Dick Grayson es uno de los personajes de DC Comics con los que es más fácil identificarse. Pese a sus evidentes dotes acrobáticas, no es más que un chaval normal al que el destino le hizo pasar por una jugarreta macarra. Fue entonces cuando Batman, su padre adoptivo y en ocasiones hermano mayor, le enseñó a canalizar su ira de manera que pudiera utilizarla para el bien.
Pero, al contrario del murciélago, Grayson no es millonario, no está perturbado ni es prácticamente considerado un superhombre. Él es como el Spider-Man de DC, si bien aún provoca mayor empatía. Es simpático, bromista y tiene un código moral intachable. Tiene algo de picardía y un carisma único pese a estar rodeado de tantísimos personajes con largas trayectorias a su espalda.
Por todo ello y mucho más, es uno de los personajes favoritos del público. Sin embargo, nunca ha terminado de tener un hueco bien establecido. Como Robin era la mano derecha de Batman, pero cuando se convirtió en Nightwing pasó a ser concebido como una mezcla entre Daredevil y el propio Batman. Quizás fue en su época bajo la capucha de El Caballero Oscuro cuando consiguió ser más auténtico. Pero, durante Los Nuevos 52, estuvo perdido hasta que se convirtió en espía de Spyral.
En el primer volumen de ‘Grayson’, el agente se descubrió como un agente de una organización británica secreta que nade tiene que envidiar a 007 o a ‘Kingsman: Servicio Secreto‘. Al principio no daba muchas pistas sobre qué implicación tenía en el lugar ni cómo había llegado allí, pero pronto se descubrió que era un encargo del propio Bruce Wayne.
Al parecer, el líder de Spyral, el Señor Minos, tiene algo que ocultar. Bajo su rostro camuflado por un chip que altera la realidad sin que puedas ver su propia cara sino una especie de espiral en su lugar, parece ser que se oculta un personaje muy controvertido. Además, su misión particular es la de hallar las identidades de los superhéroes más poderosos de la Tierra. Entre los que se encuentran, por supuesto, los miembros de La Liga de la Justicia.
No se sabe demasiado sobre la implicación de Grayson en todo esto, pero este trabaja bajo el seudónimo de Agente 37 junto a la conocidísima Helena Bertinelli —también conocida como Huntress— que en esta ocasión se hace llamar Matrona. Juntos, ambos corren aventuras al estilo de ‘Misión Imposible’ que les lleva a recorrer todo el mundo y a luchar contra tramas sectarias de todo tipo.
De hecho, este segundo volumen comienza con la incursión del propio Grayson, Bertinelli y el villano Midnight —que en esta ocasión trabaja en conjunto con los agentes— en un desierto africano. Después de destapar una trama mafiosa, el helicóptero en el que viajaban se estrella y quedan atrapados en medio de la nada. Además, Grayson está empeñado a proteger a un bebé que acaba de nacer en el helicóptero y cuyo nacimiento comportó también la muerte de su madre.
En estas páginas volvemos a ver el espíritu de superación y esperanza del personaje, que además entabla una fantástica relación de amor-odio con Bertinelli y de rivalidad con Midnight. A lo largo de la historia vemos cómo los personajes secundarios toman una gran relevancia y, aunque esto deja a Grayson, a veces, en un segundo plano; también da peso a un argumento que nada tiene que envidiar a las grandes cabeceras de la editorial.
El protagonista demuestra encontrarse en su salsa una vez ya se ha hecho con el estilo de Spyral. Mientras juega su doble papel, parece estar encantado con este nuevo trabajo que también le da una importancia que pocas veces había tenido anteriormente. Desempeña su rol a la perfección y, cuando la cosa se pone fea, sabe estar a la altura.
En este tomo los villanos principales son los autodenominados “Hijos de Caín”, una secta con un gran misterio detrás. Desde Spyral, el objetivo principal es derrocarlos, por lo que Grayson tendrá que cumplir con su misión. No obstante, a su vez tiene que saber los motivos que empujan a esta rivalidad y cómo saldarla desde su punto de vista como infiltrado. Todo un reto que consigue enfrentar con dificultad pero gran éxito.
Lo más llamativo del volumen, aun así, es el halo de misterio que recorre cada una de las escenas. Quedan muchas cosas en el aire que prometen ser resueltas durante los próximos tomos, por lo que cada nuevo paso que dan en la colección nos acerca más hacia un final que promete ser impresionante.
Poco hay que reprochar al guion de Tim Seeley, que aporta gran frescura al personaje y a todos los que le rodean. La historia es sólida y se nota, pues cada viñeta destila una grandeza única que solo puede conseguirse cuando una serie es válida.
Por su parte, el dibujo de Tom King y, sobre todo, de Mikel Janín, se antojan inmejorables. Saben aportar el máximo a una colección que se sostiene, en gran parte, gracias a su fresca labor. Janín va varios pasos por delante de King en este sentido, y quizás se note demasiado la diferencia entre los ilustradores. Aun así, todas las páginas se sostienen por sí mismas.
‘Grayson’ #2 puede conseguirse por un total de 11,50€ editado por ECC Cómics. El formato es en rústica —bastante mejorable; se recomienda usar fundas— y cuenta con un total de 112 páginas en las que se incluyen portadas alternativas y artículos sobre otras colecciones.
Tim Seeley
Tim Seeley es un escritor e ilustrador de cómics muy arraigado al mundillo geek. Trabajando para Image Comics desde 2003, ha coguionizado y codibujado distintas obras de todo tipo tanto para esta editorial como para otras como Dark Horse o Devil’s Due Publishing. Sus cómics más conocidos son los de ‘G.I. Joe’, aunque también es famoso por otras obras como ‘Revival’. También trabaja para DC Comics en la actualidad, donde guioniza la serie ‘Grayson’ acompañado del guionista Tom King.
[note]GRAYSON NÚM. 02
Tras un primer tomo en el que quedó patente el potencial de esta nueva cabecera, continúan las aventuras en solitario de Dick Grayson, con Helena Bertinelli y Midnighter como secundarios recurrentes. Además, este mes también disfrutaremos del primer anual de la colección.[/note]