballero Luna como estrella de Marvel Spotlight y posteriormente en The Hulk!, antes de idear una colección dedicada en exclusiva a este carismático personaje. En estas cabeceras, Moench dedicó tiempo y esfuerzo para dar identidad al Caballero Luna más allá de su origen como villano, y lo convirtió en un peculiar aventurero que ponía sus habilidades como antiguo mercenario al servicio de la lucha contra el crimen. Ser insinuaba en esos primeros compases que gozaba de ciertos poderes relacionados con la luna, consecuencia del encontronazo con Jack Russel y su peludo alter ego pero, con el tiempo, Moench matizaría el origen de sus habilidades sobrehumanas. Las intenciones del guionista quedaban marcadas desde el minuto uno, gracias a historias muy distintas al tono general de las publicaciones de Marvel. Caballero Luna se metía de lleno en tramas mucho más duras dentro del contexto del cómic americano, de referencias adultas y dirigidas a ese público que pedía a gritos algo que se acercase a sus preferencias. El realismo de la jungla urbana se colaba en cada viñeta, y los escenarios de la cruzada de Spector eran los callejones oscuros de la gran ciudad. El ambiente de serie negra acentuaba las habilidades de sabueso del intuitivo mercenario y los enemigos a los que hacía frente distaban de los pintorescos villanos de otras colecciones de la editorial. Asesinos en serie, terroristas, ladrones o criminales internacionales eran los encargados de dar sentido a la lucha de Spector.
Además, Moench dotó a su creación de una personalidad compleja, al filo de la locura, que se ha convertido en un tema recurrente en la historia del Caballero Luna con independencia del encargado de contar su atribulada vida. Las múltiples personalidades de las que hace gala este extravagante justiciero son algo más que una simpática peculiaridad, y serán detonante de los demonios internos que le acompañarán a lo largo de los años. Aquí vemos esos primeros pasos hacia la locura, que se verán acrecentados con la reescritura del origen del héroe. En el número 1 de la colección regular de Caballero Luna, Moench apuntaló la identidad de Spector como avatar de Konshu, deidad egipcia vinculada a la venganza y la noche, en un episodio de renacimiento al servicio de esta particular divinidad. Gracias a un retruécano narrativo, pero muy coherente con lo que leímos en aquellos números de Werewolf By Night, nacía el Caballero Luna que conocemos hoy en día, que ha ganado enteros en oscuridad y ambiente malsano, pero inamovible en cuanto al espíritu que le vió nacer.
Aparte de las evidentes virtudes de las historias de Moench, el plato fuerte de este tomo en la aparición estelar de un dibujante legendario, en sus primeros pasos hacia el estilo propio que define su carrera. Bill Sienkiewicz es, por lo que a mí respecta, un tipo que se merece estar en la lista de mejores dibujantes de cómics de todos los tiempos. Admito que me puede un poco, de nuevo, el fan enloquecido, pero he visto pocos artistas tan rompedores en tantos aspectos. En esta primera etapa, está muy lejos de aquel estilo extravagante que tantas críticas recibiría en su magnífica etapa al frente de Nuevos Mutantes y que elevaría a cotas de obra maestra en su colaboración con Frank Miller, Elektra Asesina. En Caballero Luna vamos a ver una versión de Sienkiewicz en formación, que bebe de una influencia clara y manifiesta: Neal Adams. Sobre todo en los primeros números, vemos esa referencia de manera evidente, pero con el paso del tiempo, y sin perder de vista a sus maestros, el joven dibujante que era entonces ganaba personalidad a pasos agigantados. Su manera de definir a los personajes, su línea cada vez más dura y agresiva, el manejo magistral de la viñeta para dotar de dinamismo endiablado a sus personajes y el estilizado diseño de los protagonistas hacen de la lectura de Caballero Luna una auténtica delicia. Las posibilidades el título ganaron en autenticidad gracias al trabajo de este artista imaginativo y valiente, dispuesto a dar a los lectores una experiencia visual diferente. La violencia explícita y la acción sin concesiones son una demostración de ritmo y movimiento. Y que portadas, chicos y chicas. Aunque el creador gráfico en las páginas de Werewolf by night fue Don Perlin, el aspecto que ha quedado en el imaginario Marvel nace del fantasmal vengador nocturno firmado por Sienkiewicz.
Caballero Luna se convirtió por derecho propio en un referente de aquella Marvel de mediados de los 70, que tantos cambios traía bajo el brazo. El realismo se daba la mano con el género superheroico, gracias, sobre todo, al plantel de magníficos secundarios que acompañaba a Spector en su lucha nocturna. A lo largo de los años, no podían faltar en sus páginas Frenchie, el incansable compañero de fatigas, o el eterno femenino de Marlene, un personaje fascinante. Lejos de ser la consabida damisela en apuros o el aburrido interés romántico del héroe, Marlene era una mujer de armas tomar, que se ponía muy física en cuanto la ocasión lo requería, y que aportaba un importante punto erótico bastante por encima de la media en un cómic Marvel, consciente ella misma de su poder de seducción.
Un lujo para los fans del Caballero Luna; por fin vemos una edición decente (que no perfecta) de esta seminal etapa, que ha envejecido bastante bien, precisamente por ese enfoque duro y callejero. La restauración del material original no es especialmente hiriente, y se ha respetado con bastante dignidad el espíritu del trabajo de Moench y, en especial, de Sienkiewicz. Los seguidores del personaje estamos de enhorabuena, y los que desconocen el personaje tienen una oportunidad de oro para el descubrimiento de un momento espectacular de sus aventuras, me temo, nunca superado por versiones modernas.
Este editado por Panini tomo es el primero de los dos dedicados a la etapa de Dough Moench y Bill Sienkiewicz al frente de las aventuras del Caballero Luna. Contiene Werewolf By Night 32 y 33, Marvel Spotlight 28 y 29, The Hulk 11-15, 17-18 y 20 (complementos), Marvel Preview 21 y Moon Knight 1-15 USA, lo que completa la etapa fundacional del personaje. 648 páginas recogidas en un libro de tapa dura que hará las delicias de los aficionados al cómic de superhéroes de calidad, lo podrás encontrar en tu librería favorita al precio de 39,95 euros.
[note]¡Comienza la recopilación en dos volúmenes de la mítica etapa clásica del Caballero Luna, con Doug Moench y Bill Sienkiewicz como principales artífices! Después del debut del personaje y unos erráticos comienzos, este formidable equipo creativo se hizo con las riendas de este superhéroe distinto de todos los demás. Mercenario, cazador de hombres lobo, millonario, taxista… ¿fantasma? Descubre al Caballero Luna desde su debut y hasta meterse de lleno en la más recordada de las épocas que viviera jamás, en que se convirtió en una referencia indiscutible del cómic estadounidense. [/note]