Creo que existen dos maneras destacadas de ver esta película: desde el punto de vista de un niño que quiere ver un producto de dibujos animados, independientemente de que conozca los personajes o no; o desde la perspectiva de un admirador de las tiras cómicas de ‘Peanuts‘ y de Carlitos (o Charlie Brown en inglés) y su perro Snoopy.
En este caso conozco ambas visiones porque acudí al cine con mis hijos, que sólo sabían de los protagonistas de oídas, y además soy un gran seguidor de las tiras de Charles M. Schulz.
Todos los niños de la sala se divirtieron mucho con la cinta de Steve Martino, y yo con ellos, y puedo decir que es un gran homenaje a nuestra infancia y a la de nuestros hijos.
La historia se centra en las penurias de Carlitos, y la mala suerte que le persigue en casi todo lo que hace. Pero esto le convierte en un personaje entrañable y cercano, ya que ¿quién no se ha sentido incomprendido, o que el mundo estaba en su contra, alguna vez cuando era niño?
Así mismo, paralelamente, Snoopy vive aferrado a su amo y al mundo de fantasía del que siempre hace gala en las tiras cómicas, protagonizando una película alternativa a la historia contada, pero directamente relacionada.
Ambas subtramas son cuidadas deliciosamente por Craig Schulz y Bryan Schulz, hijo y nieto del creador de ‘Peanuts’ respectivamente, y con muy buen gusto. Es admirable y destacado que familiares cercanos a Schulz hayan sido los responsables del guion de esta historia, porque eso mantiene la esencia de las tiras, pero sin olvidar que se trata de un producto cinematográfico.
La historia de Carlitos y su empeño por agradar a la chica nueva de su clase es divertida y agradable, y tiene la pizca justa de respeto para no convertirla en algo ñoño o vergonzante. A los adultos nos evoca a esos primeros amores no correspondidos de la escuela, y a todo lo que hacíamos por llamar la atención de esa chica o chico que nos gustaba, y que generalmente pasaba desapercibido. Y a los más pequeños les hace sentir cercanos a unos personajes que son un compendio de todas sus emociones y sentimientos actuales.
Ha sido un acierto enorme, desde mi punto de vista, dejar a los adultos en un plano subjetivo y omitido en toda la película, porque no hay que olvidar que es una cinta infantil, dirigida exclusivamente a un público menor, y con niños y sus mascotas como únicos protagonistas. No hay una sola imagen de un adulto en todo el largometraje, y cuando alguno de ellos hace una intervención, siempre fuera de plano, su diálogo es transcrito como un susurro intraducible e indescriptible, pero totalmente adivinable, tanto por pequeños como mayores. Puedo constatarlo, por mi parte adulta y por la impresión de mis hijos.
Por otra parte, la historia de Snoopy, con su empeño por rescatar a la perrita de sus sueños, y su lucha contra el malvado Barón Rojo, es otro acierto rotundo. Nunca está de más dentro de la historia principal, que es la de Carlitos, y es recibida como un soplo de alegría en la trama, sirviendo como paréntesis y respiro para nunca perder el humor que en ocasiones puede sentirse por los sinsabores que sufre el amo del perro de raza “beagle” más famoso del mundo.
Este es el único pero que se le puede otorgar a la película en ocasiones: su excesivo dramatismo en algunas secuencias, acompañadas de música nostálgica en demasía. Pero afortunadamente no es algo en lo que se dedique tiempo máximo, y por ello tampoco es del todo criticable. Quizás los pequeños de la casa se pierden un poco con algunas emociones, pero para eso estamos nosotros, los adultos. Para hacerles entender cosas fuera todavía del alcance de su comprensión.
Steve Martino ha sabido perfectamente satisfacer al público que iba a acudir al cine a ver su película, y ha demostrado que su elección para dirigir este exigente producto no ha sido fortuito. No fue casualidad que tomase los mandos de ‘Ice Age 4: La formación de los continentes‘, y no lo ha sido que haya hecho lo propio con este divertido homenaje al universo ‘Peanuts’.
Visualmente hay múltiples guiños a las tiras, con imágenes que todos recordamos de ellas. Tales como los gestos de Carlitos y otros niños al llorar, signos alrededor de ellos para transmitir emociones concretas, y personalidades totalmente justas y calcadas de personajes como Patty, Lucy o Linus, que cobran aquí vida tal y como lo hicieron el día que leímos y vimos sus tiras.
En resumen, nadie saldrá decepcionado con una historia muy bien contada, que homenajea honrosamente a los personajes de Charles M. Schulz, y que respeta tanto a los pequeños espectadores como a los adultos admiradores.
Técnicamente alcanza cotas máximas de perfección, cuidando hasta el más mínimo detalle, tanto en el trazo de los personajes, como en los decorados y en los ambientes, dotando de un color a sus imágenes que para nada está de más, teniendo en cuenta que las tiras que todos conocemos siempre han sido en blanco y negro. Nunca pierde su propia identidad la película, y no se echa en falta un toque “vintage” en su metraje porque es ampliamente reconocible que estamos ante un producto del siglo XXI, y es lo mínimo exigible. Haber hecho otra cosa habría sido un error, porque para eso existen las tiras originales. Al pan, pan, y al vino, vino.
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Carlitos, Snoopy, Lucy, Linus y el resto de la adorada pandilla de Peanuts debutan en la gran pantalla como nunca los habíamos visto: en animación en 3D de última generación. Carlitos, el desvalido más querido del mundo, se embarca en una búsqueda épica y heroica, mientras que su inseparable compañero, el adorable sabueso Snoopy, se eleva a las nubes para perseguir a su archienemigo, el Barón Rojo.
Nacida de la imaginación de Charles M. Schulz y de los creadores de las películas de ICE AGE, CARLITOS Y SNOOPY: LA PELÍCULA DE PEANUTS demostrará que hasta el más desgraciado tiene su día de gloria.
Dirigida por Steve Martino, autor de ‘Ice Age 4: La Formación de los Continentes’ y ‘Horton’, fue estrenada el 25 de diciembre de 2015.
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